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REFERÉNDUM EUROPEO | Mensaje del presidente

Chirac intenta frenar el desastre de la Constitución

El presidente francés quema su último cartucho con un mensaje a la nación por el 'sí'

Francia se prepara para decir no el domingo al tratado constitucional europeo, y la clase política trabaja ya en el escenario del día después. En el campo del se instala el desánimo, y en el del no, cierta perplejidad. Los sondeos de ayer situaban el rechazo a la Carta Magna en un 55% (Ipsos) y en un 54% (TNS-Sofres). El presidente, Jacques Chirac, gastó ayer su último cartucho y se dirigió por cuarta vez a la nación, esta vez en el formato del discurso solemne televisado. "Se trata del futuro de Francia", les dijo. Y advirtió: "Los europeos percibirán el rechazo del tratado como un no a Europa, y se abrirá un periodo de incertidumbre y pesimismo". No habrá plan B, reiteró: "Europa quedaría averiada en busca de un consenso imposible".

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Desde el palacio del Elíseo, con el fondo verde de un exuberante jardín; de pie, para transmitir dinamismo, Chirac protagonizó un curioso cierre de campaña en el que faltaba el adversario, pero estuvo mucho más convincente que en sus tres anteriores apariciones. Prometió "un nuevo impulso a nuestra acción", o lo que es lo mismo, un cambio de Gobierno después del referéndum, y les dijo a los franceses que la decisión que tomen el domingo "no es de derechas ni de izquierdas, ni consiste en censurar al Gobierno". Chirac abordó uno a uno los argumentos más utilizados por la campaña del no. Votando sí, dijo, Francia "será más influyente" porque aumentará su número de votos. El tratado incorpora "nuestro modelo social", es "una respuesta frente al riesgo de deslocalizaciones" y reconoce "nuestros servicios públicos".

La Constitución francesa, recordó, "ha sido modificada para que cualquier ampliación -y pienso en Turquía- acceda a la Unión Europea sin que sea aprobado en referéndum". La Carta Magna, añadió el presidente francés, "es la respuesta de Europa a la globalización" y "rechazar el tratado será vivido por los europeos como un rechazo a Europa y abrirá un periodo de incertidumbre y pesimismo".

Pero todo parece indicar que, pese a la intervención de ayer, la apuesta de Chirac de someter a referéndum la Constitución europea se ha vuelto en su contra.

Criterios ultraliberales

El intenso debate en el que se ha sumergido la sociedad francesa durante las últimas semanas -"un debate democrático ejemplar", reconoció ayer Chirac- sólo parece haber servido para convencer a la gran mayoría de la Francia asalariada que la Europa que se les propone en la Constitución traerá consigo un importante deterioro de su calidad de vida, establecerá criterios ultraliberales en el mercado laboral y derivará en un progresivo adelgazamiento de las redes de protección social, sea sanitarias, de pensiones o, en general, de los servicios públicos.

La encuesta de TNS Sofres publicada ayer por Le Monde vuelve a dejar claro -esta vez aún con mayor margen- que serán los votantes socialistas los que inclinen la balanza hacia el no. Un 59% rechaza la Carta Magna, contra un 41% que la aprueba, pese a que la postura oficial del partido, tomada tras una votación interna, es favorable al sí. En el centro-derecha, la mayoría gubernamental está claramente en favor del sí; un 80% de los electores de la Unión por la Democracia Francesa (UDF) y un 75% de los de la Unión del Movimiento Popular (UMP) votarán a favor del Tratado Constitucional.

Pero si al voto de más de la mitad de los socialistas se le une el de los comunistas (89% por el no), el de los verdes y otros partidos ecologistas (56%) y también el del ultraderechista Frente Nacional (90%) o el de quienes los sondeos definen como "sin preferencia política", que se pronuncian en un 69% por el no, el resultado final tiene que ser por fuerza un rechazo mayoritario a la Carta europea.

Esto parece claro entre la clase política. En la derecha ya han empezado las escaramuzas por ocupar el espacio que quede libre el lunes. Dominique de Villepin se ofrece como primer ministro y Nicolas Sarkozy, tal vez escaldado porque cree que los rumores sobre sus problemas conyugales provienen del entorno de Chirac, le recuerda que nunca se ha sometido a una votación popular.

Para Chirac será un fracaso y una mala manera de salir del poder, pero donde realmente se palpa la desolación es en el campo socialista. El ex presidente del Gobierno español Felipe González acudió a una comida con periodistas en compañía de varios pesos pesados del PS, como el ex presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.

Para González, en Francia, "la fractura vertical entre derecha e izquierda no es tan importante como la línea de ruptura horizontal, que atraviesa los partidos políticos, entre modernizadores y reaccionarios, entre progresistas y bonapartistas". Si Francia dice no, añadió, "no habrá Constitución europea".

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