La contraproliferación mejora con la práctica
Un tren circula por la campiña polaca hacia la frontera checa. Entre las docenas de vagones que transportan cargamentos de artículos comerciales y mercancías, hay materiales que se emplean como precursores de armas químicas. Estos materiales parecen estar dirigidos a un fabricante legítimo en Praga. Pero los servicios de inteligencia y los ministros de Exteriores tienen buenos motivos para pensar otra cosa. Se han intercambiado informaciones, y las fuerzas militares y policiales de Polonia y la República Checa están en alerta. En la primera parada dentro del territorio checo, subirán a bordo del tren para inspeccionarlo. La semana que viene, un avión privado, en vuelo hacia el oeste tras despegar de Italia, será interceptado por cazas españoles, después de que se haya recibido una información semejante a propósito de una carga sospechosa.
Por fortuna, estos hechos tan alarmantes no son reales. Son situaciones de entrenamiento que utilizan los participantes en la Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación (ISP), un programa multinacional para detener la difusión de las armas de destrucción masiva en la realidad.
Hoy se celebra el segundo aniversario de la Iniciativa. Con ella, países de todo el mundo, incluidos Estados Unidos y España, están colaborando para reducir el peligro de que caigan armas de destrucción masiva en manos de terroristas, Estados descontrolados u operadores del mercado negro. En los dos últimos años, diversos participantes han realizado 14 ejercicios de interceptación en Europa, Asia y las Américas. Este mismo año, Singapur y Noruega van a organizar actividades relacionadas con la ISP.
En la ISP intervienen ya más de 60 países, y los nuevos participantes son bien recibidos. Los más recientes en incorporarse han sido Argentina, Georgia e Irak. La ISP no tiene -ni necesita- una estructura formal de apoyo, secretaría, cuartel general ni presidencia. Consiste en un acuerdo entre los Estados participantes para emprender acciones concertadas contra la proliferación mediante la cooperación entre los servicios policiales y militares y los ministerios de Exteriores. La declaración de los principios de inhabilitación de la ISP establece los objetivos fundamentales y los métodos de cooperación de la Iniciativa. Todas las acciones emprendidas por los países socios deben atenerse a las leyes, normas y procedimientos nacionales e internacionales. Además, los participantes están estudiando cómo fortalecer los marcos existentes.
La ISP impulsa el espíritu y la letra de la Resolución 1.540 del Consejo de Seguridad de la ONU, que pide a todos los Estados miembros que "emprendan acciones de cooperación" para prevenir el tráfico relacionado con las armas de destrucción masiva. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha elogiado el trabajo de todos los países que intervienen en la Iniciativa, y lo ha destacado como ejemplo del tipo de cooperación que todos los países deberían llevar a cabo para reducir la amenaza de proliferación mundial en la actualidad. Su Informe del Grupo de alto nivel sobre las amenazas, los desafíos y el cambio en 2004 cita la red de contrabando del científico paquistaní renegado A.Q. Khan como recordatorio de la necesidad de emprender nuevas acciones para acabar con el comercio clandestino de componentes para la elaboración de armas nucleares, químicas, biológicas o radiológicas.
El desbaratamiento de la red de A.Q. Khan nos ha enseñado que los proliferadores emplean medidas cada vez más complejas y agresivas para obtener materiales relacionados con las armas de destrucción masiva y sus sistemas de lanzamiento. Con mucha frecuencia utilizan empresas tapadera e intermediarios para obtener armas, equipamiento, tecnología secreta y artículos de doble uso, y ocultan su tráfico ilegal entre el comercio legítimo. Una de las primeras victorias de la ISP -la inhabilitación del BBC China en 2003- demuestra que la cooperación internacional puede detener a los proliferadores e impedir la explotación de vías comerciales fundamentales.
Para el terrorista, la adquisición de un dispositivo nuclear, químico, biológico o radiológico sólo puede significar una cosa: asesinato en masa y destrucción de unas dimensiones mucho peores que las del 11 de septiembre, Beslán, Madrid, Bali, y otros atentados aún frescos en la memoria, combinados. Todos los días, Estados Unidos, España y otros más de 60 países participantes en la ISP colaboran para garantizar que nunca se produzca una pesadilla de ese tipo, ni aquí ni en ningún otro lugar de nuestra comunidad internacional.
Los actuales responsables de Exteriores de EE UU
y España firman por primera vez un artículo
conjunto para apoyar una iniciativa internacional.
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