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Reportaje:LA GRIPE AVIAR

La lección holandesa

Los Países Bajos sufrieron en 2003 una epidemia que costó la vida de un veterinario, el sacrificio de 30 millones de pollos y 270 millones de euros

Isabel Ferrer

Hace dos años, Holanda se vio sacudida por una epidemia de gripe aviar. Aunque de una variante distinta a la actual, el virus acarreó la muerte de un veterinario, la movilización del Ejército, el sacrificio de 30 millones de pollos (un tercio del total) y un coste final de 270 millones de euros.

Los epidemiólogos establecieron que las aves se infectaron al entrar en contacto con patos salvajes o con sus heces. Para combatir el brote, que alcanzó también a las granjas fronterizas de Bélgica y Alemania, el Ejército se encargó de impedir que las aves fueran transportadas de un lugar a otro del país. También se prohibió la venta de la carne y de los huevos de gallina, así como su exportación. Hubo además una víctima mortal, un veterinario que acudió a certificar la presencia del virus en diversas fincas y falleció poco después. Los análisis confirmaron la presencia en su sangre del virus aviar sin que éste hubiera sufrido mutaciones. "Contrajo la enfermedad de las aves", confirmó el Ministerio de Agricultura. Varios expertos y trabajadores del sector se quejaron a su vez de conjuntivitis, y el Gobierno ordenó la vacunación de todos los que participaban en las operaciones de vigilancia y limpieza de las explotaciones.

Considerado uno de los mayores productores mundiales de aves de corral, con unos 80 millones de gallinas (43 millones para carne, 27 millones para huevos y el resto para la crianza), a Holanda le costó 270 millones de euros combatir la gripe aviar en 2003. Dicha cantidad salió de las arcas del Gobierno, la industria avícola nacional y la UE. Cuando aparecieron las primeras aves muertas hace dos años, la agricultura holandesa arrastraba las pérdidas por problemas anteriores. En 2002, hubo que deshacerse de 250.000 vacas por culpa de la fiebre aftosa. Varios miles más acabaron en los mataderos por haber consumido piensos con hormona del crecimiento, producto ilegal. Teniendo en cuenta que Holanda exportó en 2002 casi 8.000 millones de huevos en perfecto estado por valor de 427 millones de euros, la llegada de la epidemia avícola poco después supuso un desastre nacional. Eso sí, la reacción de las autoridades fue pronta y saludada en Bruselas. La Haya comunicó inmediatamente a la Comisión Europea lo que ocurría y paralizó las exportaciones. El sacrificio en masa de las aves y la prohibición de sacarlas de sus granjas fue también rápido.

Ante la posible llegada del brote actual, la respuesta oficial holandesa ha sido aún más rápida. Esta vez se trata de prevenir contagios, y unos cinco millones de pollos llevan encerrados en los corrales desde el pasado 22 de agosto. Se trata de los incluidos en granjas orgánicas y los que son sacados unas horas al exterior. La mayoría de los 80 millones criados en el país permanece siempre a cubierto.

Una granja de Roermond (Holanda), afectada por la gripe del pollo en 2003.
Una granja de Roermond (Holanda), afectada por la gripe del pollo en 2003.REUTERS

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