Clementinas del Ebro
Los cítricos son el producto agrícola por excelencia de las tierras del Ebro, cultivado, en gran parte, en explotaciones familiares. Fueron los árabes los que introdujeron su producción en España, plantándolos en parques y jardines. Gracias a la construcción de los canales, en el año 1860 se extienden por las comarcas del Baix Ebre y el Montsià. El cultivo se consolidaría en 1960, con la expansión de los regadíos. A partir de la década de 1970 aparecen las cooperativas que impulsan la comercialización. Actualmente el sur de Tarragona concentra el 99% de la producción de cítricos de Cataluña.
La clementina es un híbrido entre la naranja amarga y la mandarina. Su nombre se debe a un monje llamado Clemente, director de un orfanato agrícola de Argelia, quien la descubrió en un cultivo de mandarinas.
Se caracterizan por tener una maduración tardía, lo que les da una mayor calidad gustativa y un mayor porcentaje de jugo
Las condiciones climáticas y la fertilidad de las tierras del Ebro, gracias a los aluviones del río, confieren a las clementinas un sabor y aroma especiales. Las variedades son las satsuma, okitsu y clauselina, además de la clementina fina. Alcanar es el centro de producción de cítricos más importante del estado. En estos últimos 10 años, los payeses han apostado por la calidad y se han inclinado por las clementinas, que día a día abarcan más terreno y hacen desaparecer otras clases de cítricos. Se caracterizan por un envejecimiento lento de la piel, que les da un color externo intenso, y por la maduración más tardía que en otras zonas, lo que le da mayor calidad gustativa y mayor porcentaje de jugo. Tienen una coloración naranja en la piel y en la pulpa.
El clima y el suelo del Baix Ebre y el Montsià son ideales para el cultivo de cítricos. Los inviernos son templados, sin heladas, con temperaturas mínimas de 12 grados. Este clima permite que la fruta tenga un envejecimiento lento de la piel. Los suelos son de dos clases bien diferenciadas. Uno pobre, de poca profundidad y con piedras, ideal para el secano, lo que produce poca cantidad de fruto pero de gran calidad. El otro suelo es rico en aluviones, fácil de trabajar, poroso y permeable, excelente para el regadío.
Solamente el Baix Ebre y el Montsià producen 100 millones de kilos de mandarinas al año y 40 de naranjas. Las tres cuartas partes de la cosecha se van al extranjero; solamente una parte muy reducida se queda en Cataluña. La calidad de las clementinas pide un tratamiento riguroso de la fruta. Los árboles adultos se podan después de la recogida para favorecer la rentabilidad. Se recolectan cuando no hay rocío o niebla. Se realizan dos pasadas de forma manual y se utilizan alicates para evitar el tirón y así no arrancar parte de la piel. Seguidamente se limpian, enceran, calibran y envasan.
Las clementinas integradas en la Indicación Geográfica Protegida (IGP) corresponden a la categoría extra y primera. Se comen en otoño e invierno, pero también se encuentran el resto del año por la gran demanda. Se comen frescas, aunque una parte se destina a la transformación. Desde el año 1989 se celebra el certamen de Miss Clementina en Alcanar, dentro de las Jornades Gastronòmiques d'Alcanar.
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