De Montoya a Terelu: sobrevivir a ‘Supervivientes’

El formato Supervivientes, estrenado en España en el año 2000, ha vivido muchas encarnaciones, y a día de hoy es el premio que concede Mediaset a sus personajes más histriónicos. Una buena temporada de polémicas da muchas papeletas para participar en el reality más promocionado en Telecinco. En Cuarzo se aseguran de tener siempre un par de caballos ganadores, que en esta edición son Terelu, Montoya (el personaje revelación de La isla de las tentaciones), y —según se dice— Claudia Bavel (una actriz porno que ha vuelto a poner de actualidad lo poco inteligentes que pueden llegar a ser los futbolistas). Aunque Claudia Bavel no está confirmada y Montoya llegará el domingo (junto a más concursantes nuevos), Terelu será el eje de esta edición. ¿Qué pecado habrá cometido Terelu Campos para que le tengan tanta inquina en la Dimensión Sálvame?

El segundo grupo lo componen personajes principalmente del corazón: Makoke (que es a la Dimensión Sálvame lo que Francis Lorenzo a Médico de familia), Álvaro Muñoz Escassi (un galán acostumbrado a las aventuras sicalípticas, pero no tanto a las tropicales) y Pelayo Díaz (en el papel de villano, supongo), y Borja González, de La isla de las tentaciones 7 (al que podríamos llamar pretty Broncano).

El tercero está formado por artistas y deportistas que, teniendo que pagar facturas, se meten a este concurso. Beatriz Rico, Álex Adrover, Almácor, Damián Quintero (ganar una medalla olímpica para acabar en Supervivientes), y Ángela Ponce. El estreno del programa consiguió grandes datos de audiencia para Telecinco: 1,5 millones de espectadores de audiencia media y el 22,7% de cuota de pantalla.

En el último círculo del infierno de Cayos Cochinos, tenemos a los profesionales de los concursos, influencers, y familiares de famosos: Joshua Velázquez (ganador de Maestros de la costura), Samya Aghbalou (MasterChef), Koldo Royo (chef y famoso), Gala Caldirola (que pasó de concursante a presentadora), Nieves Bolós (influencer) Rosario Matew (La isla de las tentaciones 4) y Laura Cuevas (hija del mayoral de Cantora, la finca de Isabel Pantoja).

Jorge Javier, con un toque ciberpunk en el pelo y otro toque de Brazil en el cutis, vuelve a ejercer de maestro de ceremonias de esta versión playera del Grand Prix. Hora y media de gente parcialmente famosa (a excepción de Terelu) demorando el momento de tirarse de un helicóptero para caer en unas aguas cristalinas. No quiero ni imaginar la de queroseno que se habrá consumido en las interminables pausas publicitarias del programa, con ese helicóptero esperando siete minutos a que Jorge Javier vuelva a dar el visto bueno y el famoso de turno pueda dedicarles el concurso a sus hijos, a sus perros, o a su pareja. En el plató, Alejandra Rubio exultante (ya que, según dice la prensa del corazón, ella habría evitado que su pareja, Carlo Constanzia, fuera a Supervivientes), Carmen Borrego con cara de estar despachando Ducados en un estanco, y otras personas que no sé quiénes son, pero que serán vitales en la defensa de estos sujetos entregados a la aventura de aguantarse los unos a los otros sin comida, pero con cámaras.

El programa nos ha dejado momentos memorables en ediciones pasadas. La inesperada amistad entre Miriam Sánchez y Karmele Marchante, la efigie embarrada de Chelo García Cortés, el salto de la Pantoja, o el baile de San Vito que presuntamente le provocaron los mosquitos a Kiko Matamoros. No podemos saber qué nos depara esta edición, pero sí podemos aventurarlo. Para empezar, Terelu Campos no llega como concursante, sino como participante. El desinterés de los dos equipos por tenerla con ellos ha sido tan evidente como incómodo; en Telecinco saben que lo que les funciona es machacar a Terelu. La sonrisa congelada de Pelayo Díaz lo decía todo.

No sabemos qué papel jugará la Campos, pero tenemos claro que será similar al del Recluta Patoso en La chaqueta metálica, y que la directiva del programa hará todo lo posible para que los concursantes la culpen de todo (y si no, al tiempo). Beatriz Rico, que ha salido como primera nominada —para la expulsión— ha dicho que solo espera “que no me toque una mala persona”, y justo va y le toca con Pelayo, que ha demostrado en muchos sitios y circunstancias que, de picarle una serpiente, la que corre peligro de muerte es la serpiente. ¿Será Cayos Cochinos el lugar adecuado para un señor que ha reconocido llorar de pena al ver catetos en Gran Vía?

La comida que les tienen preparada en Playa Calma para toda la semana es insuficiente para una sola persona en un día. Les han dotado también de una navaja multiusos y un cordel. Con eso MacGyver se haría un chamizo, pero, ¿de qué le pueden servir a, por ejemplo, la hija del mayoral de la finca de la Pantoja? La verdad es que en Supervivientes nunca han sobrevivido. Una vez llegó un huracán y se los llevaron a todos de allí. “¿Pero esto no iba de sobrevivir?”, preguntaba no recuerdo quién en no recuerdo dónde. Estas personas, más las que se apunten el domingo, pasarán unos meses en una playa peleándose entre ellos, pasando hambre, y enfrentándose a pruebas humillantes para entretenimiento del respetable. He presenciado desde comer gusanos a algo que se parecía bastante a la tortura del submarino. Ignoro cuánto pagan, pero sé que no les pagan lo mismo a todos. No creo que haya dinero suficiente para compensarte por esta experiencia. Todos tenemos facturas que pagar. El truco para sobrevivir es no meterse nunca en tales gastos que haya que aceptar ir a la tele a pasar por algo así. La única razón comprensible para entrar en este programa es la radicalidad: cuando todas las demás dietas fallen, ve a Supervivientes, y cambia tus lorzas por un melanoma. Alea jacta est.