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Reportaje:

Un hospital británico utiliza un 'robot cirujano' para un trasplante de riñón

La máquina, dirigida con unos mandos por el médico, elimina las irregularidades del pulso

Javier Sampedro

Un equipo del Guy's Hospital de Londres ha trasplantado un riñón de donante vivo con la ayuda de un robot cirujano llamado Da Vinci. El robot fue utilizado para la extracción del riñón de la donante, que luego fue trasplantado al paciente por medios convencionales. Ahora mismo hay 210 robots Da Vinci en el mundo, la mayoría en Estados Unidos, donde el año pasado se utilizaron en 20.000 intervenciones quirúrgicas. Pero la extracción de un órgano de donante vivo para trasplante es una operación mucho más precisa que las habituales hasta ahora.

La operación londinense se llevó a cabo hace tres meses. Pauline Payne, de 55 años, aceptó donar un riñón a su actual novio, Raymond Jackson, de 59. "La idea de usar un robot me pareció muy interesante", declaró ayer Payne a la BBC. "En ningún momento me sentí asustada ni aprensiva".

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Da Vinci, desarrollado a finales de los noventa por la firma norteamericana Intuitive Surgical, no es un sustituto del cirujano. No es autónomo, ni puede programarse para actuar por su cuenta. El cirujano se sienta al lado y maneja dos mandos con las manos mientras ve en su pantalla, en tres dimensiones, el interior del cuerpo del paciente. Lo que hace el robot es traducir esas acciones del médico en unos movimientos similares pero mucho más precisos, eliminando las irregularidades del pulso y desmultiplicando la amplitud del recorrido. Si lo desea el médico, un movimiento de cinco centímetros de su mano puede traducirse en otro de medio milímetro en el bisturí.

Estados Unidos tiene en uso 180 robots Da Vinci. Hay otros 30 repartidos por el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Rumania, Suecia, Bélgica, Dinamarca, Austria, Suiza, Canadá, Japón, India, Singapur y Arabia Saudí. Cada robot cuesta un millón de euros.

La tecnología de este robot es un perfeccionamiento de la cirugía mínimamente invasiva, o laparoscopia, en la que los grandes cortes de bisturí de la cirugía convencional se sustituyen por tres o cuatro pequeños orificios para introducir una cámara de vídeo y el instrumental quirúrgico. El orificio para sacar el riñón es algo mayor (seis centímetros), pero aun así mucho menor que el corte convencional.

Da Vinci tiene las mismas ventajas que la laparoscopia: los posoperatorios son mucho más cortos, se pierde menos sangre, se requiere menos anestesia, se reduce el riesgo de infección y se minimizan las cicatrices.

La principal aplicación de Da Vinci ha sido hasta ahora la extirpación de próstata (8.000 intervenciones en EE UU en 2004). Pero el robot se puede usar para cualquiera de las intervenciones que se pueden hacer ahora por laparoscopia. En teoría, también sirve para operar a distancia.

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