El Gobierno británico da por muerta la Constitución europea
Tras el fracaso en Francia y Holanda, Blair considera absurdo convocar su referéndum
El Gobierno británico da por muerta la Constitución europea y, por tanto, no quiere convocar un referéndum en el Reino Unido, aún sin fecha, según diversas fuentes. Tras los noes de Francia y Holanda, dos fundadores de la UE, el primer ministro Tony Blair cree imposible ganar la consulta y un absurdo convocarla. Aunque su posición pública es que hay que dejar pasar un tiempo de reflexión, Blair intentará convencer al resto de socios para paralizar las ratificaciones.
El llamamiento lanzado anoche por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, para evitar que cada país tome una decisión unilateral, hace pensar que Londres no anunciará en los próximos días la suspensión de su referéndum. Pero toda la clase política británica considera que ese plebiscito no se celebrará.
El ministro de Exteriores, Jack Straw, que parecía dispuesto a anunciar el lunes la suspensión de la consulta, confirmó anoche que hará ese día una declaración en los Comunes pero se abstuvo de referirse al proceso de ratificación. "El primer ministro y yo hemos dejado claro desde hace tiempo que el Tratado Constitucional es bueno para Gran Bretaña y para la Unión Europea. Pero el veredicto de estos referendos plantea ahora profundas cuestiones para todos nosotros acerca de la futura dirección de Europa", dijo el jefe del Foreign Office. Una declaración abierta a muchas interpretaciones.
Los británicos, tanto el Gobierno como la oposición conservadora y los medios, consideran un absurdo mantener el proceso de ratificación en marcha tras la contundencia del voto negativo en un país del peso de Francia, y en Holanda, país pequeño pero fundador del proceso de integración y, a su manera, uno de los más integracionistas hasta hace muy poco. Pero Blair no quiere que el Reino Unido sea señalado con el dedo por sus prisas para enterrar el cadáver constitucional y espera que sea el Consejo Europeo el que tome una decisión.
"No me imagino a Tony Blair diciéndole a los británicos: 'Francia ha votado no, pero por favor votad sí, aunque por cierto, si nosotros votamos sí los franceses tendrán que hacer otro referéndum y antes de eso es probable que haya que hacer algunos cambios y, por cierto, los cambios que quieren hacer son precisamente aquellos a los que nos resistimos nosotros en la primera vuelta'. Francamente, no lo veo", ha ironizado Stephen Wall, hasta hace poco uno de los principales asesores de Blair en política europea.
Es decir, los británicos sólo serían llamados a ratificar una Constitución que tuviera antes el apoyo francés. Y eso, si es que es posible, sólo parece que podría ocurrir después de las presidenciales francesas de 2007 o después de un largo periodo de distensión, dentro de unos cinco años. Si el Consejo Europeo decidiera mantener en marcha la ratificación, Londres debería esperar entonces a que otros tres países, además de Francia y Holanda, se pronunciaran en contra de la Constitución, con lo que esta quedaría legalmente en vía muerta.
El ex comisario europeo y todavía influyente barón del laborismo, Neil Kinnock, está entre los que han dado públicamente por muerto el tratado constitucional y ha pedido a Blair que concentre la presidencia británica de la Unión en impulsar las reformas económicas que a su juicio necesita la Unión Europea para incrementar el empleo y la prosperidad.
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