El gasto público causa la primera crisis del Gobierno de Sócrates

El primer ministro portugués, el socialista José Sócrates, ha dado por zanjada la primera crisis que ha sacudido a su Gobierno sólo 130 días después de la toma de posesión. El economista Fernando Teixeira dos Santos asumió en la mañana de ayer el cargo de ministro de Estado y Hacienda, tras la inesperada dimisión de Luís Campos e Cunha, que en la noche del miércoles pidió su relevo invocando "motivos personales, familiares y cansancio".

La salida de este ministro, figura de referencia del equipo de Sócrates por ser el mentor de un duro plan de ajuste del gasto público que dominó los primeros meses de su Gobierno, ha supuesto un duro golpe para la credibilidad del Ejecutivo de Lisboa, que había apostado por transmitir una imagen de rigor y de unidad con el objetivo de solucionar los problemas financieros y dar al país un impulso económico y modernizador.

Sin embargo, en los últimos días, varias señales habían dejado percibir la existencia de un pulso entre el ministro de Hacienda y los titulares de Obras Públicas y Economía, Mário Lino y Manuel Pinho, respectivamente. En un texto publicado el domingo en el diario Público y, dos días después, en declaraciones ante una comisión parlamentaria, Campos e Cunha manifestó serias dudas sobre "la calidad de las inversiones" anunciadas por el Gobierno en las últimas semanas, en concreto sobre proyectos de la dimensión de los trenes de alta velocidad (AVE) y de un nuevo aeropuerto en Lisboa.

El ahora ex ministro advirtió de que más inversión pública no es siempre sinónimo de crecimiento, y dijo a los diputados que los dos proyectos tendrían que ser analizados. Veinticuatro horas después, el ministro de Obras Públicas pasó también por el Parlamento para confirmar que estaba tomada "la decisión política" de construir el aeropuerto y el AVE. Esa misma noche Campos e Cunha dimitía.

Tercer ministro en un año

Éste es el tercer titular de Hacienda que cae en un año, lo que es considerado catastrófico por los analistas, dada la situación de las cuentas públicas, con un déficit previsto para 2005 del 6,2% del producto interior bruto, más del doble del 3% permitido por Bruselas. Irónicamente, la Comisión Europea había dado el visto bueno la misma tarde del miércoles al programa financiero de Campos e Cunha. Pero también pedía la Comisión un análisis más riguroso de la inversión pública. Ayer, en un comunicado, Bruselas pidió al nuevo ministro seguir con la política de su antecesor.

Teixeira dos Santos asumió esa tarea y, como Campos e Cunha, defendió una nueva evaluación de las inversiones previstas para el polémico aeropuerto y la red de alta velocidad. Dijo, sin embargo, que esos proyectos "están aprobados y tendrán que ser ejecutados". Sócrates aseguró que "cambia el ministro, pero se mantiene la misma política". Se adivina, por eso, que se mantendrá también el enfrentamiento entre ministerios. La diferencia es que, esta vez, Sócrates ha elegido para el más complicado de los cargos de su Ejecutivo a un hombre con experiencia política, de la que carecía Campos e Cunha, académico brillante, pero con un perfil que difícilmente podría aguantar el desgaste, las presiones y la exposición mediáticas que sufre un titular de Hacienda a diario. Y aquí se incluyen las presiones del Partido Socialista, que no estaba satisfecho con las medidas impopulares del ex ministro.

La elección de Teixeira dos Santos, ex secretario de Estado de Finanzas de António Guterres y, hasta ayer, presidente de la Comisión de Mercados de Valores Mobiliarios, ha sido elogiada por todos los analistas.