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Reportaje:ÁFRICA, EL CONTINENTE OLVIDADO

El oro de Congo está manchado de sangre

Una empresa surafricana financia a la guerrilla para extraer el precioso metal mientras los muertos se acumulan

Tiene cicatrices en la cabeza, el cuello y los brazos. Un parche cubre parte de su nuca. Ella es una hema, que sobrevivió milagrosamente al intento de decapitación con un machete realizado por milicias lendu. Ambas etnias han matado a mujeres y niños en la guerra que azotó a la República Democrática de Congo (RDC) entre agosto de 1998 y diciembre de 2002. La historia de esta chica la cuenta el informe de la organización Human Rights Watch sobre las violaciones continuas de derechos humanos en la RDC, aunque la guerra terminó oficialmente hace más de dos años.

Sin embargo, no es sólo el abanico de crueldades a las que puede llegar el hombre lo que la horroriza, sino cómo varios empresarios se hacen ricos sacando el oro de la RDC a Uganda, donde el precioso metal es enviado a los mercados de oro de Europa y otros países. El informe de Human Rights Watch, titulado La maldición del oro, demuestra que los únicos que se benefician de la situación son jefes de guerrillas locales y empresas occidentales. Mientras, la población es víctima de matanzas étnicas, torturas y violaciones.

2.000 personas han muerto cerca de la mina que explota AngloGold Ashanti

Human Rights Watch revela que la compañía minera surafricana AngloGold Ashanti, el segundo productor de oro del mundo, pagó a la milicia Frente Nacionalista e Integracionista (FNI) para poder extraer el oro de la mina de Mongbwalu, en el noreste de la RDC, y beneficiarse de la protección de los guerrilleros del FNI para exportar el precioso metal a Uganda. Las demás páginas del informe sólo son recomendadas para quienes tienen estómagos fuertes. Un ejemplo: la descripción de cómo al menos 100 personas fueron obligadas a cavar sus tumbas y luego ajusticiadas con una almádanaEl noreste de la RDC, en concreto el distrito de Ituri y las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, fue una de las zonas más castigada por los cinco años de guerra en el país. Un conflicto local entre los hema y los lendu, que se aliaron con varios grupúsculos guerrilleros -que a su vez eran aliados de fuerzas de Uganda y Ruanda, entre otros- causó la muerte de al menos 60.000 personas desde 1999, según Naciones Unidas.

"Estas muertes son sólo una parte de los cuatro millones de civiles que se cree que perdieron la vida en la RDC, cifra que convierte a este conflicto en el más sangriento desde el final de la II Guerra Mundial", explica el documento de Human Rights Watch.

Las estadísticas del Gobierno de Uganda muestran que las exportaciones de oro han sido de unos 45 millones de dólares al año entre 1998 y 2003, casi el 10% del total de exportaciones, lo que convierte al metal en la segunda exportación en importancia tras el café. Pero las ventas no provienen de la producción local o de importación, que llega a unos 800.000 dólares al año en el mismo periodo. El oro es contrabandeado desde la RDC.

"Hemos constatado que AngloGold Ashanti financia a uno de los señores de la guerra, culpable de terribles actos de crueldad y violaciones a los derechos humanos, para continuar la explotación de una mina de oro", dijo Anneke van Woudenberg, investigadora encargada de la RDC en Human Rights Watch, al dar a conocer su trabajo en una conferencia celebrada en Johanesburgo, en Suráfrica.

Es fundamental que las corporaciones "se aseguren de que sus actividades apoyen la paz y el respeto de los derechos humanos en áreas tan volátiles como es el noreste de la RDC, y no trabajar en contra de ello", agregó Van Woudenberg.

Tras la publicación del informe, la empresa suiza Metalor Technologies, que se abastecía del oro proveniente de Uganda, decidió buscar otra fuente para continuar su trabajo. Un responsable de AngloGold Ashanti aseguró que no continuará con los pagos en el futuro.

Al entregar dinero al FNI, AngloGold Ashanti contravino no sólo los códigos de conducta internacionales para realizar negocios, sino también el código de conducta establecido por la propia empresa. AngloGold admitió que había efectuado varios pagos a la milicia, aunque también precisó que fueron hechos "bajo protesta y presión" y que era "inevitable" tener contactos con los líderes del FNI.

"El Gobierno nunca vendrá a Mongbwalu. Yo soy el que le entregó a AngloGold Ashanti permiso para venir. Yo soy el jefe en Mongbwalu. Y si quiero expulsarlos de aquí, lo haré", dijo Floribert Njabu, dirigente del FNI. Según estadísticas de Human Rights Watch, al menos 2.000 personas han muerto en los alrededores de la mina de Mongbwalu.

La concesión que obtuvo AngloGold Ashanti es de 10.000 kilómetros cuadrados e incluye una de las vetas más ricas del país. Howard Fall, gerente de exploraciones de la compañía, dijo en el Financial Times que se trataba de unas de las últimas vetas "que aún no han sido explotadas con métodos modernos".

"Los esfuerzos para lograr la paz en la RDC corren el riesgo de fracasar a menos que el tema de la explotación de sus recursos naturales y su vínculo con los abusos a los derechos humanos no sean la prioridad", abogó Van Woudenberg, antes de recordar que "los ciudadanos congoleños merecen poder sacar beneficios de su oro, no ser malditos por él"

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