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Reportaje:CAZA EN EL SISTEMA SOLAR

Diana en el cometa Tempel

El proyectil de la nave 'Deep Impact 1' alcanza su objetivo y provoca una enorme nube de gas y polvo

El proyectil disparado desde la nave espacial Deep Impact 1, de la NASA, chocó ayer contra el núcleo del cometa Tempel 1 haciendo un gran cráter. Las cámaras de la nave captaron un brillante destello en el núcleo cometario y la formación de una nube de gas y polvo que se extendió varios miles de kilómetros, según las primeras estimaciones. Se cumplió así con éxito el objetivo de la misión: hacer saltar el material interno del cometa para fotografiarlo, analizarlo a distancia y saber de qué esta hecho.

Los científicos empezaron inmediatamente a recibir datos del acontecimiento, pero tardarán varios días en tener toda la información, y meses -o años- en analizarla a fondo. El choque se produjo a la 7.52, hora peninsular, y el centro de control recibió la primera imagen cinco minutos después (el tiempo que tardan la radioseñal en recorrer, a la velocidad de la luz, los 134 millones de kilómetros que separan ahora el Tempel1 de la Tierra).

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"En este momento tenemos una nave espacial menos. Se ha vaporizado completamente", dijo Rick Grammier, jefe del proyecto, cuando se confirmó que el proyectil había dado en el blanco, en el núcleo de Tempel 1. "Ahí fuera hay un cometa que se estará preguntando: ¿Qué demonios ha pasado?", añadió Charles Elachi, director del Jet Propulsion Laboratory (JPL), donde se ha desarrollado y se controla la misión. El buen humor se sumó a la euforia y a la emoción de todo el equipo. Inmediatamente después del impacto todos volvieron a sus puestos porque, si bien el proyectil ya no existía, la nave Deep Impact 1 seguía viva, registrando y enviando datos.

El proyectil, que se separó de la Deep Impact 1 el pasado domingo, tomó imágenes hasta 3,7 segundos antes del impacto, enviándolas a la nave para su transmisión a la Tierra. Durante la colisión, la nave estaba en las proximidades registrando y enviando datos, y siguió haciéndolo durante 14 minutos. A continuación se colocó en modo de defensa para protegerse del material lanzado al espacio por el impacto, y luego continuó la observación. En la maniobra se acercó hasta 500 kilómetros del cometa.

Sin carga explosiva

El efecto del impacto con el proyectil (del tamaño de una lavadora y 372 kilos de masa, de cobre reforzado) fue algo similar -aunque a escala mucho mayor- al que haría una piedra lanzada con fuerza contra un montón de tierra, desprendiendo arena en el golpe, pero sin carga explosiva alguna. La diferencia es que un cometa está hecho de hielo en su mayor parte, con polvo y compuesto de carbono. El Tempel 1 tiene forma de patata o de aguacate y mide 14 por 6,5 kilómetros, con una masa estimada de un billón de toneladas.

Unas horas después del impacto, los responsables de la misión mostraron varias fotografías recibidas de Deep Impact 1 y adelantaron algunos datos, aunque advirtiendo que eran preliminares y que tendrían que hacer análisis en profundidad y comparaciones con la información obtenida por otros observatorios antes de poder sacar conclusiones.

Pete Shultz, científico de la misión, presentó unas imágenes en las que se aprecia un círculo muy brillante inmediatamente después del impacto, "un primer fogonazo", explicó, y después un segundo destello, seguido de la formación de una pluma de gas y polvo elevándose desde la superficie del cometa, que alcanzaría varios miles de kilómetros de altura. Esta secuencia de acontecimientos podría deberse a la propia estructura del núcleo cometario, con una capa superficial más blanda y otra más dura debajo.

En cuanto a si se había logrado fotografiar el cráter producido, los científicos del JPL explicaron que tenían imágenes pero que no estaban seguros todavía de si se trataba del cráter o sencillamente de una sombra. Tampoco pudieron precisar, a las pocas horas del impacto, la profundidad y el tamaño del agujero hecho por el proyectil en el cometa.

El efecto del choque en Tempel 1 fue insignificante. Michael A?Hearn, responsable científico de la misión, comentó que habría que hacer un impacto muchísimo mayor que el de ayer para desviar un cometa o un asteroide, una maniobra que pudiera plantearse en el futuro a modo de defensa frente a uno de estos cuerpos que se dirigiera amenazadoramente contra la Tierra.

Entre las decenas de telescopios que han estado siguiendo el cometa desde hace semanas y que ayer estuvieron pendientes del impacto, destaca el telescopio espacial Hubble. En la serie de imágenes qe captó antes y después del choque del proyectil, los astrónomos han calculado que la nube de polvo y gas que rodea el cometa aumentó de tamaño en unos 200 kilómetros. Los restos despedidos al espacio por el impacto se extendieron en forma de abanico hasta unos 1.800 kilómetros, según las imágenes de ese telescopio en órbita.

Destello en el núcleo del cometa Tempel 1, tras el impacto del proyectil de la nave <i>Deep Impact 1</i>.
Destello en el núcleo del cometa Tempel 1, tras el impacto del proyectil de la nave Deep Impact 1.NASA

Medio centenar de telescopios observaron el impacto

La Agencia Europea del Espacio (ESA) felicitó ayer a la NASA por el éxito de la maniobra de la misión Deep Impact 1, destacando la importancia que la información adquirida tendrá para la investigación científica de los planetas. El director científico de la ESA, David Southwood destacó la cooperación internacional desarrollada para la ocasión. La agencia europea contribuyó a la campaña de observación de Tempel1 apuntando hacia el cometa la sonda Rosetta, que se dirige a un cometa, y el telescopio de rayos X Newton XMM, además de las instalaciones ópticas en Tierra que tiene en Canarias. La información captada se irá recibiendo en los próximos días.

En total, se calcula que más de medio centenar de telescopios lo observaron. El choque fue visible en el cielo nocturno desde casi toda América, pero no desde Europa. Pocas horas después del impacto del proyectil, se empezaron a recibir en el centro de control de la misión (en California) datos de observatorios en órbita y en tierra, y la mayor parte de ellos indicaban que se había producido un aumento de la luminosidad del cometa tras el choque.

El Observatorio Europeo Austral (ESO) ha participado activamente en la campaña de observación del cometa y el impacto. El interés científico de la misión es la exposición -por primera vez a la luz- en el núcleo del cometa de material original, inalterado desde la formación del sistema solar, hace 4.500 millones de años, ha explicado Hermann Boehnhardt, astrónomo de la campaña del ESO. Por eso, dice, la información obtenida es como "un mensaje en una botella de la historia remota del sistema planetario".

Desde el Observatorio de Calar Alto, en Almería, la española Luisa María Lara, del Instituto de Astrofísica de Andalucía, siguió ayer el resultado de la misión de la NASA, tras meses de estudio del Tempel 1. El efecto más inmediato de la colisión "ha sido el aumento de brillo del cometa hasta rozar un factor 30, una fuerte emisión de polvo y la posterior aparición de nuevas líneas espectrales no identificadas previamente en otros cometas", explicó, según informa el CSIC.

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