_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Corrupción y reforma

El último informe de la larga investigación sobre el programa iraquí de la ONU Petróleo por Alimentos proporciona la evidencia más cruda hasta el momento de falta de control y corrupción en altos escalones de Naciones Unidas. En él se establece que el que fuera jefe del programa, Benon Sevan, se benefició de sobornos del régimen de Sadam Husein. Sevan, que ha dimitido, estaba en el punto de mira desde poco después de la invasión del país árabe por EE UU en 2003. Ahora, como entonces, niega su culpabilidad, lo que no ha impedido a la comisión investigadora que encabeza Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal, solicitar a Kofi Annan el levantamiento de su inmunidad.

Las nuevas averiguaciones llegan en el peor momento, cuando la ONU se apresta a debatir, en septiembre, su reforma interna: el mismo mes en que está prevista la siguiente entrega del informe Volcker, que debe explicar el papel de Kofi Annan -si lo tiene-, y sobre todo las conexiones de su hijo Kojo y su estrecha relación con una firma suiza, Cotecna, que se benefició de un jugoso contrato. Ya en marzo, la comisión acusaba a Kojo de haber ocultado la duración e intensidad de su vínculo profesional con la empresa helvética.

Es un secreto a voces que la ONU necesita una profunda reorganización que la haga más transparente y mucho más eficaz. Aunque su secretario general salga indemne de la investigación Petróleo por Alimentos, el trabajo de la comisión ya ha puesto de manifiesto serios fallos en el bienintencionado programa establecido en 1996 y que manejó 65.000 millones de dólares. Contra la magnitud de esta cifra, sorprende casi tanto la irrelevancia comparativa de lo percibido por Sevan y otro funcionario de la ONU, Aleksandr Yakovlev, detenido, como que Sadam fuera capaz de manejar en su provecho -se calculan unos dos mil millones de dólares en ingresos ilegales- el complejo mecanismo ideado por Naciones Unidas para mejorar la suerte de los iraquíes.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pero una cosa es la inexcusable honradez en las actividades de la ONU y otra la explotación por su miembro más poderoso de unas lagunas evidentes. El nombramiento por Bush del abrasivo John Bolton como nuevo embajador en Nueva York anticipa en este sentido momentos inquietantes. Washington no puede, como pretende, situarse al margen de las corruptelas del programa iraquí, entre otros motivos porque formaba parte del comité de sanciones que lo administraba y aprobaba cada uno de sus contratos. Tampoco puede envanecerse especialmente de su propio fondo de desarrollo para Irak, establecido tras la invasión del país árabe, que ha asignado contratos petrolíferos virtualmente a dedo. Mejor sería deslindar desde ya las reformas imprescindibles en la ONU de los intereses de Bush por poner firme a una organización que bajo Kofi Annan se negó a convalidar la guerra de Irak.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_