El 'Discovery' termina su accidentada misión con un aterrizaje perfecto
La NASA estudia los datos del vuelo para confirmar la seguridad del transbordador
El transbordador espacial Discovery aterrizó ayer todavía de noche y sin problemas en la base Edwards en California. Eran las 5.11 (14.11 hora peninsular española) y ya se habían descartado las dos oportunidades existentes para que se posara en Florida, debido a la presencia de tormentas en el área. El día anterior fueron las nubes las que retrasaron la vuelta a casa de los siete tripulantes, tras dos semanas en el espacio en las que sufrieron la incertidumbre sobre una posible repetición del desastre del Columbia en 2003 durante la misma maniobra que ayer realizaron con éxito.
Las primeras imágenes del Discovery en su vuelta a la Tierra desde más de 300 kilómetros de altura las proporcionó una cámara de infrarrojos. Sólo se veía un punto luminoso que luego pasó a tener la forma del transbordador visto desde abajo, su zona más caliente durante la reentrada. Tras un viraje, el vehículo enfiló la pista de cemento en pleno desierto de Mojave y se posó suavemente. Un paracaídas le frenó hasta que se detuvo.
Fue un aterrizaje de libro, igual que la mayoría de los del transbordador en sus casi 25 años de existencia, si bien el hecho de que fuera de noche y en California aumentó la expectación. En esa base no había aterrizado un transbordador de noche desde 1991. Era la misión número 114 del transbordador, y ayer, la comandante Eileen Collins evitó en la trayectoria de aproximación sobrevolar Los Ángeles, como medida de precaución en caso de explosión en el aire.
Los siete tripulantes, que habían recorrido 9,3 millones de kilómetros en dos semanas, bajaron del avión espacial más de una hora después y dieron vueltas durante varios minutos, observando de cerca los efectos de la dura reentrada, durante la que el fuselaje resistió temperaturas de hasta 1.300 grados centígrados. También miraron la zona en la que el astronauta Steven Robinson hizo unas pequeñas reparaciones desde fuera del transbordador durante su atraque en la Estación Espacial Internacional, tras dos paseos espaciales de inspección.
El personal de la NASA rompió en aplausos cuando el transbordador tomó tierra. Los directivos se mostraron aliviados de que todo hubiera salido bien. "He estado bastante nervioso todo el día", reconoció en Houston el director de vuelo, Leroy Cain, que ocupaba el mismo cargo durante la trágica vuelta del Columbia en 2003.
La misión del Discovery era la primera desde que se suspendieron los vuelos tras el desastre del Columbia en 2003. Se considera una misión de prueba de los cambios hechos en el transbordador para aumentar su seguridad. El desprendimiento de varios trozos del material aislante que recubre el tanque principal de combustible durante el lanzamiento el pasado 26 de julio provocó que la NASA anunciara una nueva suspensión de los vuelos al día siguiente.
Ayer, en una comparencia televisada el director de la NASA, Michael Griffin, señaló: "Se desprendieron cinco fragmentos de espuma de mayor tamaño que el que nos hemos permitido. No nos gusta eso pero, que yo sepa, es lo único que ha ido mal de todo lo imaginable en esta misión". Griffin explicó que los expertos e ingenieros examinan la enorme cantidad de información recogida con este vuelo "que fue el primer paso del retorno de EE UU al espacio. Pero yo no quiero hacer vaticinios de cuándo será el próximo vuelo", añadió el director de la NASA, informa Efe. "Si algo aprendimos es que las misiones de transbordadores no pueden realizarse en cumplimiento de un calendario. Volaremos cuando estemos listos para volar, no cuando lo marque un calendario", indicó.
Por su parte el presidente Bush felicitó a la tripulación desde su rancho tejano de Crawford. "Es importante que la NASA recupere la confianza de los estadounidenses para poder emprender la nueva misión que se le ha encomendado", afirmó.
La NASA no tuvo más remedio ayer que dirigir el Discovery hacia la base de Edwards, en California, pero espera tener el transbordador en Florida, su base de lanzamiento, dentro de poco más de una semana. El complejo traslado, sobre un avión Jumbo, cuesta unos 800.000 euros y supone el desplazamiento de 75 personas del equipo del transbordador desde Florida a California.
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