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CRISIS EN EUROPA | Nuevo Gobierno en Francia

Villepin convivirá con Sarkozy en el Gobierno

El presidente Chirac anuncia una "movilización nacional" para luchar contra el paro

Para salir de la profunda crisis política que ha dejado el rechazo en referéndum de la Constitución europea por un 55% de los votos, el presidente Jacques Chirac aceptó ayer la dimisión del jefe del Ejecutivo, Jean-Pierre Raffarin, y nombró para sustituirle una especie de Gobierno bicéfalo con Dominique de Villepin de primer ministro y Nicolas Sarkozy como "ministro de Estado", número dos del Ejecutivo. En un mensaje a la nación, Chirac pidió "unidad" a los franceses y admitió lo que muestran todos los estudios sobre la votación del pasado domingo, que el no se impuso donde hay paro y que el principal problema de Francia es el desempleo. Chirac anunció una "movilización nacional" para hacerle frente. "Tenemos que ganar la batalla del empleo", dijo.

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La jornada comenzaba temprano. Poco después de las ocho, tras 37 meses aguantando como fusible de la política gubernamental en Hôtel Matignon, Raffarin entraba con semblante algo tenso en el palacio del Elíseo llevando un sobre en la mano: su carta de dimisión. Casi una hora más tarde reaparecía sonriente y visiblemente aliviado junto al presidente Chirac, que le despedía con todos los honores.

El ya ex primer ministro volvía a la sede del Gobierno para hacer una larga declaración, a modo de balance, de su paso por el Ejecutivo. Un protocolo inédito que venía a visualizar el aprecio y el agradecimiento del presidente por este hombre "de la Francia popular" que se consumió a fuego lento sin chistar.

Minutos después llegaba la noticia: Chirac había decidido nombrar a Dominique de Villepin para sustituirle. Acto seguido, desde el partido gubernamental, se filtraba la sorpresa: el presidente de la gubernamental Unión por un Movimiento Popular (UMP), Nicolas Sarkozy, sería el "ministro de Estado" y titular de Interior, auténtico número dos del Gobierno. Poco después de las cuatro de la tarde, De Villepin llegaba a Hôtel Matignon para el traspaso de poderes y permanecía con Raffarin durante más de media hora, tras lo cual el ya ex primer ministro salía de la sede del Ejecutivo.

De Villepin, de 51 años, hasta ayer titular de Interior, tuvo su momento de gloria en 2003, cuando como jefe de la diplomacia francesa protagonizó la sesión de la ONU en la que se opuso a la guerra de Irak. Sarkozy ocupa la presidencia de la UMP y fue ministro del Interior y de Economía.

Aparte de De Villepin y Sarkozy se desconoce cuál será la composición del nuevo Ejecutivo, que podría ser anunciado entre hoy y mañana. Según fuentes de la UMP, Sarkozy conservaría la presidencia del partido, lo que refuerza enormemente su posición.

Todos los analistas consideran explosiva la combinación de estos dos políticos, pero a ambos les tocará encontrar el remedio al malestar social manifestado por los franceses en los últimos tiempos y que tomó forma en el no del pasado domingo. El desempleo estructural que padece Francia desde hace décadas es la principal causa de este malestar. Todos los estudios muestran que el no fue ampliamente mayoritario allí donde hay mayor paro y donde se están produciendo deslocalizaciones de empresas.

La campaña del referéndum también puso en evidencia la fractura social que divide a Francia entre las élites y una clase popular cada vez más empobrecida e irritada. En este sentido, De Villepin no parece ser el bálsamo que esperan los que votaron no. Tampoco Sarkozy, aunque por otro motivo; su declarado liberalismo, un término convertido en insulto durante la campaña por la Constitución europea, supone un desafío a la variopinta coalición que se opuso al Tratado Constitucional.

En su discurso, Chirac reconoció que el rotundo no a la Carta Magna "ha abierto un periodo de dificultades e incertidumbres" para Francia y Europa, aunque en su opinión el resultado del referéndum no es un rechazo a Europa sino una "demanda de acción" y de "resultados" a los poderes públicos. El empleo, añadió, "será la prioridad" y exigirá una "movilización nacional". Para combatir el paro o la precariedad laboral el único criterio, según Chirac, "es la eficacia".

El presidente pidió a "todos los interlocutores sociales" que colaboren en este objetivo teniendo en mente el "interés nacional". Francia "no tiene el modelo anglosajón", dijo, sino un modelo social que "no es sinónimo de inmovilismo". "Podemos ganar la batalla del empleo y seguir siendo nosotros mismos", añadió.

Chirac anunció entonces que había pedido a Sarkozy que se uniera al nuevo Gobierno y que éste había aceptado, pero no precisó qué cartera ocuparía y en qué condiciones. "Asumiré mis responsabilidades y mi deber", declaró Sarkozy por la mañana a los diputados de la Unión por Movimiento Popular (UMP) en la Asamblea Nacional, reunidos por el presidente de la Cámara en una comida. "¿Qué diríais si decidiese mirar cómo el barco se hunde?", añadió según filtró la emisora pública France Info.

Críticas por todos lados

Las críticas a este intento del presidente de manejar la crisis llovieron de todos lados, a excepción de la gubernamental UMP. Para la dirección del también debilitado Partido Socialista (PS), no es más que "un juego de sillas" y un ascenso de quien aconsejó a Chirac en 1997 la disolución del Parlamento que propició la victoria socialista.

Para Arnaud de Montebourg, uno de los socialistas por el no, se trata de un "error histórico". De Villepin es alguien, añadió, que "no sabe lo que quiere decir el sufragio universal y que no se ha cruzado en la vida con un elector", que ha pasado toda su vida entre "embajadas y palacios presidenciales y no conoce su país, sino sólo sus honores".

Noël Mamère, de Los Verdes, que pidió el en el referéndum, insistió en el adelanto de las elecciones legislativas. Para él, el tándem de "los hermanos enemigos" Sarkozy y De Villepin es "inverosímil". El soberanista de derechas Philippe de Villiers, también partidario del no, consideró que nombrar como primer ministro a "un jerarca del a la Constitución, que los franceses han rechazado", es una "negación de la democracia".

Jean-Pierre Raffarin abandona la residencia oficial del primer ministro francés acompañado de su esposa.
Jean-Pierre Raffarin abandona la residencia oficial del primer ministro francés acompañado de su esposa.EFE

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