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La farmacéutica Merck suma ya 4.500 demandas por su antiinflamatorio Vioxx

Las indemnizaciones a familiares de fallecidos pueden alcanzar los 50.000 millones

La farmacéutica Merck recibió el viernes el primer varapalo judicial en EE UU por su polémico antiinflamatorio Vioxx, el medicamento que hace un año retiró del mercado en todo el mundo tras revelarse que multiplicaba los riesgos de infarto y de derrame cerebral. Todavía hay pendientes de solución 4.200 denuncias, presentadas por más de 7.500 afectados, que deben ser abordadas en los tribunales estadounidenses en un complejo proceso legal que podría durar 10 años y traducirse en desembolsos multimillonarios, de entre 18.000 millones y 50.000 millones de dólares.

El infarto que acabó con la vida de Robert Ernst, un empleado de la cadena Wal Mart y que practicaba el triatlón, es con el que arranca la pesadilla de Merck y el que augura unos años difíciles para la firma farmacéutica. Ernst fue tratado durante siete meses con el polémico antiinflamatorio Vioxx antes de fallecer a los 59 años de edad. Pero quizá lo más llamativo sea la fuerza que puede llegar a tener el jurado popular de una localidad rural como la de Angleton (Tejas), situada a algo más de 80 kilómetros de Houston y mayoritariamente republicana, capaz de poner en jaque a una de las grandes corporaciones de su país.

Merck fue declarada responsable el viernes de la muerte de Robert Ernst y tendrá que pagar a su viuda, Carol, 253,4 millones de dólares. Los siete hombres y cinco mujeres que formaban el jurado popular de Angleton echaron por tierra la defensa de la poderosa farmacéutica y su conclusión del caso fue simple: Merck no alertó correctamente a los médicos sobre los peligros de su medicamento Vioxx, que estaba mal diseñado, y su negligencia causó la muerte de Robert Ernst. Además, esperan que su veredicto sirva de "ejemplo" en otros casos.

El 12 de septiembre está previsto que comience el segundo juicio contra la farmacéutica en Atlantic City (Nueva Jersey) y una semana después, habrá otro en el condado de Hidlago (Tejas), al que seguirá un cuarto juicio en noviembre en Luisiana. La compleja batalla legal a la que se enfrenta Merck en EE UU, que podría trascender en breve a otros países, puede durar hasta una década. En paralelo, la farmacéutica se dispone a buscar las diferentes vías para apelar el veredicto del viernes en Angleton e intentar reducir la pena considerablemente, ya que una ley limita en Tejas las sanciones directas a 1,6 millones.

Caso por caso

Los abogados de Merck, a pesar del primer gran varapalo por parte del tribunal popular tejano, mantienen su estrategia defensiva original y se disponen a afrontar la compleja batalla legal "caso por caso". Insisten en que la compañía actuó con responsabilidad y que el veredicto en el caso Ernst "no está basado en pruebas ni evidencias científicas sólidas". Es algo que sucede en prácticamente todos los juicios que afectan a esta industria, recuerdan los abogados de la farmacéutica, que mantienen que Robert sufrió el mortal infarto porque sus arterias estaban obstruidas.

Pero los expertos recuerdan que la ejecutiva de Merck sabía tres años antes de retirar el polémico medicamento del mercado que el uso del antiinflamatorio era problemático y, a pesar de eso, decidieron seguir adelante con su comercialización, porque se consideró que los beneficios que aportaba a los pacientes eran mayores que los riesgos. El Vioxx fue el medicamento estrella de la farmacéutica y llegó a vender pastillas contra los dolores de la artritis por un valor superior a los 2.500 millones de dólares anuales. No es una cifra que deba sorprender mucho si se tiene en cuenta que en EE UU consumían este medicamento contra el dolor más de 20 millones de personas.

El medicamento empezó a recetarse en 1999 y se vendió en más de 80 países de todo el mundo -también bajo el nombre Ceoxx-, hasta que el 30 de septiembre de 2004 la farmacéutica dio la orden de que se anulara su venta. Esa decisión no sólo hizo desplomar los títulos de Merck, sino que provocó que muchos pacientes en EE UU perdieran la confianza en la seguridad de los medicamentos que estaban en el mercado, como el Bextra y el Celebrex de la farmacéutica Pfizer. La autoridad reguladora estadounidense (FDA) calificó la situación de catastrófica.

Por todo esto, los abogados de la familia Ernst consideran que su caso debe servir de advertencia a la industria, pero sobre todo a los ejecutivos de Merck. Mark Lanier, abogado de Carol Ernst, fue claro al valorar el veredicto y al jurado: "Son buena gente y personas íntegras. Saben lo que está bien y lo que está mal. Por eso el mensaje que se lanza a las compañías farmacéuticas es que deben decirnos lo bueno, lo malo y lo feo".

Según datos facilitados por el banco de inversiones Merrill Lynch, la farmacéutica dispone de unas reservas de efectivo de 14.000 millones de dólares, que podrían ser utilizados para compensar a los afectados. Pero esa cantidad podría quedarse corta, porque los analistas estiman que los desembolsos podrían sumar como mínimo los 18.000 millones, una cifra multimillonaria que podría elevarse hasta los 50.000 millones a la vista de lo sucedido en Angleton.

El matrimonio Carol y Robert Ernst, en 1997.
El matrimonio Carol y Robert Ernst, en 1997.ASSOCIATED PRESS
Bote de Vioxx, en venta hasta 2004.
Bote de Vioxx, en venta hasta 2004.

Afectados en Reino Unido

La farmacéutica Merck no sólo se enfrenta a las 4.200 denuncias presentadas hasta la fecha en Estados Unidos, que podrían aumentar tras la victoria judicial de la viuda de Robert Ernst. "El hecho de que Merck haya perdido eleva el listón de los denunciantes y las posibilidades de que puede ser demandada", explican los analistas de Prudencial. En Reino Unido, una firma de abogados que representa a una mujer con parálisis parcial acaba de anunciar que presentará una demanda contra Merck por los efectos que provocó en su cliente el Vioxx.

Christine Peckham se encuentra entre los 150 británicos que están considerando la posibilidad de emprender acciones legales contra la farmacéutica estadounidense. Se calcula que medio millón de británicos han sido tratados con este medicamento y los abogados están siguiendo muy de cerca los casos que se están desarrollando en Estados Unidos, concentrados sobre todo en el Estado de Nueva Jersey, donde tiene su sede corporativa la compañía.

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