La alianza de izquierda alemana agita el temor al neoliberalismo
La coalición de poscomunistas y disidentes del SPD propone subir los impuestos
La alianza formada por el poscomunista Partido de Izquierda (PDS) y el WASG (Alternativa Electoral Trabajo y Justicia Social), fundada por sindicalistas y disidentes del socialdemócrata SPD, el partido del canciller Schröder, se presentó ayer como única alternativa al neoliberalismo. "Los democristianos, los socialdemócratas, los liberales y los verdes están poseídos por el espíritu neoliberal", dijo el ex presidente y candidato del PDS, Gregor Gysi.
La doble cabeza de la alianza de izquierda que concurre a las próximas elecciones alemanas compareció ayer ante la prensa en Berlín para presentar su programa, si bien éste ya era conocido desde hace tres semanas. La ocasión sirvió más bien como evento mediático sin grandes novedades de contenido. "Queremos ampliar el espectro político alemán con una fuerza a la izquierda de la socialdemocracia", dijo Gysi. La alianza propone subir los impuestos a los ricos y aumentar los ingresos de los más desfavorecidos como medida para fomentar el consumo -uno de los más acuciantes problemas de la economía alemana- y combatir así el desempleo.
Un salario mínimo de 1.400 euros al mes, una pensión mínima de 800 euros, recortar la jornada laboral, un mayor control de los mercados financieros y más impuestos sobre la especulación en Bolsa, sobre los ingresos más altos, sobre sucesiones y donaciones son algunos de los puntos de su programa.
Gysi y su socio en la coalición, el ex presidente del SPD Oskar Lafontaine, descartaron en la rueda de prensa conjunta formar o tolerar una coalición con socialdemócratas y verdes en la próxima legislatura. "No podemos tolerar la política neoliberal, ni la de la señora Merkel ni del señor Schröder. Pero no perdemos la esperanza de que la socialdemocracia vuelva a su propia tradición, a sus propios valores. Sus objetivos y los nuestros son actualmente contrapuestos", explicó Gysi sin descartar una colaboración en 2009. Una hora antes en Kassel, el canciller, Gerhard Schröder, había vuelto a descartar tal constelación.
Lafontaine anunció que la alianza de izquierda se opondrá a una prolongación de la misión alemana en Afganistán. La guerra contra el terrorismo en Afganistán "aumenta el peligro de atentados", dijo Lafontaine. "En interés de la República Federal y de su población hay que terminar la misión", añadió.
El surgimiento de la alianza de izquierda, que ya alcanza en las encuestas entre el 9% y el 11% del apoyo popular, resta fuerza a los demás partidos y echa por tierra las posibilidades de Schröder de ganar las elecciones. Pero la Unión, formada por CDU (Unión Demócrata Cristiana) y CSU (Unión Social Cristiana), también sufre las consecuencias de la llegada del nuevo partido a la izquierda del SPD.
Según las dos encuestas publicadas ayer, la coalición de conservadores y liberales ya ha perdido la mayoría frente a los socialdemócratas, verdes y la alianza de izquierda. La democracia cristiana y los liberales logran, según el barómetro político de la cadena de televisión ZDF, sólo el 47%, mientras sus contrincantes alcanzan el 49%. El sondeo de Infratest Dimap muestra un empate a 48%. Por su parte, el candidato Gerhard Schröder, con 48%, gana terreno frente a su rival, la conservadora Angela Merkel, con 40% y 39% según el sondeo. Merkel ha tenido que desaparecer del escenario público por unos días tras una serie de lapsus que desataron enconadas críticas.
Después de que quedara claro que tiene miedo a enfrentarse a Schröder en televisión, la prensa se mofó de su torpeza por confundir los términos bruto y neto en dos entrevistas. "A la luz de desgraciadas apariciones en público de la candidata, a la luz de entrevistas que no dicen nada o en las que mete la pata, el canciller en funciones vuelve a ganar respeto por doquier", decía ayer un editorial del Süddeutsche Zeitung.
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