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Las mediaciones entre inmigrantes y autóctonos se disparan en Barcelona

Las intervenciones del Ayuntamiento se han multiplicado por 16 en cuatro años

Lluís Pellicer

El Ayuntamiento de Barcelona ha mediado este año en un millar de ocasiones para solventar conflictos vecinales entre la población inmigrante y autóctona y resolver situaciones familiares de los recién llegados, frente a las 60 intervenciones que realizó en 2002. El consistorio ha desplegado 11 programas de mediación comunitaria, que prevén la creación de asociaciones de vecinos y comerciantes en los que los inmigrantes tengan un peso relevante en las juntas.

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Desde que el Ayuntamiento puso en marcha el servicio de mediación hace cuatro años, las intervenciones en casos conflictivos se han multiplicado por 16, según sostiene el concejal de Bienestar Social, Ricard Gomà. En 2002, los trabajadores sociales mediaron en 60 ocasiones, mientras que este año ya llevan 998. Este salto se explica por el incremento de peticiones para que se realicen planes de mediación y por el aumento de población inmigrante, que durante este tiempo se ha duplicado- ha pasado de 114.000 a 231.000 personas-, según los datos del padrón.

Los problemas o conflictos que han requerido de la intervención del Ayuntamiento son varios. "Hemos acudido en casos en los que una persona recién llegada desconocía que puede acceder a los servicios sanitarios o que puede llevar a sus hijos a una guardería. O por ejemplo, en un caso en el que un pariente pretendía pedir la custodia de un niño por encima de la madre, alegando que en su país rige esta norma", explica Gomà.

Además de este servicio personal o familiar, el Ayuntamiento tiene programas de mediación comunitaria para prevenir y solventar conflictos con vecinos y comerciantes. Estos proyectos -hasta ahora se han efectuado 11, de los cuales cuatro aún están en marcha- duran entre seis meses y un año y procuran crear las condiciones para que los vecinos cooperen entre ellos.

Estos programas se inician a petición de los responsables del distrito. "Nos aseguramos de que los programas sean sostenibles, que puedan mantenerse a largo plazo. Para ello debe haber profesionales en el territorio y las partes han de tener el empuje suficiente para llevarlo adelante", asegura Isabel Sánchez, responsable de Servicios Personales del Ayuntamiento.

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Prevenir la xenofobia

El Ayuntamiento ha prestado estos servicios en los distritos de Ciutat Vella, Horta-Guinardó, Nou Barris y Sants-Montjuïc. En ocasiones, afirma Sánchez, porque observaron que las actitudes y discursos de vecinos y comerciantes favorecían la proliferación de actitudes discriminatorias y, en otras, porque algún conflicto o incidente podía desembocar en un brote de xenofobia. Entonces interviene uno de los 20 mediadores, cada uno de los cuales habla una de las lenguas de los principales países de procedencia de los inmigrantes.

En el barrio de la Taxonera el Ayuntamiento intervino para solventar las diferencias entre los vecinos autóctonos y un nutrido grupo de inmigrantes rumanos de etnia gitana. "Es una población que antes era nómada y vivía en caravanas y que su llegada a la ciudad ha supuesto que se vuelva sedentaria. Sus pautas de comportamiento eran muy distintas a la del resto de los vecinos", afirma Sánchez. En este caso, se intervino cuando las relaciones estaban ya bastante deterioradas y los mediadores se propusieron crear una red de acogida para los rumanos y sensibilizar a los vecinos de sus problemas.

El Ayuntamiento quiere extender estos servicios al resto de los distritos de la ciudad. "A corto plazo, los resultados han sido muy positivos porque hemos dado la vuelta a las relaciones de convivencia y comunicación en algunas zonas", valora Gomà. "Pero antes deberemos ver qué pasa a medio y largo plazo con los servicios que pusimos en marcha hace cuatro años", concluye.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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