El Ejecutivo de Blair desplegará unidades especiales de policía en zonas musulmanas
El alcalde de Londres dice que la política occidental en Oriente Próximo motivó a los suicidas
El primer ministro británico, Tony Blair, reconoció ayer ante el Parlamento la necesidad de "establecer una red que esté presente en las comunidades" islámicas, mientras que su ministro del Interior, Charles Clarke, se refirió al "papel crucial del contraespionaje" para prevenir ataques al anunciar las nuevas medidas antiterroristas, entre las que estará la creación de una base de datos de extremistas islámicos. El brutal descubrimiento a través de los atentados del 7-J de que jóvenes musulmanes británicos de barrio pudieron convertirse en terroristas suicidas sin que nadie detectase sus movimientos llevará al Reino Unido a crear una policía especializada.
Una rama de Scotland Yard, la Unidad de Contacto con los Musulmanes, ya realiza un trabajo similar en algunas zonas de Londres y el diario británico The Guardian reveló ayer que estas unidades comenzarán a actuar en breve en el resto del país. Estarán compuestas por agentes que conozcan el terreno, si es posible las lenguas extranjeras que se hablan en las comunidades, sobre todo el urdu y el árabe, y su papel será el de prevenir posibles ataques islamófobos y detectar redes terroristas, como la célula durmiente de Beeston, el barrio de Leeds del que provenían tres de los cuatro suicidas.
"El conocimiento profundo de las comunidades musulmanas es raro en la policía. Si quieres entender quién es extremista y quién es peligroso, que son conceptos diferentes, tienes que entender a la comunidad", declaró una fuente policial al diario, que insistió en que el trabajo se realizará a la luz del día. "No se trata de espiar", aseguró. "Últimamente todas las comunidades quieren tener buenas relaciones con la policía".
Sin querer comentar los detalles concretos de la información de The Guardian, un portavoz del Ministerio del Interior aseguró ayer que el Gobierno "aprecia el trabajo realizado por la Unidad de Contacto con los Musulmanes en Londres", destacó la importancia "de establecer una alianza con los líderes de las comunidades" en todo el Reino Unido y apoyó el aumento de la presencia policial.
Sobre el terreno
En sus comparecencias parlamentarias, ni Blair ni Clarke se refirieron a esta medida concreta, aunque sí a la necesidad de tener más información sobre el terreno, una labor que no será nada fácil porque el Reino Unido cuenta con 1,6 millones de musulmanes, un millón de ellos en Londres. "Nuestra estrategia en el futuro requiere un trabajo más a fondo con las comunidades islámicas", manifestó Clarke.
Si los servicios de seguridad británicos hubiesen cruzado los datos que llegaron a tener sobre la mesa -el nombre de Mohamed Sidique Khan, el líder del comando, había aparecido en una investigación- con informaciones sobre el terreno obtenidas en Beeston -progresiva radicalización del grupo, visitas constantes a una librería islamista, expulsión de las mezquitas por extremista-, quizás hubiese saltado una alarma.
Una fuente del espionaje señaló en la prensa que la información sobre el reclutamiento de islamistas radicales era actualmente similar a la que tenía la policía británica en los años setenta sobre los movimientos del IRA en los barrios católicos de Irlanda del Norte: "Completamente nula". Clarke expuso ante el Parlamento las nuevas medidas que el Gobierno presentará a la Cámara el próximo otoño, que perseguirán la incitación indirecta al terrorismo, la preparación de actos terroristas (como descargarse a través de Internet instrucciones para fabricar explosivos) y la asistencia a campos de entrenamiento con fines criminales.
La deportación o prohibición de hablar en público de los imanes radicales se ha convertido en un caballo de batalla de los conservadores y los tabloides británicos. Clarke aseguró que "esos comportamientos intolerables no serán aceptados" y anunció que ha establecido un acuerdo con Jordania, que piensa ampliar a otros países, para deportar a aquellos que violen las nuevas leyes, siempre que lo aprueben los tribunales. Abu Qutada, considerado el jefe espiritual de Al Qaeda en Europa, actualmente bajo arresto domiciliario en Londres y reclamado por la Audiencia Nacional de Madrid, es jordano. El Ministerio del Interior también establecerá una lista de extremistas islámicos de todo el mundo. Blair, por su parte, anunció que pretende convocar una cumbre antiterrorista "en la que participen los 26 países en los que actúan redes de Al Qaeda".
El alcalde de Londres, Ken Livingstone, por otra parte, aseguró que la política de Occidente en Oriente Próximo impulsó a los suicidas. "Muchos jóvenes ven dobles raseros, ven lo que ocurre en Guantánamo y piensan que no es una política exterior correcta. Occidente lleva 80 años interviniendo en Oriente Próximo porque necesita su petróleo", señaló en la BBC el alcalde laborista, retratado en la portada del conservador The Daily Telegraph con dos imanes radicales bajo el título: "Los hombres que culpan al Reino Unido".
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