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China y Rusia rechazan la injerencia en derechos humanos

Hu Jintao refuerza su cooperación militar con Putin durante una visita oficial a Moscú

Pilar Bonet

China y Rusia rechazaron la injerencia exterior en materia de derechos humanos en una declaración conjunta firmada ayer por sus líderes respectivos, Hu Jintao y Vladímir Putin, en el Kremlin. "No se pueden ignorar los procesos objetivos del desarrollo social en los países soberanos e intentar imponerles desde fuera modelos de regímenes políticos y sociales", señala el documento, dedicado al "orden internacional del siglo XXI".

El texto no mencionaba ningún país en concreto, pero los comentaristas rusos lo interpretaban como una alusión a la política norteamericana de exportación de la democracia y una expresión del temor a su contagio a los países ex soviéticos de Asia Central. "Hay que construir la defensa internacional de los derechos humanos sobre la base de los principios de la defensa inviolable de la igualdad soberana de todos los Estados y la no injerencia en sus asuntos internos", señala la declaración.

Tanto China como Moscú han apoyado al presidente de Uzbekistán, Islam Karímov, tras la represión que causó centenares de muertos en la ciudad de Andiyán en mayo. Tras estos sucesos, Karímov visitó Pekín y Moscú. En ambas capitales, el dirigente uzbeko encontró apoyo por parte de las autoridades chinas y rusas, que, con distintos matices, han asumido los argumentos oficiales de Tashkent.

La cooperación militar chino-rusa salió reforzada de la visita Hu Jintao a Moscú, la segunda que realiza en 2005. China y Rusia realizarán maniobras militares conjuntas por primera vez en mucho tiempo, según anunció el presidente ruso. Antes, Moscú anunció que reanudará la cooperación militar con Tashkent, interrumpida a raíz del establecimiento de dos bases norteamericanas en territorio uzbeko tras el 11-S. Después de la matanza de Andiyán, Karímov, cuya política exterior se ha caracterizado por un zig-zag entre Rusia y Occidente, restringió las actividades militares norteamericanas y prohibió los vuelos nocturnos. Washington respondió trasladando los aviones estacionados en Uzbekistán a bases en Afganistán y en Kirguizistán.

China, como consumidora de energía, y Rusia y Uzbekistán, como productores, tienen intereses económicos comunes. Uzbekistán ha abierto sus puertas a China para que haga exploraciones petrolíferas en su territorio; Rusia planea aumentar la exportación de petróleo y el desarrollo de la exportación de gas y electricidad. A esos efectos, los responsables de la empresa estatal Rosneft y el monopolio de Energía eléctrica ruso firmaron ayer convenios a largo plazo con los representantes chinos.

Moscú sigue, sin embargo, sin ceder a las presiones de Pekín para dar luz verde a la construcción de un oleoducto desde Siberia Occidental hasta China, un plan que quedó congelado tras el encarcelamiento su principal promotor, el magnate Mijaíl Jodorkovski. El comercio bilateral ruso-chino ha aumentado hasta un volumen de cerca de 20.000 millones de dólares anuales y está en plena expansión. La reciente ratificación de un tratado bilateral de fronteras ha puesto punto y final al contencioso histórico sobre los límites de ambos Estados. Putin y Hu Jintao intercambiaron ayer promesas de apoyo a la causa de Moscú en Chechenia y a la de Pekín, en Taiwán.

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El documento firmado ayer condena los esfuerzos dirigidos al "cisma" en los Estados soberanos, la "agitación del odio interétnico", la aplicación de "dobles raseros" y los "intentos de monopolizar la política internacional". "La nueva arquitectura de seguridad debe basarse en el respeto del mismo derecho de todos los Estados", señala el documento. China y Rusia "ayudarán a poner en práctica las iniciativas para formar un sistema global contra los nuevos desafíos y amenazas a la seguridad sobre la base del derecho internacional y bajo la égida de la ONU".

Putin y Hu Jintao pasarán juntos varios días, viajando primero a Novosibirsk, en Siberia, y luego a Astaná, la capital de Kazajistán, donde el domingo se celebra una cumbre de la organización de Shanghai. Esta entidad, en la que participan Uzbekistán, Kirguizistán, Tayikistán, Kazajistán, además de China y Rusia, es uno de los foros de diálogo multilateral surgidos en el espacio postsoviético. En la actualidad, centra su actividad política en la lucha contra el terrorismo, el extremismo y el separatismo. Tras reforzar la dimensión asiática, Putin y Hu Jintao acudirán juntos a la cumbre de países más industrializados en el Reino Unido.

El presidente chino, Hu Jintao (izquierda), y el ruso, Vladímir Putin, en el Kremlin.
El presidente chino, Hu Jintao (izquierda), y el ruso, Vladímir Putin, en el Kremlin.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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