Ullán reúne en 'Como lo oyes' una selección de sus columnas periodísticas
A ritmo de una guaracha de Myrta Silva de los años cuarenta, de cafetín y de poesía se presentó en La Casa Encendida de Madrid Como lo oyes (Articulaciones), de José-Miguel Ullán, y Buenas noticias para el lector de poesía, de Pedro Provencio, ambos editados por la editorial Dossoles dentro de su colección Crítica.
Pedro Provencio ("mi poética es mi lectura", dice el crítico) analiza en su libro a poetas como Alberti, Cirlot o Pedro Casariego. En Como lo oyes, Ullán reúne una selección de las columnas que publicó semanalmente en EL PAÍS entre abril de 1994 y julio de 1998. Sesenta artículos (en su versión íntegra y corregida) que, según el director de la colección, Miguel Casado, son "una de esas radicales maniobras de subversión de los géneros que resultan capaces de alumbrar un espacio nuevo". Según Casado, "sobre la huella de múltiples géneros tradicionales", como la crítica de costumbres, el tema de España, el periodismo cultural, la semblanza necrológica, el relato de viajes o el diario, Ullán convoca "una gama amplísima de personajes y referencias".
Ruth Toledano, encargada de presentar el libro de Ullán, dijo: "Creo que Ullán plantea en sus columnas el dilema que él mismo apunta que estaba ávido de resolver Valle-Inclán: si somos 'almas en pena o somos hijos de puta'. Algo de todo hay. Y me imagino que hay en su escritorio, en el de Ullán, lo mismo que él nos recuerda que imaginaba Gómez de la Serna en un cajón de todas las mesas de despacho: una pistola y un abanico de plumas. Entre ellos, el humor. Porque, cuando el lenguaje mayoritario es convencional, comercial, correcto, aburrido, lineal, subalterno, Ullán, brillante y guasón, se pone a jugar con todas las palabras, y su prosa ejecuta el certero disparo de la razón al tiempo que cura la herida con el cosquilleo balsámico de la risa. Y la risa es floja pero no es fácil".
Con ese aire guasón al que hizo referencia Toledano, Ullán leyó una de las columnas que incluye en Como lo oyes. El escritor eligió Recortes, pechugas, canciones, escrita el 4 de abril de 1998. Un pasaje cotidiano en casa de unos amigos mexicanos en el que se mezclan las recetas culinarias con referencias a Molotov ("exitoso y tontiloco grupo"), con Paquita la del Barrio ("en titulares: 'Paquita la del Barrio ya no cree en el amor') o tararea a María Luisa Landín: "Decidido, voy a poner a Landín: 'Pero no hay que llorar, / hay que saber perder, / lo mismo pierde un hombre / que una mujer". Al terminar la lectura sonó en La Casa Encendida la vieja guaracha Mamy, de Myrta Silva, "conocida como la bombonera de San Juan", aclara Ullán.
Babelia
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