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La mitad de los 13.000 aspirantes a la Escuela Oficial de Idiomas de Valencia se queda sin plaza

Ignacio Zafra

La Escuela Oficial de Idiomas de Valencia recibió 13.000 preinscripciones para el curso 2005-2006. Sólo 6.000 han conseguido plaza. La Escuela cosecha cada año el mismo éxito de demanda y padece cada año la misma falta de capacidad de un edificio, construido a principios de los años 60, en el que no cabe ni un alumno más.

En junio de 2004, el consejero de Educación y Cultura, Esteban González Pons, informó de que había pedido al Ayuntamiento la recalificación del solar para venderlo de la forma "más rentable posible". El dinero obtenido serviría para financiar la nueva sede de la Escuela Oficial de Idiomas (EOI), probablemente en el entorno de La Font de Sant Lluis. No era el primer anuncio que el Consell efectuaba al respecto.

El número de 13.000 preinscritos se refiere a los aspirantes a matricularse en primer y cuarto curso, lo que corresponde al inicio del ciclo elemental y del ciclo superior respectivamente. Los alumnos sólo pueden acceder al resto de cursos habiendo cursado y aprobado el anterior.

El éxito de la Escuela, según los propios alumnos, se sustenta en dos aspectos: Proporciona un título oficial al terminar cada ciclo que funciona perfectamente en el ámbito español, y es barato. Un curso completo, en cualquiera de los nueve idiomas que se imparten, cuesta entre 41 y 62 euros -dependiendo de si se es alumno antiguo o nuevo-. La matrícula de un trimestre en el British Council, por ejemplo, cuesta 510 euros, según su página de Internet. En el Instituto Francés, un curso anual de 90 horas -en la Escuela Oficial se imparten un mínimo de 120 horas por año- vale 650 euros.

Los precios públicos de la EOI van en paralelo a la proporción de abandonos que se registran cada año. De los 12.896 alumnos presenciales matriculados en el curso 2004-2005, aprobaron, entre las convocatorias de junio y septiembre, 4.353. Poco más de un tercio. La mayor parte de los suspendidos había dejado de ir a clase antes de Navidad.En la planta baja, junto al salón de actos, una foto de gran formato muestra el edificio de la Escuela Oficial de Idiomas poco después de ser construido. En primer plano aparecen dos automóviles aparcados: Un Seat 124 y un Simca 1000. La imagen da una idea de la época en la que se construyó la Escuela, y de las necesidades para las que fue concebida.

Cinco años antes del anuncio del consejero González Pons, otro titular de Educación y Cultura, Francisco Camps, hoy presidente de la Generalitat, aseguró que el traslado de la EOI a una nueva sede estaba próximo. La consecuencia de la falta de espacio es que unos 7.000 aspirantes se quedan fuera cada año; y es que la Escuela fue autorizada, hace tres años, a impartir chino mandarín y griego moderno y su enseñanaza no se ha implantado porque no quedan metros cuadrados, y es, también, que algunos profesores admiten que el alto grado de deserción de los alumnos a lo largo del curso permite que las aulas no estén tan sobresaturadas y que se trabaje mejor.

El exceso de demanda exige cumplir un procedimiento complicado antes de matricularse en la Escuela: El aspirante debe, en primer lugar, preinscribirse. Al cabo de unas dos semanas vuelve para asistir al sorteo de plazas. Si no la consigue, puede presentarse, 10 días después, al acto de adjudicación de plazas. En el acto se ofrece el mismo número de plazas que han salido a sorteo, y por tanto no debería haber demasiada esperanza para los aspirantes no premiados. La realidad es que sí la hay; muchos de los premiados en el sorteo renuncian sin presentarse a la adjudicación de plazas. En la última convocatoria de primero de italiano, por ejemplo, corrieron más de 60 puestos.

Una vez conseguida la plaza y matriculado, el aspirante puede descansar, pero también puede participar en el procedimiento de las permutas. Los alumnos apuntan en unas cartulinas, colgadas en el primer piso, el horario que tienen y el horario que les gustaría conseguir. Después esperan a que alguien en la situación contraria rellene su casilla.

Desencanto burocrático

El resultado es que "muchos se desencantan" antes de empezar las clases o antes incluso de realizar la preinscripción. Una fuente de la EOI indica al respecto que hace unos años el número de preinscritos no era 13.000 sino 20.000. El alto grado de no aprobados, dos tercios de quienes se matriculan, responde también al alto número de abandonos, que parece explicarse a su vez por lo económico que resulta cursar un idioma en la EOI.

Los hay que se matriculan de uno, dos, de hasta tres idiomas, y dejan las clases antes de Navidad. ¿Por qué? "Porque se matriculan mientras buscan un trabajo, que luego es incompatible con el horario, o porque les surge una cuestión personal. Si tienen demasiadas cosas, lo primero que dejan es la Escuela", asegura una profesora. Y añade: "Si pagasen 600 euros, lo pensarían mejor".

Un grupo de alumnos, ayer, frente a la puerta de la Escuela Oficial de Idiomas de Valencia.
Un grupo de alumnos, ayer, frente a la puerta de la Escuela Oficial de Idiomas de Valencia.JORDI VICENT

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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