El diálogo en Colombia con los 'paras' queda al borde de la ruptura

El diálogo de paz entre el Gobierno de Colombia y los grupos paramilitares se encuentra en la cuerda floja después de que el presidente Álvaro Uribe ordenara la captura de Diego Fernando Murillo, líder de uno de los grupos de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), por considerar que violó el cese de hostilidades. Mientras, en Caquetá, al sur, ayer eran enterrados tres de los cinco ediles asesinados el martes por la guerrilla.

El sangriento atentado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) conmocionó Puerto Rico, población situada en el borde la Amazonia. Los atacantes abrieron fuego en el ayuntamiento, asesinando a cuatro concejales y a un funcionario municipal.

A la vez, la zozobra se vive en el norte del país por la inestabilidad en que ha quedado el proceso de paz tras la decisión del Gobierno de no aceptar las violaciones de cese al fuego por parte de los paramilitares. En el departamento de Córdoba continuaba el operativo para capturar a Diego Fernando Murillo. Don Berna, como se le conoce, es uno de los negociadores de las Autodefensas.

La fiscalía acusa a Don Berna, de 52 años, de ser el autor intelectual del asesinato, en abril, de un político de Córdoba y de dos personas más. La orden de captura tiene en la cuerda floja este proceso que se inició hace un año y que ha sido duramente criticado, pues los para no han cumplido su promesa de cese el fuego. La orden dada por Uribe es detenerlo "dentro o fuera" de la zona en la que se desarrolla el diálogo: la población cordobesa de Santa Fe de Ralito.

Con helicópteros, aviones y más de 400 hombres, la policía continuaba ayer inspeccionando los algo más de 400 kilómetros cuadrados de esta zona especial. Pero desde el martes, extraoficialmente se daba como un hecho que el comandante para ya había huido. "Fue una huida anunciada", comentó el congresista de Izquierda Democrática Gustavo Perto. "Desde que se creó esta zona, los paramilitares allí concentrados tenían prevista la ruta de salida", comentó a este periódico un conocedor del proceso.

Don Berna es uno de los hombres más poderosos de las AUC y con más vínculos con el narcotráfico. En su juventud fue guerrillero, luego pasó al narcotráfico y después se vistió de paramilitar. Tiene cuatro frentes a su mando. Uno de ellos, el Cacique Nutibara, que actuaba en Medellín, la segunda ciudad del país, se desmovilizó en octubre de 2003. Más de 800 hombres entregaron sus armas. Ese día, el país vio por primera vez la cara de Don Berna, un hombre conocido en Medellín como el sucesor de Pablo Escobar -jefe del poderoso cartel de Medellín, muerto en diciembre de 1992-. Don Berna continuó controlando las bandas delictivas de la ciudad. Su poder quedó demostrado el miércoles: mediante amenazas, las bandas bloquearon durante varias horas el transporte público.

Ayer el obispo de Montería, Julio César Vidal, mediador en el proceso de diálogo, pidió una fórmula alternativa para salir de la crisis. Para él, la salida de Don Berna de la mesa sería muy grave "por el poder que tiene en la organización".