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La crisis de la meningitis

Nadie es inmune al virus de la meningitis. La única forma de evitar esta enfermedad tan común es lavarse bien las manos y evitar las picaduras de mosquito. Sencillo y a la vez inevitable. Lo mismo pasa con la crisis de los cuarenta. Llega a todos. El bautizado como "el hombre vivo más sexy" también ha tenido que lidiar con su meningitis viral, tras un viaje a Etiopía este verano con Angelina Jolie, y su crisis de los cuarenta…, aunque la convalecencia sea algo diferente. La mayor parte de los que pasan este tipo de meningitis ni se enteran. Con Pitt, es noticia. Y mientras los demás aguantan la mecha del paso de los años como pueden, Pitt, con 41, la aguanta delante de las cámaras. Y no hay una sola que no esté apuntando. Por algo la casa Heineken le escogió este año para protagonizar el anuncio de la Super Bowl (la supercopa del fútbol americano), la retransmisión de mayor audiencia de la televisión estadounidense. "Si alguien sabe de paparazzi es él, y de cervezas, también", afirma Glenn Pere, al frente de la agencia que le contrató para este anuncio de 60 segundos, donde se ve a Pitt huyendo de los fotógrafos mientras protege su bebida.

Pitt sigue corriendo, aunque cada vez con más equipaje. Salió de casa a los 22 años porque no encontraba lo que quería en su Misuri natal, y lo dejó todo, a dos semanas de su graduación como periodista -toda una ironía-, con poco más de 300 dólares en el bolsillo, en busca de Hollywood. A partir de ahí empezó a huir de la imagen de sex symbol con la que se estrenó a bombo y platillo en Thelma y Louise, pero con cada intento de afearse, de ser tomado en serio, no hizo más que avivar el fuego de esa adoración que le consume. "Cualquier otro actor con la misma calidad de Brad, pero sin sus atributos físicos, estaría mejor considerado", corrobora su amigo y director Steven Soderbergh. El caso es que Pitt lo ha intentado, incluso se ha escondido detrás de una cara magullada (El club de la lucha) o haciéndose el loco (Doce monos). Nada. Su fama de guapo oficial sigue al alza. Así que, llegada la crisis de los cuarenta, inevitable, Pitt tiene que pasarla, como la meningitis, delante de las cámaras.

"Uno espera vivir una vida extraordinaria. Una vida en la que siempre quede algo por descubrir, algo que esperas encontrar a la vez que lo arriesgas todo. No sé muy bien qué es, pero siempre queda esa punzada en la parte más remota de ti mismo que te dice: puedes sacar más partido de esto". El actor hizo estas declaraciones nada más cumplir los 40, y, a juzgar por lo recorrido en el año, ha hecho todo lo posible para que su vaticinio sea una realidad. Primero con el anuncio de su separación de Jennifer Aniston tras cuatro años y medio de un matrimonio modélico, al menos en apariencia. El resto ha sido una escalada amorosa junto a su compañera de reparto en Sr. y Sra. Smith, Angelina Jolie, al menos a los ojos de la prensa del corazón. Un romance tantas veces negado por sus protagonistas como fotografiado en la prensa, ya sea en apoyo de la película con un portafolio de 60 páginas en la revista W donde Jolie y Pitt son el retrato más perfecto del matrimonio, o para acompañar a Angie en sus diversos viajes por África, incluido el que la llevó a Etiopía para adoptar a su nueva hija, Zahara Marley. Amistad, pasión o amor por lo desconocido, eso queda a la imaginación de cada lector.

La separación de Aniston y el posible mundo que ha encontrado de la mano de Jolie no es más que una parte de su transformación al cruzar el ecuador vital. Mientras que artísticamente se ha dejado de torturar con cada elección, y en Troya, Ocean's twelve e incluso en Sr. y Sra. Smith acepta sin cortapisas su condición del más guapo de Hollywood, Pitt nunca se ha sentido más lejos de esa industria. Aparte del cine, cada vez muestra más interés por la arquitectura, su verdadera pasión. "Estoy colgado del tema". El chute arquitectónico lo recibe gracias a ese "grupo de sabios" que forman Frank Gehry, Zaha Hadid, Jean Nouvel, Greg Lynne y otros arquitectos destacados que le han invitado a formar parte de un proyecto para el renacimiento del corazón de Los Ángeles. "Son genios, pioneros capaces de redefinir cómo interactuamos, capaces de crear áreas para el encuentro", explica fascinado. También en sus 40 ha descubierto un activismo político y social desconocido en alguien que hace poco más de cinco años, al ser preguntado por la situación de Tíbet durante el estreno de Siete años en el Tíbet, respondía sin pelos en la lengua que él no era más que un "jodido actor". "Me dan el guión y yo estoy aquí para entretener". Pitt participó como nunca antes en las pasadas elecciones, para llevar a los jóvenes a las urnas y para apoyar la investigación en células madre. Además de su apoyo a ultranza para acabar con la pobreza. "Cada vez que voy a África es como ir a la escuela".

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