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Tribuna:TRIBUNA SANITARIA
Tribuna
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El tabaquismo se feminiza

Afortunadamente, el pasado 27 de febrero se convertía en ley internacional el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS (CMCT), que fue la primera ley internacional de este organismo. El tratado proporciona las herramientas básicas aplicables para desarrollar una legislación adaptada a la realidad y a la estructura organizativa de cada país. Contempla todos los aspectos implicados en el consumo de tabaco -la agricultura y la economía, el mercado y el comercio, la educación y la salud - y permite mejorar la respuesta de los gobiernos en un momento en que las fronteras han quedado obsoletas con la globalización de los mercados y de las comunicaciones.

Es muy difícil impedir que el mercado del tabaco no vulnere las legislaciones de cada país. El proceso de la OMS ha activado las agendas de la salud pública y la participación ciudadana permitiendo aflorar progresos, coraje y liderazgo para mejorar la salud y salvar vidas. España es uno de los 66 países que lo han ratificado. Nuestro país se ha sumado así al compromiso de superar la mortalidad y enfermedad evitables causadas por el tabaco mediante el proyecto de ley que regula el consumo y la venta de tabaco, el uso en lugares públicos y la publicidad.

Las intervenciones clínicas y comunitarias han sido más efectivas para los hombres; la epidemia se feminiza
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El convenio marco es único, no sólo por ser el primer tratado de Salud Pública de Naciones Unidas o por el unánime y rápido apoyo conseguido para su aprobación y adopción. También es relevante por haber introducido la perspectiva de género. Actualmente se observa un fenómeno común en todos los países del mundo: crece el número de mujeres jóvenes que optan por fumar. La falta de regulación del sector tabaquero favoreció la integración del tabaco en la forma de vida y la expansión de la epidemia en el siglo XX. Detrás de cuestiones como la salud, la situación socioeconómica y patrones culturales se encuentra un factor de suma importancia para el control del tabaco: el factor de género.

Las intervenciones clínicas y comunitarias de las últimas décadas han sido más efectivas para los hombres que para las mujeres. En consecuencia, la epidemia se feminiza. Las chicas de todos los países del mundo buscan en el tabaco alcanzar un supuesto bienestar, imitando a los hombres y lo que emite la publicidad del tabaco. Y esto ocurre cuando las evidencias clínicas muestran que las mujeres fumadoras tienen doble riesgo de sufrir cáncer de pulmón que los fumadores. Además, el tabaco produce en las mujeres una especial dependencia, ya que la transformación de los estrógenos periféricos en catecolestrógenos provoca un incremento de la ansiedad en el sistema nervioso central y eso aumenta el consumo y la dependencia para aliviar la ansiedad.

Por eso durante la negociación del CMCT se insistió en que los programas nacionales integraran la perspectiva de género con el fin de impedir que las mujeres permanecieran invisibles ante los planificadores de la salud pública. Las redes de mujeres reforzaron el texto del tratado, asegurando que la igualdad de género y el liderazgo de las mujeres fueran una parte clara e importante del convenio. Asimismo se acordó la necesidad de que la vigilancia epidemiológica de los países permita el estudio del impacto del tratado también sobre las mujeres. El preámbulo del convenio tiene dos disposiciones específicamente relacionadas con las mujeres: afirma que "es necesario un claro apoyo político para desarrollar en los niveles nacionales, regionales e internacionales medidas de control multisectoriales y respuestas coordinadas", y establece "el derecho de las mujeres a la salud como parte de los derechos humanos así como la necesidad de que las estrategias de control del tabaco permitan responder a los riesgos específicos de género". También pide a los gobiernos que integren plenamente a las mujeres en todos los niveles de decisión política de la implementación y que las estrategias incluyan a las mujeres y la especificidad de género.

Ahora muchas mujeres de todo el mundo estamos trabajando para asegurar que la implementación de este primer tratado de salud pública se interprete y aplique de acuerdo con los intereses de la salud pública.

A pocos escapa que las compañías tabaqueras tienen en las niñas y mujeres el potencial de expansión de su negocio, a quienes bombardean con sus seductores mensajes, sobre todo en los países no suficientemente desarrollados para frenar el impacto.

Las mujeres debemos velar por los planes y mecanismos que España activará para cumplir los requerimientos del tratado de forma modélica, asegurando la mejor calidad de lo que a partir de ahora se haga en nuestro país. Debemos seguir avanzando con firmeza, basándonos en el conocimiento científico. Sabemos que las mejores intervenciones para reducir la mortalidad y morbilidad prematuras por el tabaco son estructurales. La más efectiva y práctica es el aumento de los impuestos del tabaco por encima de la inflación anual, por supuesto habiendo separado el tabaco de la lista de cálculo del IPC.

The Lancet recomienda a los gobiernos un aumento del 50% anual en los impuestos del tabaco para reducir la creciente mortalidad por cáncer de pulmón, el 90% causado por el tabaco, y añade que si la causa del cáncer de pulmón fuera un agente infeccioso, se hubieran destinado millones de euros en campañas para erradicarlo. La siguiente medida es la prohibición total de fumar en lugares públicos. En California las tasas de cáncer de pulmón han bajado seis veces más deprisa con la legislación sobre espacios libres de humo de tabaco, en vigor desde julio de 1998, que en los estados sin legislación.

Vivianne Nathason, responsable de Ciencia y Ética de la British Medical Association declara que las evidencias muestran que las leyes parciales no funcionan, que trabajar en un edificio de la Administración es un privilegio comparado con el riesgo que tienen de enfermar por cáncer de pulmón o sufrir problemas respiratorios o cardiocirculatorios quienes trabajan en un bar.

Por tanto, la legislación debe proteger de la exposición al humo de tabaco a todas las personas, no debe excluir a nadie. Los paquetes de tabaco desprovistos del imaginario de marca pierden atractivo y los jóvenes no se interesan por el producto. El paquete plano y genérico comunica una nueva imagen que se recuerda e influye en la formación de actitudes tanto entre los potenciales nuevos fumadores como entre los potenciales nuevos ex fumadores.

Como ciudadanía también debemos preguntarnos a qué nivel de prevención de muertes prematuras, pobreza y enfermedades por tabaco aspiramos; si deseamos conformarnos con medidas como las aplicadas en Cataluña entre 1990 y 2002, que sólo consiguieron reducir el hábito el 1,6%, o preferimos reducirlo el 12% anual, como Nueva York, mediante la prohibición de fumar en lugares públicos y la aplicación de medidas prácticas de ayuda a la deshabituación. Nosotras, que por naturaleza damos la vida, somos beligerantes en todo lo referente a ganar años y calidad de vida. Por eso apostamos por elevar el nivel de ambición, no nos conformarnos con una reducción del 2% en 20 años cuando algunas intervenciones superan el 10% anual. Son intervenciones sencillas y sin coste económico, que sólo piden voluntad política. Apoyaremos, pues, a todos los gobernantes que apliquen políticas públicas decididas que supongan un frente claro contra el tabaquismo.

Dolors Marín Tuyà y Carme Valls Llobet pertenecen al Observatorio de Mujeres, Salud y Calidad de Vida.

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