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Reportaje:

El Quijote, de un tirón

Señales de tráfico de vías preferentes mostrarán 52 máximas del hidalgoLa Concejalía de las Artes mostrará en el Conde Duque el texto íntegro de Cervantes en una pantalla única de 14 por 36 metros

El patio central del Cuartel del Conde Duque, emblema de la Concejalía de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, registraba ayer una actividad inusual. Un grupo de trabajadores se afanaba laboriosamente en montar una hilera de vigas metálicas consecutivas, de color granate oscuro, hincadas sobre el suelo. Cada una de ellas medía la altura de una casa de cinco pisos, casi 15 metros. Lo curioso era que los operarios procedían de San Fernando de Henares, que ayer mismo celebraba su fiesta patronal. Un ujier municipal, mientras movía de un lado a otro la cabeza, comentaba entre dientes: "Tiene que ser muy gordo lo que hacen, para trabajar el día de su fiesta".

Y tan gordo. Los trabajadores fernandinos se aplicaban en instalar un bastidor metálico de 26 toneladas de peso para colgar de él un libro de una sola pieza, acaso el más grande del mundo: 36 metros de longitud por 14 metros de altura. Pero no se trataba de un libro cualquiera, sino del texto íntegro, erratas incluidas, de la edición príncipe, de 1605, de El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Ha sido ampliado hasta tales dimensiones para homenajear la obra del impar alcalaíno y permitir a cada madrileño o forastero que lo contemple, convertirse en lector andante, de corrido, de las 291 líneas que ocupa la universal novela así gigantescamente dispuesta. En otro patio contiguo se prepara una instalación del Quijote en clave audio.

El proyecto lo ha llevado con extrema discreción, desde octubre pasado, un equipo creado desde la Concejalía de las Artes, que rige Alicia Moreno, y del que forman parte arquitectos, matemáticos, tipógrafos, incluso el catedrático Florencio Sevilla, cervantista que ha preparado la edición.Los retos acometidos han sido de gran complejidad, pero en la Concejalía de las Artes el equipo ha hallado la libertad de acción necesaria para hacer realidad su idea.

El proyecto y la dirección son de Eduardo Scala y Juan Alberto García de Cubas, artista y arquitecto; a Nacho Asensio y a José Ignacio Viñals les correspondió calcular una pauta para encajar, legiblemente y sobre una superficie única, las 186.230 palabras -1.022.873 caracteres con espacios- que componen el texto íntegro. Tras el cálculo, la impresión de tan ingente número de signos se hizo a dos colores, señaladamente negro, más rojo, sobre una lona de PVC opaco, fijada mediante un cordaje especial a los bastidores metálicos granates que los operarios fernandinos instalaban ayer en el Conde Duque.

El tamaño de las letras del texto del Quijote decrece: mide 64 centímetros arriba, a 14 metros de altura; abajo, frente a las espinillas del espectador, se alza sólo 6,4 centímetros. El texto resulta, así, legible a cualquier distancia.

Rasgo muy singular del megatexto cervantino es su tipografía: digitalizada por José María Cerezo y Chema Ribagorda, ha sido elegida la misma que, sobre tipos ideados en 1780 por el gran impresor Joaquín Ibarra, compusiera el alemán Richard Gans un siglo después. Se trata de caracteres en caja baja para el relato, singularizados por su austera castellanía y por la sencillez sucinta de su trazo. Los arranques de cada capítulo van en versalitas de elegante perfil y grácil peso, con credenciales para embellecer la tan roma y rutinaria tipografía informática.

Para que el lector andante pueda localizar una selecta cincuentena de sentencias lapidarias del hidalgo manchego, los ideadores del proyecto han previsto desplegar un sistema de ubicación que se asienta sobre dos coordenadas, renglón y regla, cuya conjunción permite hallar cada una de las máximas. Mapas-guías van a ser distribuidos entre los visitantes del Conde Duque. Estos, para buscar con serenidad la frase elegida mediante una lupa, dispondrán también de un par de bancos. Sus formas son las de las letras d y q, que nombran el proyecto madridquijote. Las iniciales de Don Quijote, al ser invertidas, se convierten en la b y la p, asociables a baciyelmo y Panza.

Las pruebas preliminares se hicieron a escala, sobre sábanas de 1,5 metros por 5 metros. Las principales dificultades técnicas a resolver consistieron en hallar, primero, un formato único y fidedigno, expresivo y legible a distancia, para incrustar tan prolongado texto; el cálculo lo consiguió; luego, había que encontrar una firma capaz de realizar su impresión; Sanca asumió el reto.

Las posibilidades expresivas de esta instalación, insólita en Madrid, también saldrán a la calle: las 52 máximas seleccionadas de otros tantos capítulos van a ser fijadas en tríadas o cuadernas a 291 señales de tráfico distribuidas por vías preferentes.

La inauguración al público del magno libro está fijada para el próximo 7 de junio. En tal fecha, la maestría en hacer visual cualquier objeto, que Cervantes procuró tanto a los lectores de su obra, quedará de esta guisa en su honor acrecentada.

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