Religión y educación con cambios
Uno de los editoriales del diario EL PAÍS del 7 de octubre vierte algunas afirmaciones acerca del proyecto de Ley Orgánica de Educación que creo no responden a la realidad. Permítame algunas aclaraciones al respecto.
1. En cuanto a los cauces ordinarios de relación con el Gobierno, hay que decir que la comisión mixta Iglesia-Estado se ha reunido una sola vez de manera puramente formal. El Gobierno no ha dialogado ni dialoga con la Conferencia Episcopal sobre la LOE.
2. El gran problema no es sólo la enseñanza religiosa, sino la educación y, por tanto, el proyecto de ley en su conjunto en el cual se cercenan el derecho primario de los padres a la educación de sus hijos y la misma libertad de enseñanza. El Estado se erige como único titular originario del derecho a la educación, quedando los padres y los centros educativos reducidos a meros concesionarios de tal derecho. Se trata de una clara estatalización contraria a la libertad de enseñanza.
3. La enseñanza religiosa no queda como siempre, ni sobre ella hubo pacto constitucional alguno. El proyecto de ley, ahora en el Parlamento, ha eliminado incluso que la religión sea de oferta obligatoria para los centros y voluntaria para los alumnos, e introduce un gravísimo cambio unilateral en el estatuto laboral de los profesores.
4. Por otra parte, el Gobierno de UCD estableció que la enseñanza religiosa se impartiera como asignatura optativa y evaluable, con la Ética como alternativa. Esta situación fue aceptada por todos hasta 1990, cuando la LOGSE introduce disposiciones discriminatorias para la religión. Nunca la Conferencia Episcopal ha pretendido que la enseñanza de la religión católica fuera obligatoria para todos, y, de hecho, nunca ha sido.
Nadie verdaderamente interesado en la salud de la democracia tendrá nada que objetar a que los padres defiendan sus derechos a escoger el tipo de educación que prefieran y la formación religiosa y moral que responda a sus convicciones con todos los medios legítimos a su alcance.
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