Los pequeños editores celebran el Día de la Bibliodiversidad para hacer oír su voz
Los independientes editan un catálogo que reúne más 10.000 títulos vivos de 56 editoriales
Los bibliodiversos, como se les conoce, explicaron que se han agrupado dentro de la Asociación de Editores de Madrid para "establecer estrategias de lucha contra el aislamiento". Son más de 50, no parecen demasiado aislados y desde luego hacen oír su voz. Ayer celebraron el Día de la Bibliodiversidad, que se inició por la mañana y acabó de madrugada con baile incluido. Han editado un catálogo de 2.260 páginas, en dos volúmenes, con información de 10.340 títulos vivos de 56 editoriales. Lo renovarán periódicamente. "Es una herramienta de trabajo para librerías y bibliotecas", afirmaron.
El Día de la Bibliodiversidad fue instituido hace unos años para difundir los desafíos, demandas y necesidades de los editores independientes de Madrid. "La obra creativa y de calidad no debe estar reñida con la viabilidad económica de nuestras empresas. No hay que olvidar que uno de cada cuatro libros presentes en las librerías españolas está editado por un sello independiente", afirmó Jorge Ruiz, de la editorial Equipo Sirius y presidente de la Comisión de Pequeños Editores.
La edición independiente (o sea, la que no depende de grandes grupos editoriales ni de instituciones, precisaron) representa el 20% de la facturación del sector editorial español.
Federico Ibáñez, de Castalia, explicó que el Catálogo de la Bibliodiversidad ha significado "el bautismo oficial", porque han contado con el apoyo de la Comunidad de Madrid. "Han reconocido así la importancia de la actividad que realizamos". Las iniciativas de los bibliodiversos, afirmó, atraviesan fronteras. En la próxima Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) se celebrará el encuentro Los editores independientes y la bibliodiversidad, del 27 al 30 de noviembre. "El objetivo es el diálogo entre profesionales y establecer una red de editores independientes". Cuenta con el apoyo de la FIL, de la Unesco y de la Alianza de Editores Independientes de Francia, que cuenta con 60 asociados.
Isabel Rodríguez, de la editorial Casariego, anunció el fallo de los Premios de la Bibliodiversidad, que se concedieron anoche a José Javier Lasa Echevarría, de la librería Paradox, y a Álvaro Delgado-Gal, de Revista de Libros. Hubo también un antipremio Libro de Plomo para el Instituto de la Mujer, "por las dificultades y exigencias que plantean en las ayudas a la edición".
Los pequeños editores optaron por hablar de su trabajo de dos maneras. En la mesa redonda 24 horas de la vida de un editor, Isabel Rodríguez, Alejandro Sierra (Trotta), José María Gutiérrez (Ediciones de la Torre) y Juan Casamayor (Páginas de Espuma) explicaron, a través de sus largas jornadas laborales, los principales retos a los que se enfrentan.
En la mesa redonda Autor-editor. Un diálogo abierto, tres editores, Fernando Sáenz (Calambur), Ramiro Domínguez (Sílex) y Juan Serraller (Fundamentos) hablaron con sus autores, Ilia Galán, Pedro Montoliú y Lucía Etxebarría, respectivamente.
Los editores de la primera mesa redonda fueron muy originales al explicar sus 24 horas, pero los problemas y satisfacciones de que hablaron fueron comunes. Son hombres / mujeres orquesta, que tocan todas las teclas, que temen por la "muerte súbita", como dijo Sierra, de uno de sus libros al aparecer el siguiente, que se plantean cómo seducir a los libreros para que retengan el mayor tiempo posible sus libros, de las devoluciones, de las ventas, de las promociones... Rodríguez arrancó cálidos aplausos: llegó a la edición por amor y compagina su intensa vida laboral con el cuidado de sus hijos. Casamayor habló de un equipo editorial, él y su mujer, y al que suman con esperanzas de futuro a su hijo, el Pequeño Editor, que aún va a la guardería. Gutiérrez representó casi mímicamente todos los oficios de un editor. Sierra, como siempre entre la lírica y la ironía, citó las palabras de un entrenador: "Hemos jugado como nunca y hemos perdido como siempre".
Entre el público, el editor preferido de los bibliodiversos, Francisco (Pancho) Pérez González. "Si Pancho está aquí no todo está perdido", dijo Federico Ibáñez. "Tiene más ilusión que todos nosotros juntos", añadió Antonio Huerga (Huerga & Fierro).
Babelia
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