Como un torrente
Al productor Elías Querejeta le entregarán el lunes la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes. Un nuevo galardón entre los muchos por él recibidos. Parece como si de sopetón todos se hubieran dado cuenta de la importancia de la obra de este productor singular, motor de buena parte del mejor cine español. Querejeta es el productor con mayúscula, arriesgado, tenaz, imaginativo, peleador, impulsor de la modernización del cine español desde que comenzara a trabajar hacia mediados de los sesenta. Dicen igualmente que transforma a veces la obstinación en cerrazón, la tenacidad hasta la pesadez, la habilidad en manipulación, y que algún que otro enemigo suyo se considera a sí mismo un cadáver en la cuneta: "Siempre ha sido un personaje polémico", escribe Méndez Leite, que prepara un documental sobre Elías: "Muchos le adoran, otros le temen, y algunos guardan rencores que no han prescrito a pesar de los muchos años que han pasado desde que se infligió la supuesta ofensa".
El buen cine de Elías Querejeta -unas 50 películas, entre ellas de Saura, Erice, Gutiérrez Aragón, Ricardo Franco, Chávarri, Regueiro, Armendáriz, León de Aranoa, y tantos otros...- se enfrentaba en taquilla al cine popular de Mariano Ozores, Pedro Lazaga, Alfredo Landa, Cassen, López Vázquez..., en una época en que el público estaba definido ante cada espectáculo; no se mezclaban churras con merinas, ni lo que más importaba era ser el más taquillero: había lugares para casi todos, grandes o pequeños. Querejeta encontró el suyo en las carteleras españolas y en los festivales del mundo.
Esta noticia del premio aligera un poco la intoxicación masiva del espeluznante Torrente de Santiago Segura, líder de taquilla a pesar de, o precisamente por, su vulgaridad, xenofobia, misoginia, entre otras diversas guarrerías. "Yo no he visto ninguna película, ni en España ni en el extranjero, que tenga un protagonista gordo, asqueroso, gilipollas, tonto, estúpido, mal hijo, mal padre..., que rompa luego las taquillas y que la gente le adore", dice Tony Leblanc, el actor fetiche del exitoso director. Leblanc lo cuenta en el DVD promocional que este mes regala la revista Cinemanía. Quizá sea materia de investigación el atractivo que desprende este personaje "seboso, grasoso, granuliento, rijoso, borracho de güisqui castellano, con las meninges de un mamut, la puntería de un impedido visual grave y la sexualidad de un mandril en celo", en definición de la crítica donostiarra Begoña del Teso.
A Segura le ha llegado una demanda de la empresa privada Fundación Lumière, autoproclamados promotores del cine español, porque en el citado DVD ha arremetido contra Cinecito, el absurdo monigote creado por dicha empresa, "aquella mierda de mascota horrible que no sé de dónde salió y que gracias a Dios no ha vuelto a aparecer en ningún sitio". Como es de cajón, los de Lumière le piden como compensación 2 millones de euros. Estar a la que salta.
Otros aires, nada que ver con aquel Querejeta que se ganaba el mercado haciendo buenas películas. ¡Qué tiempos aquéllos!
Babelia
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