Innovación destina 400 millones a incentivar la modernización y la competitividad empresarial

La innovación, la tecnología o la cooperación entre empresas para adquirir mayor tamaño no son sólo conceptos abstractos. Son la única forma de que las compañías andaluzas puedan competir en mercados cada vez más globales, donde es imposible vencer vía costes a países como los asiáticos. Para incentivar este cambio más que necesario, la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa destinará hasta septiembre de 2006 casi 400 millones de euros. La nueva orden que regula estas ayudas simplifica los trámites y reduce a tres meses el plazo de respuesta de la Junta.

De las 460.000 compañías andaluzas, el 99% son pymes (pequeñas y medianas). Este pequeño tamaño provoca la debilidad del tejido empresarial andaluz en los mercados globalizados, según reconoció ayer el titular de Innovación, Francisco Vallejo. Ante este panorama, la Consejería ha hecho de la cooperación empresarial una de las cuatro patas de su programa de incentivos a la innovación y el desarrollo empresarial. Esta cooperación incluye desde proyectos para compartir infraestructuras tecnológicas a alianzas y fusiones, con el objetivo de lograr una mayor fortaleza y competitividad con vistas al exterior.

Estos incentivos, así como los destinados a la creación y modernización de empresas, pueden llegar hasta el 65% de la inversión, primando propuestas que cumplan una serie de factores. Entre ellos, estar en parques tecnológicos, que pertenezcan a determinados sectores estratégicos -aeronáutica, agroindustria, biotecnología, el sector metalmecánico, tecnologías de la información y las comunicaciones, sectores emergentes, industrias vinculadas a la cultura, sector energético y medioambiental-, que vertebren la economía de la zona o en los que participen jóvenes o mujeres.

En el caso de los proyectos de I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) -ha de participar una empresa y un equipo de investigación-, las ayudas pueden llegar hasta el 70% de la inversión. Aquí, las propuestas para la generación de nuevo conocimiento o para la aplicación del conocimiento existente son las que optan a mayores incentivos, que pueden primarse en el caso de que participe algún centro público, por ejemplo la universidad. Estas ayudas, necesarias para fomentar que el trabajo de investigación se materialice en patentes, podrían contribuir al aumento de la inversión en I+D, que creció un 54% en 2003, según datos de la Junta, gracias sobre todo al componente privado, que lo hizo en un 70%. Pese a este crecimiento, el gasto en I+D andaluz, el 0,89% del PIB, sigue 0,2 décimas por debajo de la media nacional.

"Si al final conseguimos que haya cien empresas potentes, que facturen entre 20 y 30 millones de euros, habríamos logrado el cambio, unas empresas líderes que marquen el camino a las demás", opinó ayer Vallejo, que presentó la nueva orden a los empresarios en Málaga.

Los incentivos pueden ser tanto a fondo perdido como reembolsables, bonificaciones de intereses, préstamos participativos o capital riesgo. La orden que los regula, publicada en el Boletín Oficial de la Junta el pasado 14 de junio, simplifica la legislación y los trámites existentes, al derogar 15 disposiciones de ayudas anteriores. Según destacó Vallejo, el texto incentiva por primera vez gastos como los de personal, en el caso de I+D+i, o activos inmateriales, como la adquisición de patentes y marcas.

El documento, elaborado con el consenso de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), UGT y CC OO, establece una entrada única para todas las solicitudes, un único órgano gestor (la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía), y un único procedimiento general de tramitación, justificación y de abono. La solicitud se puede presentar de forma electrónica, y la Administración habrá de contestar en el plazo de tres meses, frente a los seis meses anteriores. Además, el pago de los incentivos, una vez justificada la inversión, habrá de producirse también en tres meses.