"Mi hijo es mío y del equipo médico"
Sevilla acoge el primer encuentro nacional de mujeres trasplantadas que han podido ser madres después de la operación
Mi hijo es mío y de todo el equipo de trasplantes del hospital Virgen del Rocío de Sevilla", explicaba el pasado sábado con mucho sentido del humor Eva María Pérez. A los 37 años, Eva María ha vivido experiencias tremendas que afronta con una sonrisa. Después de ser trasplantada de hígado hace 10 años, se quedó embarazada. Hubo complicaciones y rechazó el órgano durante la gestación. Pero su hijo no nacido la salvó. Fue el feto que llevaba en su vientre el que suplió la actividad hepática de la madre hasta el parto. Una vez que dio a luz, Eva volvió a ser ingresada y trasplantada. Su historia tuvo un final feliz con forma de ojos grandes: los de su hijo Fernando, que hoy tiene ocho años.
Se estima que han nacido en el mundo 8.000 niños de madres con riñón trasplantado
Margarita recuerda cada día a la donante que le permitió salvar la vida y tener a Sara
Esta sevillana es una de las mujeres trasplantadas que han sido madre después de tan traumática operación y que el fin de semana pasado dieron testimonio de su experiencia, junto con otras 40 familias, en el primer Encuentro Nacional de Trasplante y Maternidad, celebrado el sábado y el domingo en Sevilla. Eva es un ejemplo de que esta nueva posibilidad de burlar a la muerte que es el trasplante "no sólo salva una vida, sino que da toda una vida", decía, recordando el lema del encuentro, su organizador, José Pérez Bernal, coordinador de trasplantes del Hospital Virgen del Rocío.
No todas las historias han sido tan dramáticas. Ana Coronil, también es coordinadora de trasplantes pero en el vecino Hospital Virgen Macarena. Ella misma vive gracias a un riñón donado. Poco después de la operación descubrió que estaba embarazada. "Tenía mis miedos. El principal era perder el órgano o que mi hijo tuviese malformaciones, o que pudiese heredar mi enfermedad. Pero desde el primer momento lo tomé todo desde un punto de vista muy positivo", dijo. "Y mi embarazo fue completamente normal. Estando de cinco meses seguía trabajando y yendo en helicóptero, donde fuese, a buscar órganos para trasplantes", explicaba, contenta, esta mujer de 45 años, que hoy tiene una hija de 13 que se llama Carmen.
Los hijos de las mujeres trasplantadas suelen nacer prematuros y son de bajo peso. Pero por lo demás, son completamente normales. Aun así, "cada vez que una mujer operada de trasplante se acerca a su médico y le dice que está embarazada, lo más normal es que éste y todo el equipo, se echen a temblar", dice Pérez Bernal. Eso lo sabe bien Beatriz Gallego, una gijonesa de 28 años que hace 10 fue operada de un trasplante de pulmón y corazón en Roma. "A los 21 me quedé embarazada y cuando llamé a Italia para contárselo al equipo médico que me había operado, se pusieron a gritar. De hecho, creo que todavía se les puede oír por ahí", explicaba con una media sonrisa triste. Aun así, todos apoyaron finalmente a la mujer. Un gesto que se repetía en todos los testimonios. Finalmente, el hijo de Beatriz nació hace seis años sin ningún problema.
"En general, no se sabe mucho sobre la maternidad relacionada con el trasplante", recordaba José Pérez Bernal. "De hecho, no existe ningún registro oficial del número de hijos nacidos de madres trasplantadas, ni en Andalucía, ni en España", añadía. Sí se sabe que el primer bebé nacido con éxito de una mujer a la que se le había injertado un riñón fue en 1958. En el caso de una mujer trasplantada de hígado, justo dos décadas más tarde. En total, se estima que, hasta hoy, han podido nacer en el mundo unos 8.000 niños de madres con trasplantes de riñón y unos 200 de trasplantadas hepáticas. Sólo en Sevilla, Pérez Bernal ha contado 12 niños nacidos de mujeres trasplantadas y 15 de padres que han pasado por esa operación.
A pesar de estas cifras, la información con la que cuentan estas mujeres continúa siendo muy escasa y eso afecta a su calidad de vida. "Muchas de las que han sido trasplantadas no son felices porque necesitan ser madres y tienen miedo a dar ese paso. Sobre todo, lo que necesitan es información", afirmaba Pérez Bernal. El fin de las jornadas era precisamente ése, crear un foro para que las familias y los profesionales médicos se reúnan y compartan los conocimientos a través de sus distintas experiencias y testimonios.
Durante el encuentro no se ha pasado por alto que este tipo de embarazos están catalogados como de alto riesgo. Existen múltiples problemas que deben ser prevenidos: la mujer puede perder el órgano (como en el caso de Eva María Pérez). Y debido al potente tratamiento antirrechazo que un trasplantado debe tomar de por vida, el feto podría sufrir malformaciones. "Por todas estas razones, el embarazo de estas mujeres debe ser planificado científicamente", afirmaba Pérez Bernal.
Las condiciones básicas que los expertos recomiendan para que pueda darse el embarazo son sencillas: debe dejarse transcurrir un periodo mínimo de uno o dos años desde la operación; el órgano trasplantado tiene que funcionar de forma óptima; el tratamiento antirrechazo debe encontrarse en una fase de aplicación menos intensa; el estado de salud de la madre debe ser suficientemente bueno para soportar un embarazo y un parto; y los controles durante el embarazo, tanto de la madre como del feto, en los controles del embarazo deben participar los equipos de trasplantes en colaboración con los obstetras.
A todos estos problemas y miedos se enfrentaron las mujeres reunidas en Sevilla el fin de semana para explicar sus vivencias. Y en la mente de todas, sus donantes. Margarita Fernández, ovetense de 45 años, tiene todos los días un recuerdo para la suya, porque respira con los pulmones de esa mujer que no sólo le salvó su vida sino que además le hizo el mayor de los regalos: ver crecer a su hija, Sara, que hoy tiene 11 años.
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