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Reportaje:

Pocos discos para los niños

Las discográficas vascas prestan escasa atención al público infantil, que reporta ingresos discretos

Distintas discográficas vascas han puesto en circulación en los últimos meses grabaciones destinadas al público infantil firmadas por Oskorri (Doktor Do Re Mi eta Benedizebra), los payasos Txirri, Mirri eta Txiribiton (Altza Pelipe!) o Fermin Muguruza (Xomorroak). El cantautor irunés Jabier Muguruza pretende poner en marcha antes de fin de año Mara Mara, un sello especializado en ese tipo de grabaciones. Pese a ello, o al éxito de otros discos para niños editados en el mercado nacional (de los cuatro CD de Los Lunnis publicados hasta ahora se han vendido más de 700.000 ejemplares, por ejemplo), lo cierto es que este tipo de productos sigue sin ocupar un lugar de preferencia entre los lanzamientos de las editoras vascas.

"Los lanzamientos infantiles, si no están garantizados por una aparición televisiva, tienen mucho riesgo"

"Hoy día, el producto audio infantil no suele ser muy competitivo si no lleva también imagen y eso dificulta las cosas", afirma Anjel Valdés, director de la sección musical de Elkar, firma que cuenta con unos 40 trabajos para niños entre sus más de mil referencias.

Esta editora ha recuperado en formato CD nueve discos de la colección Xixupika, trabajo pedagógico sobre la música y la psicomotricidad publicado hace 25 años por Xirula Mirula, pero las expectativas de venta no son enormes.

Lejano ya el hito de Oskorri, que llegó a despachar más de 30.000 ejemplares de su Katuen testamentua, lo cierto es que cualquier editor puede considerar ahora un éxito dar salida a 3.000, cifra alcanzada por las últimas canciones de Txirri, Mirri eta Txiribiton. E incluso si sólo ronda las 2.000 unidades vendidas, como sucedió con Eraik dezagun ikastola berria Zuberoan, recopilatorio de Esan Ozenki. Con esas cifras como tope, es difícil enriquecerse, por lo que la actividad resulta poco atractiva para los empresarios autóctonos.

Desde Gaztelupeko Hotsak, que ha editado libros ilustrados por Juanba Berasategi y completados con un CD-Rom para acercar la poesía a los adolescentes, Xarra Azkarate asegura que no han lanzado discos infantiles porque no les "ha cuadrado, simplemente".

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Asier Zulueta, de Metak, cuyo logotipo sólo luce en un trabajo de este género, reconoce que el suyo "no es un sello que haya nacido con intención de prodigarse en producciones infantiles". "Hay un problema con la edición musical destinada a la infancia, y es que prácticamente todo está relacionado con el merchandising de los programas televisivos, series y películas, lo cual dificulta a las discográficas plantearse producciones", agrega.

El sello que ha editado el último disco del trío de payasos Txirri, Mirri eta Txiribiton es Elkar, y su director ratifica que la televisiíon resulta una competencia imbatible. "Existe un problema reciente debido a que los canales de televisión, incluido el vasco, al ver el gran potencial comercial de su franja han comenzado a comercializar sus productos y, como resultado, los lanzamientos infantiles, si no están obviamente garantizados por una aparición televisiva o por la marca de la casa, conllevan mucho riesgo", concluye Anjel Valdés.

Con ese panorama, las novedades seguirán llegando en próximas fechas con cuentagotas. Entre las compañías existentes, sólo está prevista la distribución en tiendas de Egizu lo. Loratarako kantak, un recopilatorio de canciones de cuna auspiciado por la propia Elkar.

La principal excepción en este panorama será Mara Mara, el sello especializado que pondrá en marcha Jabier Muguruza, quien ya ultima la primera referencia. "Están las composiciones hechas y estoy trabajando con Mikel Azpiroz en el estudio, con textos de Juan Kruz Igerabide, un gran escritor para niños", señala el cantautor. "En este caso, son composiciones mías, pero pienso que hay gente muy buena que puede hacer cosas para niños, y que es un terreno que está muy descuidado. Se hacen unas cosas de payasos y tal, pero falta calidad", sentencia Muguruza.

Esa falta de calidad no pasa desapercibida para los propios menores que, en contra de lo que algunos piensan, no tragan con todo lo que les echen. "Es verdad que se dejan llevar antes por su fantasía y por el primer impacto publicitario, y caen muchas veces en pedir y conseguir productos con los cuales no se sienten satisfechos, pero está claro que si no les gusta a la primera no les va a interesar. En eso son el público más exigente, el más puro y el más intuitivo", describe Valdés.

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