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Una monja muere en Rumania crucificada en un ritual exorcista

Una monja cristiana ortodoxa de 23 años, Irina Cornici, ha muerto en un ritual exorcista celebrado en un convento rumano por el pope Daniel Corogeanu, de 29 años, y cuatro religiosas. La policía comprobó la muerte el pasado día 15. Cornici fue encadenada a una cruz y le metieron una toalla en la boca. Pasó seis días sin agua ni comida.

El pope sostiene, en entrevista publicada ayer por Evenimentul Zilei (Noticias de la Semana), que Cornici estaba poseída por los demonios, que era violenta, echaba espuma por la boca y rechazaba el agua bendita. "Los demonios no pueden ser curados con píldoras", dice el pope, que añade que toda la comunidad estaba de acuerdo en que "se trataba del diablo y no de una enfermedad psíquica". Corogeanu afirma que nadie quiso matarla, y que la desataron y le dieron alimento, pero que se desmayó y murió. El pope y las monjas golpearon el pasado domingo a un vicario y a un fiscal que habían acudido al convento. La policía tuvo que intervenir.

"El exorcismo se practica ampliamente en las iglesias rumanas", asegura el redactor jefe del diario Lumea Credintei (Mundo de la Fe).

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