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EL DEBATE TERRITORIAL

El PSOE reúne a sus presidentes para evitar que polemicen sobre el Estatuto catalán

Todos coinciden en una cena con De la Vega, Blanco y Rubalcaba en huir de la estrategia del PP

Carlos E. Cué

El PSOE y el Gobierno han realizado un intenso trabajo de coordinación, que concluyó anoche en una cena, para evitar enfrentamientos entre los presidentes socialistas en el debate sobre el estado de las autonomías. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega; el secretario de organización, José Blanco, y el portavoz parlamentario, Alfredo Pérez Rubalcaba, cenaron con todos para intentar que se eviten polémicas sobre la reforma de la financiación y el Estatuto catalán. Los presidentes aceptaron la petición, pero algunos destacaron que sus posiciones sobre la financiación no son coincidentes.

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Rubalcaba se empeñó ayer, después de reunir a las direcciones del Grupo Socialista en el Congreso y Senado para preparar el encuentro, en dividir el debate en dos grupos. "Será un debate entre dos posiciones claramente marcadas: la del PSOE, que está a favor de las reformas; y la del PP, que está por el inmovilismo, tanto en los estatutos como en la reforma del Senado. Es el viejo debate en España sobre estos asuntos", subrayó.

En realidad, aunque todos los presidentes socialistas estén, efectivamente, de acuerdo en la necesidad de abrir el paso a las reformas tanto de los estatutos como del Senado, hay un tercer debate, que se basa en los modelos de financiación que proponen. Las ideas que sobre este asunto tiene el catalán Pasqual Maragall -sobre todo la de pagar por renta y recibir por población- son bien distintas a las del extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, por ejemplo.

En la cena, que concluyó a medianoche en Madrid, entre bromas e ironías por parte de este último, según uno de los asistentes, esa diferencia quedó clara, aunque no generó ninguna tensión. Eso es exactamente lo que los socialistas esperan del debate de hoy. En esa misma reunión todos coincidieron en la necesidad de huir de la estrategia del PP de concentrar el debate en el Estatuto catalán, un tema que no figura en el orden del día.

Los socialistas asumen que en su partido no es posible, ni siquiera razonable, que todos acudan al Senado con una voz única. "Los presidentes no acuden como socialistas, sino como presidentes. Cada uno defiende el modelo que le va mejor a su comunidad", explicó ayer Rubalcaba. Pero lo cierto es que tanto la cúpula del partido como el Gobierno han trabajado intensamente en los últimos días para fijar unos criterios comunes.

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El punto de encuentro estaría más o menos donde lo situó ayer Rubalcaba: "El sistema de financiación actual no funciona, eso es una evidencia. Ha quedado claro con la discusión sobre la financiación sanitaria. Todos queremos cambiarlo; ahora habrá que escuchar a los presidentes para buscar los elementos comunes". Lo que pretende evitar el PSOE a toda costa es precisamente lo que persigue el PP: que el debate se centre en el modelo de financiación previsto en el Estatuto de Cataluña, que Maragall estaría obligado a defender y todos los demás a rechazar.

La dirección del PSOE asume que es muy difícil lograr que Ibarra cambie su tono crítico, pero al menos se puede intentar que se quede solo, como le sucedió en la última reunión de la Ejecutiva federal del partido, donde fue el único que centró su discurso en la gran desazón que le produce el proyecto; aunque luego aceptó sin problemas el documento elaborado por los expertos consultados por el PSOE como guión para recortar las exigencias de la propuesta catalana.

Los socialistas, por tanto, tratarán de hablar más de los puntos que les unen, como la reforma del Senado. El portavoz del PSOE en la Cámara alta, Joan Lerma, buscó ayer las contradicciones del PP en este asunto, recordando que, a pesar de que ahora se opone a cualquier reforma de la Constitución para modificar las funciones y la composición del Senado, el propio Mariano Rajoy, cuando era ministro de Administraciones Públicas y gobernaba con apoyo de los nacionalistas, defendía la conveniencia de esa modificación. "Seguramente se pondrá en marcha una ponencia para reformar el Senado tras el pronunciamiento del Consejo de Estado. ¿Se puede negar el PP a participar? No creo que se quede fuera", se contestó ayer Lerma.

Después del debate, se votarán las mociones, la próxima semana. El PSOE ya está trabajando para buscar el apoyo de todos los nacionalistas e IU, de manera que, una vez más, el PP se quedaría solo.

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