223.000 luxemburgueses deciden hoy si la Constitución europea queda enterrada
El referéndum ha originado la mayor división entre los ciudadanos en más de 50 años
Los líderes de la UE dirigen hoy sus miradas a Luxemburgo, el pequeño y rico país que tiene en sus manos el futuro de la Constitución europea, moribunda tras el rechazo francés y holandés. Las 223.000 personas con derecho a voto en el Gran Ducado han sido bombardeadas estos días con mensajes contradictorios que han provocado la mayor división del país desde la II Guerra Mundial. Por el sí ha luchado toda la clase política, con el popular primer ministro, Jean-Claude Juncker, a la cabeza. Por el no, sindicalistas o intelectuales con mínimas esperanzas de ganar.
"¿Está usted a favor del Tratado que establece una Constitución para Europa, firmado en Roma el 29 de octubre de 2004?". Es la pregunta a la que, entre las 8.00 y las 14.00, deben responder obligatoriamente los luxemburgueses oui o non en francés, jo o neen en luxemburgués. Los últimos sondeos permitidos, hechos hace un mes, señalaban que el sí ganaría por el 55% de los votos.
El Comité por el No, la única organización espontánea que en este país -(451.600 habitantes, casi el 40% extranjeros)- propugna el rechazo al texto, asume que Juncker ha logrado más apoyos desde que el mes pasado, como presidente de la UE, fracasó en la cumbre europea que le enfrentó al británico Tony Blair. Juncker ha explotado esa veta en el país que pasa por ser el más europeísta de la Unión. "Blair ha creado un problema; que lo resuelva él mismo", declaró el viernes al diario Tageblatt.
En su último mitin en el polideportivo de Niederanven, a 20 kilómetros de la capital, los 300 militantes del Partido Social Cristiano (CSV) recibieron con un minuto de aplausos a su líder, que dice no haber tenido un fin de semana libre desde 2002, ni unas vacaciones de más de siete días desde hace diez años. "Ha llegado la hora", les dice. "Hay que reforzar nuestra posición en la UE". "Europa se merece un Tratado mejor que el actual". Juncker vuelve a recordar la II Guerra Mundial y la de los Balcanes. Su ministra de Familia e Integración, Marie-Josée Jacobs, apunta en voz baja al periodista que Luxemburgo no existiría sin la UE. "Está clarísimo", remacha.
Los del no hicieron campaña ayer, el día de reflexión. ¿Es legal? "Ni lo he preguntado", dice el coordinador del Comité, André Kremer. El lugar elegido es significativo: el monumento a Robert Schuman, nacido en 1886 en Luxemburgo y gran promotor de la integración europea como ministro francés de Exteriores en los cincuenta. Está al comienzo del puente Grande Duchesse Charlotte, el que une el centro con el barrio europeo, donde trabajan 9.000 funcionarios de la Unión. André Lecuit y Sylvie Jacoby leen un manifiesto contra la "Europa mercado". Los dos, jubilados, fueron profesores del instituto Robert Schuman y por eso han sido escogidos. "Queremos seguir su senda, la de la Europa unida, no la del mercado nada más", dice Sylvie tras depositar un ramo de flores. Aquí no hay lugar para el euroescepticismo. "Queremos seguir siendo lo que somos" es la divisa.
El de hoy será el cuarto referéndum en este país desde su independencia en 1839. En 1919 y 1920 hubo sobre la monarquía y sobre la unión monetaria con Bélgica. En 1936, otro para prohibir el Partido Comunista. Ganó el no. Con el cuarto, Luxemburgo se convierte en el único país de la UE que mantiene la consulta tras el no franco-holandés. Ocho han congelado el proceso. Si gana el sí, Luxemburgo será el 13º socio en ratificar la Constitución. No podrá aplicarse tal cual, pero seguirá viva y, de paso, España no estará aislada por ser el único país con un referéndum afirmativo. Si gana el no, habrá que empezar de cero otro tratado. Los ciudadanos más ricos de la UE tienen hoy la palabra.
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