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Schröder y Merkel pactan el programa de Gobierno de una gran coalición

Queda pendiente la cuestión más importante, quién será el futuro canciller federal alemán

Las terceras conversaciones exploratorias sobre la posibilidad de un Gobierno de amplia base, es decir la gran coalición entre la democracia cristiana (CDU/CSU) y la socialdemocracia (SPD), concluyeron ayer en Berlín con un amplio acuerdo sobre las cuestiones programáticas. Al mismo tiempo, se aplazaron para una cumbre "próxima", que se espera para esta misma tarde o noche, entre los cuatro máximos dirigentes de la CDU/CSU y el SPD, las llamadas cuestiones personales, entre ellas la más importante: quién ocupará la jefatura del Gobierno alemán.

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Ni Angela Merkel, democristiana de 51 años, ni Gerhard Schröder, socialdemócrata de 61, arrojan la toalla ni renuncian a nada. Al menos en público, ambos mantienen su deseo de ser el futuro canciller. No obstante, si en la reunión a cuatro se llegara a un acuerdo general, comenzarían de inmediato las negociaciones para la boda de los elefantes entre los dos grandes partidos alemanes. Se temía que tras los órdagos y faroles lanzados por ambos en las horas previas, la reunión de ayer concluyese con una ruptura de la baraja.

Pero no ocurrió así. Las posiciones estaban claras en apariencia. La CDU/CSU exigía que el SPD aceptase a Merkel como futura canciller antes de empezar a negociar. El SPD pretendía llevar a la negociación todo el paquete: los contenidos y las personas, y reclamaba para su líder, Schröder, la continuidad en la cancillería federal. Los contendientes se sacaron de la chistera una fórmula de compromiso: la cumbre a cuatro para decidir las cuestiones personales, no sólo el asunto del canciller, sino también los mecanismos de funcionamiento del futuro matrimonio.

En la Alemania moderna sólo existe una experiencia de gran coalición: del 1 de diciembre de 1966 al 20 de octubre de 1969.

En las dos ruedas de prensa, de seis minutos la democristiana de Merkel (CDU) con el presidente de la Unión Social Cristiana, el primer ministro bávaro Edmund Stoiber (CSU), y de 11 minutos la del SPD con Schröder y el presidente del partido, Franz Müntefering, la primera pregunta planteada por los periodistas fue la de la fecha de esa cumbre a cuatro. Las respuestas fueron muy evasivas: "Próxima" o "cercana". Antes de salir para Madrid, Schröder dio alguna pista más del estado del diálogo entre ambos partidos: "Las conversaciones exploratorias demuestran que hay base para una gran coalición".

Para esta mañana están convocadas las presidencias de los dos partidos. En Berlín se espera para hoy mismo esa reunión de primeros espadas, a la que asistirán Merkel y Stoiber, por un lado, y Schröder y Müntefering de otro, en lo que parece ser el último duelo por la cancillería.

Merkel se mostró más bien "optimista" de que se pueda alcanzar un acuerdo: "En esa cumbre se decidirá si es posible entrar en negociaciones para la coalición". Según ella, "en los contenidos se han logrado acuerdos extraordinariamente positivos, pero hay que esperar para saber si hay una base de confianza y entre esto está el tema de la cancillería y otras cuestiones personales, además del método de trabajo del futuro Gobierno".

Stoiber señaló como temas esenciales de la conversación de ayer el mercado laboral, la situación financiera de Alemania y la estructura federal del país. Según el político bávaro, "se puso de manifiesto de forma clara que hay una base común en los contenidos. Si se aclaran esas cuestiones personales que ha mencionado la señora Merkel se llegará a un acuerdo". Para Stoiber, la consolidación del presupuesto federal, los de los Estados federados y los municipales, más el saneamiento de los sistemas de Seguridad Social "son las grandes cuestiones que tiene planteadas nuestro país y soy optimista de que en la próxima semana podemos llegar a negociaciones".

Los puntos de Schröder

Müntefering declaró que no habrá más conversaciones exploratorias: "La capacidad de diálogo ha quedado demostrada. Mañana informaré a la presidencia del SPD de que ha merecido la pena buscar los caminos para llegar a una coalición de cuatro años para hacer frente a los desafíos que tiene planteado el país".

Schröder fijó cuatro puntos para la gran coalición: las estructuras de decisión, la reforma del federalismo en Alemania; continuar el proceso de reformas de la Agenda 2010, conservar los sistemas de seguridad social y "prepararlos para el futuro de nuestros hijos y nietos"; invertir recursos en educación, investigación y desarrollo y quitar los frenos a las nuevas técnicas en comunicación y en biotecnología.

No quiso pronunciarse el canciller sobre quién había ganado en la reunión de ayer: "La Unión

tiene claro que hay que tratar las cuestiones globales en su conjunto. Juzguen ustedes mismos". A la pregunta de si el SPD se había movido, Merkel respondió: "Mostraron disposición para esa reunión en la cumbre y me siento más bien optimista".

El camino para evitar nuevas elecciones

El camino a la Cancillería esconde aún muchos obstáculos que el aspirante deberá sortear. La Constitución alemana establece un plazo máximo de un mes, que expira el 18 de octubre, para constituir el Parlamento Federal (Bundestag), compuesto en esta legislatura por 614 diputados. El procedimiento para elegir después al canciller federal es complejo y carece de un plazo fijado. Si no aparece un aspirante indiscutible y la votación se retrasa, el actual Gobierno continuaría en funciones.

El presidente alemán, Horst Köhler, tiene que proponer un candidato al Bundestag, que necesitará del apoyo de la mayoría absoluta (308) para su nombramiento. Hasta ahora, todos los candidatos propuestos salieron elegidos al primer intento. No obstante, en una votación secreta como ésta, pueden darse vendettas dentro de un mismo partido. También puede ocurrir que muchos diputados del socio de la coalición no quieran tragarse el sapo de votar a quien hasta hace unos días era su adversario.

Si el propuesto por el presidente federal no consiguiera la mayoría absoluta necesaria, Alemania entraría en una crisis a la italiana. El Bundestag tendría, en ese caso, dos semanas para votar a cualquier candidato propuesto por la cuarta parte de sus miembros (154 diputados). Si en ese plazo alguno alcanzase la mayoría absoluta de 308 votos, el presidente federal dispondría de una semana para nombrarlo o nombrarla canciller.

Si nadie consigue esa mayoría absoluta en una tercera votación, resultaría elegido el candidato más votado. Si éste tuviera una mayoría relativa y no absoluta, Köhler dispondrá de una semana para decidir si lo nombra o si disuelve el Bundestag para convocar nuevas elecciones federales, que se celebrarían en un plazo de dos meses.

La opinión pública y los partidos se oponen a esta solución. Las arcas de los partidos están vacías tras la reciente campaña y los votantes castigarían a los partidos que fueron incapaces de lograr un pacto por cuestiones personales y de ambición.

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