Éxito en el cosmos
Un espectáculo que sobrecoge a la humanidad desde que existe, y forma parte del imaginario de culturas y religiones, es el de los cometas que surcan el cielo nocturno con su cola brillante y luego desaparecen en la negrura. Algunos, para siempre; otros, como el Halley, vuelven al cabo de unos años. Hoy sabemos que son cuerpos pequeños (en términos astronómicos) formados al mismo tiempo que el conjunto del sistema solar, compuestos por hielo y materiales carbonados, que se mueven en órbitas alejadas del Sol, pero que, de vez en cuando, sufren alguna perturbación y se acercan a él. Entonces la radiación solar evapora y expulsa parte de la materia superficial del cometa y la ilumina en lo que aparece como la cola del cometa. Ya ha habido misiones espaciales cerca de uno de estos objetos que han analizado el material expulsado, pero, hasta ahora, no se habían obtenido datos de su interior. Ayer, a las 7,55 de la mañana, hora peninsular, por primera vez, un ingenio humano colisionó con el cometa Tempel 1 tras desprenderse de la sonda Deep Impact 1, que lo había transportado desde su despegue en la Tierra el pasado 12 de enero.
El Tempel 1 es un objeto irregular de una decena de kilómetros de largo por la mitad de ancho, minúsculo comparado con otros cuerpos celestes, pero enorme en relación con el proyectil de unos 370 kilogramos que ha colisionado con él aprovechando que pasaba por su punto más cercano al Sol, como hace cada cinco años y medio. La velocidad del impacto es del orden de 37.000 km/h, lo que supone una notable cantidad de energía, capaz de crear un cráter de dimensiones observables por la sonda que se mantiene cerca del cometa y un chorro de material extraído del interior que será analizado por la sonda y por todos los grandes telescopios espaciales y terrestres. Los cometas fueron esenciales en la conformación del sistema planetario. Es probable que el agua de la Tierra provenga de impactos sobre su superficie de cometas que se deshicieron en el choque y depositaron el líquido de que estaban hechos y probablemente compuestos orgánicos que pudieron ser esenciales para la aparición de la vida. Ésta es una hazaña tecnológica que aportará conocimiento sobre los orígenes de la vida sobre el planeta Tierra.
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