El máximo líder chií tiende la mano a los suníes y les ofrece más poder en Irak
Al Sistani propone modificar el sistema de votación para integrar a la minoría en el proceso
El líder religioso chií más poderoso, Alí al Sistani, indicó el lunes que estaría dispuesto a apoyar cambios en el sistema electoral para dar a los suníes más escaños en el nuevo Parlamento. En un encuentro con un grupo de líderes chiíes y suníes, Al Sistani resumió una propuesta que reemplazaría al sistema empleado en las elecciones del pasado enero, según informó el político chií Abdul Aziz al-Yasiri, presente en la reunión. El cambio en el sistema electoral debe recogerse en la nueva Constitución, cuyo borrador habrá de terminarse el próximo 15 de agosto.
Aunque hasta el momento ha habido poco debate público sobre las condiciones que puede tomar el nuevo sistema electoral bajo la Constitución, el ayatolá Alí al Sistani ha desempeñado un importante papel en el naciente sistema político iraquí y es una voz altamente respetada a la hora de tomar decisiones.
Las elecciones de enero cosecharon una gran participación de los chiíes y kurdos pero fueron boicoteadas por los suníes, que se abstuvieron en su gran mayoría. Con el nuevo sistema, los suníes tendrán garantizado un número de escaños sin importar cuál sea el nivel de abstención. La propuesta que ofrece Al Sistani pretende que los votantes elijan un candidato en cada una de las 19 provincias del país en vez de votar sólo una lista nacional.
Los líderes suníes presentes en la reunión acogieron favorablemente la propuesta. "Esto debería haberse hecho desde el principio", declaró Saleh Mutlak, miembro del Consejo Nacional del Diálogo, un grupo político suní que ha presionado para adquirir un papel más activo en política.
En las elecciones del 30 de enero, los grupos políticos suníes sólo consiguieron 17 de los 275 escaños del Parlamento iraquí. La votación en las áreas dominadas por la minoría suní del país fue extremadamente baja, con amenazas de los grupos insurgentes para quien se atreviera a acudir a las urnas.
Los oficiales iraquíes y estadounidenses aseguran que el sentimiento de frustración entre los suníes, que han gobernado Irak durante décadas, puede insuflar los ánimos de la insurgencia. En los últimos dos meses han muerto unos 1.200 iraquíes y 75 soldados americanos. Los ataques han elevado el temor de que Irak se encamine hacia una guerra civil.
Al iniciarse esta semana, en apenas 24 horas, 10 iraquíes murieron y más de 36 resultaron heridos en diferentes puntos de Irak. En la madrugada del lunes un coche bomba explotó a las puertas de una peluquería en el distrito de Nueva Bagdad y mató al propietario y a un niño de cuatro años. Los barberos están en el punto de mira de los insurgentes porque ofrecen cortes de pelo al estilo occidental. También en el barrio de Nueva Bagdad, el lunes, otro coche bomba acabó con la vida de cuatro iraquíes. Y ayer, al menos nueve iraquíes resultaron muertos en diferentes atentados.
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