Aferrados al milagro
Los 400 habitantes del asentamiento de Kfar Darom se resisten a ser los primeros en desalojar el territorio palestino ocupado
Viven y trabajan como si nada decisivo fuera a ocurrir en sus vidas. Como si la firme decisión del Gobierno de Ariel Sharon de evacuar todos los asentamientos de Gaza no fuera con ellos. Sin embargo, serán los primeros en abandonar el territorio ocupado por Israel en 1967. Los colonos de Kfar Darom, unas 400 personas, se aferran a sus inquebrantables creencias religiosas. Avi, a sus 19 años, decía ayer confiar en que no será trasladado, aunque asegura, como la inmensa mayoría de sus vecinos, que en ningún caso empleará la violencia contra los soldados, a los que define como "nuestros hermanos". "No vamos a ser evacuados.Creemos en los milagros".
"Los soldados vendrán y se marcharán. Dios nos ha dicho que sigamos aquí", afirma contundente Yacob, un barbudo de 30 años también residente de Kfar Darom, colonia que, junto a las de Netzarim, Morag y Peat Sadé, habían sido elegidas para ser las primeras en ser despobladas a partir del 17 de agosto. Kfar Darom y Netzarim, rodeados de torretas militares, muros de hormigón y alambradas, y cuya actividad principal es el cultivo intensivo de verduras en invernaderos, están aislados del grueso de los asentamientos de Gush Kati, siendo ésta una de las razones por las que han sido escogidos para iniciar la evacuación. Yacob, ya en el ámbito terrenal, asevera que los militares israelíes deberían tener encomendada una misión diferente: "Los árabes son peligrosos. Lo que deberían hacer los soldados es matar a los palestinos que vienen a atacarnos".
"Sharon ha traicionado su palabra y su programa electoral", dice Mivtzavi
Haim Gross, fusil al hombro y también con larga barba, se encarga de la seguridad en Morag, residencia de apenas 200 personas y desde donde se ven muy cercanas las ciudades palestinas de Rafah, en la frontera con Egipto, y Jan Yunis. Gross explica por qué, a su juicio, han sido los elegidos para el estreno de la evacuación. "Saben que somos los mejores. Llevamos la bandera del sionismo, del idealismo y de la religión. Estamos orgullosos de ello. Continuaremos aquí muchos años". Respecto de Sharon, no se anda con contemplaciones: "Espero verle a él y a todo el Gobierno pronto entre rejas".
A pesar del verbo incendiario -plagado de consignas- que emana de casi todas las bocas, se aprecia también una innegable resignación. Shlomit, una joven de 17 años nacida en Morag e hija de judíos que hace décadas abandonaron Chicago, comenta que "el Gobierno es dictatorial". Pero añade: "No tenemos elección porque es nuestro Gobierno". "Estaremos hasta el último momento y nos ataremos a las columnas, pero no pelearemos con los soldados", añade Moshe, de la misma edad, sentado en un balancín y castigado por un sol apenas soportable. El portavoz de Kfar Darom, Asher Mivtzavi, rechaza que esté preparando el equipaje. Y agrega que permanecerá "todo lo que sea posible".
Y aunque los colonos pretendían ofrecer una imagen relajada, era muy fácil percibir la tensión. Unos jóvenes a los que se acercó el periodista en Kfar Darom le pidieron, con mejorables modales, que se marchara del asentamiento, y un pequeño de siete años preguntaba a otros jóvenes cómo se decía "fuera" en inglés.
Pero nada comparable a lo que sienten por Sharon. "Ha traicionado su palabra y su programa electoral. Benjamin Netanyahu [que dimitió anteayer de su cargo de ministro de Finanzas] ha hecho lo correcto, y Sharon debería haber convocado elecciones si iba a cambiar sus intenciones", dice Mivtzavi, que proyecta un vídeo en el que se ve al primer ministro en 2001 asegurando: "La seguridad de Israel nos la jugamos en Gaza".
En las carreteras israelíes próximas a la franja se observaban ayer a cientos de jóvenes -con las camisetas naranjas símbolo de la oposición al denominado plan de desconexión- que marchaban hacia Askhelon para participar en una manifestación contra la decisión del Ejecutivo. Son numerosos los analistas que aseguran que los colonos ya han perdido su batalla. Sobre todo porque el grueso de la población y de los partidos israelíes respaldan la iniciativa de Sharon. "Ahora se repite la situación de Yamit [asentamiento evacuado en 1982 del Sinaí egipcio]. También hubo muchas protestas y todos salieron", afirma Igal Yasinov, diputado del partido laico Shinui.
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