Cine de bolsillo
Primero fue la música. El 'walkman', el 'disc-man' y el iPod nos han permitido llevarla siempre encima. Después llegó el vídeo de viaje para hacer menos pesados los desplazamientos largos. Ahora, estos equipos de vídeo portátil han ampliado su uso, han dejado de ser una rareza y empiezan a venderse a precios razonables.
Llega el 'walkman' audiovisual. Tumbados en el parque, en un vuelo largo o camino del trabajo, estos equipos nos ofrecen vídeo a la carta en su pequeña pantalla de cristal líquido. Y nos ofrecen cualquier vídeo: una película, nuestro programa de televisión favorito o el último informativo. Un invento interesante para unos. Para otros, una extravagancia.
Lo mismo ocurrió hace 25 años, cuando Akio Morita, fundador de Sony, desató un auténtico revuelo al presentar en sociedad el walkman. El primer equipo de la historia que ofrecía música de bolsillo. Desde el principio cautivó a los jóvenes, mientras que muchas personas mayores pensaban que se trataba de algo diabólico que provocaba incomunicación. Poco después de su lanzamiento, por ejemplo, los responsables del transporte público de Londres tomaron medidas contra el uso del walkman argumentando que hacía demasiado ruido.
Unas décadas más tarde, el walkman se ha extendido por todo el planeta y ha entrado a formar parte de nuestra cultura y de nuestra vida. También ha evolucionado. La cinta de casete del viejo walkman se ha convertido en una pastilla de memoria digital que se alimenta con canciones en MP3, el formato de la música en Internet.
Un paso más para el equipo de música portátil es el vídeo de bolsillo. Un dispositivo que ya asomó tímidamente a finales de los noventa. En todo el mundo, cada vez son más los aficionados al vídeo de viaje, un equipo portátil con pequeñas pantallas de cristal líquido para los reposacabezas delanteros donde colocar un vídeo y así entretener a los chicos y evitar que distraigan al conductor en viajes largos. Y poco a poco estos vídeos portátiles se empiezan a popularizar en formato de bolsillo.
Los primeros aparecieron a finales de 1998, costaban en torno a 1.800 euros y, básicamente, eran reproductores DVD con pantalla. Unos equipos demasiado grandes y aparatosos para llevarlos en el bolsillo. Más que portátiles, se podrían definir como transportables. Con el tiempo, el precio de estos lectores ha bajado drásticamente. Ahora se pueden encontrar algunos modelos de oferta, incluso por debajo de los 200 euros. Pero lo que no se ha reducido es el tamaño. Aunque los actuales son más pequeños y delgados, están limitados al tamaño del propio disco DVD.
La alternativa ha llegado con los vídeos que graban en un microdisco duro. Más pequeños y también con pantalla, estos equipos, además de reproducir películas, nos permiten grabar música, fotos o programas de televisión e incluso admiten archivos informáticos. Estos portátiles todo en uno se presentaron en sociedad en el año 2004, y hoy apenas existen media docena de modelos de firmas como Yukai, Thomson, Epson o Archos. En general, tienen pantallas pequeñas (alrededor de tres pulgadas y media), pero suficientes para las necesidades de la mayoría, y, en cuanto a su capacidad, pueden almacenar cerca de 60 películas en formato Internet o 10.000 canciones MP3 (la media está en 40 GB). Más que suficiente. El precio de estos equipos es muy variable. Incluso coincidiendo en muchas características básicas, se pueden encontrar desde los 390 euros (modelo H140, de Yukai) hasta los 500 euros (Epson P2000). El último lanzamiento de Archos es el modelo con la pantalla más grande, aunque, como contrapartida, tiene un precio un poco elitista.
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