Los líderes se pelean por el presupuesto
La Unión Europea tendrá que cuadrar sus cuentas por primera vez para 25 miembros
Los líderes de la Unión Europea vuelven a estar a la greña como cada siete años a cuenta del dinero que cada país aporta o recibe de los presupuestos comunitarios. Tres problemas ponen en peligro el acuerdo que los Veinticinco pretenden alcanzar en la cumbre del 16 y el 17. El primero es el cheque británico, la prebenda de unos 5.000 millones anuales que Londres se resiste a perder con la amenaza de usar el veto. El segundo reside en la exigencia de los ricos, con Alemania al frente, de recortar sus aportaciones. El tercero es el problema español, la brusca pérdida de fondos que España quiere aliviar.
El campo de batalla quedó delimitado a comienzos de 2004 cuando la Comisión Europea puso sobre la mesa su propuesta sobre las Perspectivas de la Unión para el periodo 2007-2013. Cifró el presupuesto para esos años en 943.000 millones de euros, el 1,14% del PIB de la UE. La presidencia de la Unión ha propuesto recortar esa cantidad en casi 150.000 millones para satisfacer a los países ricos, que quieren aportar menos, pero éstos quieren aún más recortes, sobre todo a costa del dinero dedicado a la cohesión, lo que más perjudica a España.
Es la primera ocasión en la que debe pactarse un presupuesto para 25 países. Diez de ellos entraron en el club el año pasado y, al tener una renta por habitante que roza el 40% de la media comunitaria, tienen derecho a percibir generosas ayudas de cohesión. Con respecto al periodo 2000-2006, este capítulo ha aumentado un 30%, cuando el número de personas en regiones menos desarrolladas ha aumentado en un 127% (de 54 millones a 123). Por tanto, hay poco dinero adicional para repartir entre muchos más.
Además, el debate se produce cuando las principales economías europeas, empezando por Alemania, Italia y Francia, arrastran un prolongado deterioro. Por eso, los países contribuyentes netos (Alemania, Francia, Holanda, Austria, Suecia y Reino Unido) se niegan a incrementar sus aportaciones de manera proporcional a la factura de la ampliación. Como consecuencia, son los actuales países beneficiarios del presupuesto comunitario, con España a la cabeza, los que pagan en mayor medida esa factura.
Son éstos los principales frentes abiertos ante la cumbre.
- El 'cheque' británico. Londres se niega a prescindir de la prebenda pactada en 1984 por la que Bruselas le devuelve cada año unos 5.000 millones de su aportación y rebaja así en un 66% su saldo neto negativo. El dinero sale sobre todo de Francia (unos 1.200 millones), Italia (1.100) y España (700), los más beneficiados de la Política Agrícola Común (PAC), de la que apenas se nutre el Reino Unido. Para España, no habrá acuerdo si subsiste el cheque. Luxemburgo propone congelar ese cheque en 2007 a 4.700 millones (la media de los últimos años) y reducirlo después año a año.
Los británicos se niegan y han amenazado con vetar las negociaciones. "El cheque se mantendrá; no vamos a negociarlo", ha dicho el primer ministro británico, Tony Blair, presidente de la UE a partir de julio, que llega reforzado a la cumbre tras haber metido en el congelador su anunciado referéndum sobre la Constitución europea. Blair propone que, en todo caso, se reduzcan las ayudas agrícolas, algo "irrenunciable" para el francés Jacques Chirac, el presidente del país más beneficiado de los fondos de la PAC pactados por París y Berlín desde 2002.
- Alemania dice basta. Como principal contribuyente histórico a la UE, Alemania exige frenar sus aportaciones debido a su delicada situación económica. Con Francia y Holanda, es el máximo defensor de las rebajas generalizadas en el presupuesto y de su flexibilidad.Con elecciones en otoño, será difícil que haga grandes concesiones.
- Los ricos. La presidencia de la UE plantea que se pacte un mecanismo para que los principales contribuyentes netos (Alemania, Holanda y Suecia) sean compensados por el dinero que aportan. La Comisión propuso que se les devuelva el 66% de toda aportación que supere el 0,35% de sus PIB, pero la fórmula no les satisface. "Estamos disgustados con el excesivo saldo que aportamos", ha dicho Jan Peter Balkenende, el primer ministro de Holanda.
- Los nuevos. El 90% de los 75 millones de ciudadanos que entraron en la UE el año pasado viven en regiones Objetivo 1, las que tienen derecho a las ayudas más generosas por tener una renta por habitante inferior al 75% de la media europea. Por eso, todo recorte en el capítulo de Cohesión les afecta negativamente. La presidencia luxemburguesa ha reducido esa partida a 300.000 millones, 38.000 menos que lo propuesto por la Comisión. Los países ricos quieren concentrar esas ayudas en los nuevos socios a costa de España. Hungría y República Checa protestan, además, porque ha sido rebajado el límite de ayudas que puede percibir un país en relación con su PIB (un 4% hasta ahora).
- Italia. El primer ministro, Silvio Berlusconi, ha esgrimido la amenaza del veto con el argumento de que perderá unos 8.000 millones de ayudas destinadas sobre todo a las regiones del sur de Italia.
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