_
_
_
_
_

Un príncipe marroquí apoya a la líder islamista hostil a la corona

La alianza coyuntural desata la ira de intelectuales y diarios oficialistas

Rara vez unas declaraciones han armado tal bochinche. Hace dos semanas, Nadia Yassin, portavoz oficiosa del gran movimiento islamista marroquí, se confesó republicana y poco después el príncipe Mulay Hicham, primo hermano de Mohamed VI, le dio en parte la razón. El surgimiento de este dúo ha desatado un brutal ataque contra periodistas, islamistas no legalizados e incluso, por primera vez, contra un miembro de la familia real.

"La monarquía no está hecha para Marruecos". "Las señales muestran que el régimen caerá dentro de poco". Estas dos frases de Nadia Yassin, hija del jeque Abdesalam Yassin, líder de Justicia y Caridad, el movimiento islamista con mayor capacidad de movilización, han provocado un terremoto.

Nadia Yassin no es la única que, en Marruecos, se ha declarado republicana. Tampoco es la primera vez que aboga por este sistema político. Lo hizo, por ejemplo, en mayo, en la Universidad de Berkeley (California). Su comentario fue reproducido en Marruecos y nadie se ofendió entonces.

En junio la portavoz oficiosa de Justicia y Caridad hizo el mismo pronunciamiento en un semanario marroquí en árabe, Al Uisbuyia al Jadida, y días después el fiscal del rey la acusó de ataque a la monarquía.

Dentro de una semana, Nadia Yassin se sentará en el banquillo del tribunal de primera instancia de Rabat junto con el director de la publicación, Abdelaziz Kukas. Antes quiso viajar brevemente a Barcelona, para asistir al Foro Social del Mediterráneo, pero las autoridades le prohibieron salir del país.

Media docena de periodistas, algunos de los cuales sólo se hicieron eco de refilón de las palabras de la portavoz, han sido también interrogados recientemente por la policía judicial sobre la firmeza de sus convicciones monárquicas.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La hija del jeque achaca este desmesurado frenesí judicial a que su entrevista fue publicada en una revista "en árabe de las que lee el pueblo". Hay otra razón de más peso: el respaldo que le ha brindado el llamado príncipe rojo, Mulay Hicham, primo hermano del rey Mohamed VI. Los primos se profesan aversión.

Indefinición religiosa

En una de sus escasas declaraciones, desde que se exilió voluntariamente en EE UU en 2002, Mulay Hicham asegura que "no hay ningún texto religioso que prefiera un régimen [monárquico] a otro [republicano]". "Creo", prosigue en las páginas de otro semanario, Al Jarida al Ukra, "que Justicia y Caridad es un movimiento político como los demás" y que debe poder participar en la vida política. El movimiento que fundó el padre de Nadia Yassin goza de cierta tolerancia, pero es ilegal porque se niega a reconocer al rey como Comendador de los Creyentes.

La prensa oficialista arremetió primero contra la portavoz, pero cuando el príncipe la apoyó, se quebró un tabú. Varios diarios atacaron entonces, por primera vez, abiertamente, a un miembro de la familia real.

"Mulay Hicham es proclive al régimen republicano envuelto en una salsa islamista", ironiza el diario Aujourd'hui Le Maroc y llama al príncipe el mulá Hicham. La Vie Économique, por su parte, acusó al primo del monarca de haber financiado publicaciones e instituciones para que le ensalcen.

La movilización contra el duo Mulay Hicham-Nadia Yassin no ha sido sólo mediática. Con el título Sí a la democracia, no al caos, unos sesenta intelectuales, algunos de ellos de prestigio, han suscrito un manifiesto en el que rechazan las tesis de la portavoz. Con esta noticia, la televisión ha abierto múltiples telediarios.

Enfrente, la Asociación Marroquí de Defensa de los Derechos Humanos sostiene que Nadia Yassin no puede ser procesada por ejercer su derecho a la libertad de expresión, mientras que el Sindicato Nacional de la Prensa dice otro tanto a propósito de los periodistas inculpados o interrogados.

Esta reacción desproporcionada de las autoridades es, cuando menos, desconcertante. Si basta con tan poca cosa para que "el Estado se considere desestabilizado es que está muy poco seguro de sí mismo", editorializa esta semana el semanario Tel Quel.

Nadia Yassin, portavoz del movimiento islamista Justicia y Caridad.

B. PÉREZ
Nadia Yassin, portavoz del movimiento islamista Justicia y Caridad. B. PÉREZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_