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El 'guardián de la fe' dice que es pecado votar a quien no combate el aborto

El cristiano no puede votar a políticos que no combatan el aborto, ni a quienes ignoren doctrinas morales fundamentales según Roma. Lo sostiene el sustituto del cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la antigua Inquisición. Se trata del ex arzobispo de San Francisco (EE UU), William Joseph Levada, el único cargo del Gobierno vaticano nombrado por el actual pontífice.

No hay versión escrita de las palabras de Levada, dichas en la primera tanda de "intervenciones libres" del Sínodo de los Obispos, pero su tesis se extendió ayer como un eclipse en la sala de prensa del Vaticano, desvelada por el reverendo encargado del grupo lingüístico italiano, Giorgio Constantino. Los portavoces de los otros grupos, incluido el de español, se guardaron esa información, sin duda porque las palabras del nuevo policía de la fe fueron pronunciadas en la hora de los secretos, es decir, entre las seis y las siete de la tarde.

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Ésa es la hora de la "discusión libre" (así se dice en los documentos oficiales), "la gran novedad de este sínodo", como la definió ayer el portavoz del grupo español, el laico Isidro Catela. "Es una hora muy ágil, muy diversa, muy enriquecedora. El que se llamen intervenciones libres no quiere decir que las de la congregación general no lo sean, pero es verdad que aquí se produce todo con mayor espontaneidad, incluido un turno de contestación a cargo del relator general del sínodo, el cardenal de Venecia, Angelo Scola", precisó.

La idea de que el cristiano peca votando de una u otra manera es recurrente entre la jerarquía estadounidense, que en las últimas elecciones apostó claramente por George Bush, protestante pero antiabortista, frente al candidato demócrata, el católico John Kerry. Levada reclamó ayer al sínodo que esa combativa posición se extienda a toda la Iglesia católica, en la idea del papado de volver a poner a Dios, "proscrito ahora", según Benedicto XVI, en el centro de la vida pública, como cuando el cristianismo fue la religión de los imperios.

Los obispos escuchan el discurso del Papa durante la apertura del sínodo el pasado lunes.
Los obispos escuchan el discurso del Papa durante la apertura del sínodo el pasado lunes.

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