_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El voto devoto

Muchos ciudadanos, casi tantos como en la reciente manifestación contra la negociación con ETA, aunque muy lejos del millón y medio que clamó la enfervorizada lectora del manifiesto final, se movilizaron ayer en Madrid contra la legalización del matrimonio entre homosexuales. Lo más significativo no fue sin embargo el número de manifestantes, importante en todo caso, sino la presencia entre ellos de numerosos obispos, de acuerdo con el apoyo expreso a la convocatoria manifestado por la Conferencia Episcopal. Fueron asimismo significativas las presencias y ausencias de dirigentes del PP, que también la había respaldado.

Es tradicional la obsesión del clero en general, y de los obispos en particular, por los temas sexuales, así como su resistencia a considerarlos una cuestión privada. Pero como se habían abstenido de impulsar movilizaciones por otros temas de mayor relevancia en relación con los derechos humanos, han tenido que sobreactuar para participar en la de ayer. El obispo de Málaga ha llegado a decir estos días, en una pastoral, que, aunque los católicos no son ya objeto de tortura física, sí lo son de "torturas psicológicas, que no son menos dolorosas y graves". Y el portavoz de la Conferencia ha dejado dicho que la Iglesia "nunca se encontró nada parecido en sus 2.000 años de historia". Es significativo que estuvieran presentes 19 prelados (de un total de 78), pero también lo son ausencias como las del presidente de la Conferencia, Blázquez, o los obispos catalanes y el de Sevilla: aunque se opongan a la reforma, no todos consideran que la cuestión sea de las que exigen bajar a la calle.

Más información
Obispos y líderes del PP se unen a la marcha masiva contra las bodas gays
Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

El PP tiene un sector amplio de militantes y votantes que no le perdonaría que se distanciase de los pronunciamientos de la jerarquía eclesial. Problema que no tiene el PSOE con sus votantes creyentes. Eso parece atenazar al partido de Rajoy, que envió a la marcha ni más ni menos que a su secretario general, Acebes, y al portavoz parlamentario, Zaplana, entre otros dirigentes, pero que se abstuvo de acudir. Los pronunciamientos de Rajoy sobre la manifestación han sido vacilantes. Dijo que su oposición a la reforma legal no tenía que ver "con ser creyente o no, sino con que se llame matrimonio" a la unión entre personas del mismo

sexo. Si esa es toda la divergencia, compartida por ejemplo, por el Consejo de Estado, lo normal sería votar en contra, no sumarse a una manifestación contra lo decidido por la mayoría de los diputados.

Un partido que aspira a recuperar parte del electorado centrista cometería un grave error si se convirtiera en la fuerza de choque del sector más obseso del episcopado. Pero hay una evidente dependencia mutua, con derivaciones incluso en medios de comunicación. Por eso, los dirigentes que no fueron a la manifestación se cuidaron de mantener la incertidumbre sobre su actitud y se abstuvieron de cualquier gesto que pudiera serles reprochado por los votantes más devotos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_