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La rebelión de los pensionistas británicos

Una jubilada de 73 años ingresa en prisión por negarse a pagar una tasa municipal

Sylvia Hardy llegó ayer al juzgado de Exeter con la cabeza alta y la maleta hecha. Tras una enconada batalla con las autoridades de su ciudad, que le reclaman el pago del recibo anual de la contribución municipal, no había marcha atrás posible. A sus 73 años, Hardy estaba preparada para ir a la cárcel por una cuestión de principios: llamar la atención sobre la situación de los jubilados británicos, que no pueden cubrir sus gastos con la pensión estatal.

Sylvia Hardy es la primera mujer jubilada que es condenada a una pena de cárcel por negarse a pagar el impuesto municipal británico. Debe 77,8 euros del último recibo. Lleva dos años pleiteando con las autoridades y, tras rechazar la última oportunidad para saldar la deuda, el juez de Exeter Luis Crowden la condenó ayer a siete días en prisión. "Seré testaruda y estúpida quizá, pero tengo principios y los voy a preservar pese a quien pese", dijo Hardy.

Los pensionistas británicos han convertido la tasa local en su principal campo de batalla. Heredero del impopular poll tax, impuesto que puso en marcha la caída del Gobierno de Thatcher, grava a todos los residentes en el Reino Unido en función del valor de la vivienda que ocupan, independientemente de sus ingresos. En Exeter y en otras ciudades británicas se produjeron incrementos de hasta el 20% en el recibo anual que muchos jubilados no pueden afrontar.

"La postura de Sylvia Hardy es un acto de resistencia. Quiere atraer la atención hacia los mayores que viven justo por encima del nivel oficial de pobreza, sin derecho a las subvenciones estatales y que están sufriendo enormes incrementos en el impuesto municipal. No llegan a final de mes con la pensión básica", afirma Neil Duncan Jordan, de la Convención Nacional de Pensionistas.

Hardy debe pagar 933 euros al año, 18% más que el año anterior, pero su pensión es de 158 euros semanales. Por vivir sola en su piso de Exeter tiene derecho a un descuento del 25%, pero no a otras ayudas. Ayer durmió en la cárcel en castigo por su rebeldía. "Puede pensar que usted es una mártir, pero no lo es. Si todo el mundo pagara sus deudas de acuerdo con lo que cada uno cree apropiado, este país caería en la anarquía", le advirtió Crowden.

Hardy no disputa su obligación como contribuyente pero critica la injusta relación entre los incrementos fiscales y los de las pensiones. "A lo largo de la historia, la gente ha luchado por reformar leyes injustas, y a menudo el único camino para conseguirlo es infringiendo o ignorando la ley y aceptando el castigo. Muchos creemos que este impuesto es un robo a plena luz del día".

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Con Hardy son ya dos los pensionistas encarcelados por negarse a pagar la tasa municipal. Alfred Ridley, de 71 años, cumple una pena de 28 días. "Apoyamos a nuestros afiliados pero nunca les decimos si deben pagar o no. Ésa es una decisión personal. Puede haber más encarcelamientos, aunque no esperamos que se produzcan en masa", señala Jordan.

Sylvia Hardy participa en una manifestación en Exeter en 2004.
Sylvia Hardy participa en una manifestación en Exeter en 2004.REUTERS

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