Ayuda sí, con cuidado
Las ONG piden que la cooperación española a la primera potencia del mundo no se retire de los fondos para países pobres
El huracán Katrina ha sacudido también los cimientos de algunas organizaciones no gubernamentales españolas, que debaten cómo afrontar una situación excepcional y nueva: la ayuda de emergencia a la primera potencia económica del mundo. Algunas esperan instrucciones de sus socios en Estados Unidos, pero dudan de que tengan que intervenir. Otras piden vigilancia para que la ayuda oficial del Gobierno español -los dos primeros aviones cargados de comida, medicina y ropa partieron ayer de Torrejón- se financie con recursos nuevos y no con partidas previstas para los países en vías de desarrollo.
La misma Coordinadora española de ONG para el Desarrollo debatía ayer un comunicado pidiendo garantías de que los países pobres no se verán perjudicados por una "recolocación" de la ayuda oficial. En esta misma línea se expresó ayer Intermón Oxfam. "No debe haber distinción ante desastres, pero el Gobierno español debe respetar todos sus compromisos anteriores", subrayó Jacobo Ocharan, coordinador de Ayuda Humanitaria de Intermón.
Los muertos se cuentan por miles en el sur de EE UU, pero esta vez las ONG apenas han distribuido números de emergencia para recaudar donativos y tampoco han fletado aviones y desplegado equipos sobre el terreno. La gran mayoría tardó en reaccionar al tratarse del gigante estadounidense y dar por supuesto que disponía de los recursos necesarios para hacer frente a la catástrofe.
"Al principio ni nos planteamos actuar porque como Estados Unidos tiene muchos recursos no queríamos quitar dinero de otra parte", explica Teresa González, presidenta de Médicos del Mundo, quien admite que el retraso en la reacción del Gobierno estadounidense y la cascada de imágenes de víctimas desprotegidas alteró la reacción inicial. "Las víctimas son víctimas, estén donde estén", subraya González. Sin embargo, cuando la organización ya había asumido que tenía que actuar, la respuesta estadounidense ya lo hacía innecesario: "Tenían los recursos, pero no los estaban movilizando; cuando lo hacen son una máquina", añade. La ONG está ahora preparada para acudir, pero ya lo considera muy improbable.
El proceso en Médicos Sin Fronteras fue calcado: tras la estupefacción inicial, la decisión de actuar y después la marcha atrás por considerarlo innecesario. La sección estadounidense de MSF mandó un equipo exploratorio a Luisiana, comprobó la gravedad de la situación pero fue también testigo de la fuerza posterior. "Los desplazados y los evacuados seguirán necesitando asistencia, pero el número de voluntarios y de organizaciones que están llegando son impresionantes", afirma Darin Portnoy, uno de los miembros del equipo sobre el terreno.
Cáritas, Acción contra el Hambre e Intermón Oxfam también se ofrecieron, una vez superadas las dudas iniciales, a sus socios en Estados Unidos por si necesitaban ayuda. Todas siguen pendientes de colaborar si finalmente son requeridos, pero dan por hecho de que no será necesario. Cruz Roja tampoco hizo ningún llamamiento al principio, pero dos días después del paso del huracán, cuando los contornos reales de la tragedia empezaron a hacerse evidentes, pidió ayuda: la sección española respondió con el envío de cinco logistas.
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