"La UE decide en Turquía el futuro de Europa"
Es el más joven de los ministros del Gobierno islamista de Ankara y su nombre suena con fuerza para dirigir, a partir del próximo 3 de octubre, las negociaciones para la adhesión de Turquía a la UE. "Empresario cien por cien, antes que político", confiesa, y educado en EE UU, Alí Babacan, de 38 años, representa a una nueva generación de líderes turcos que sigue rezando cinco veces al día, como prescribe el Corán, mientras controla la inflación por debajo del 10% por primera vez en 30 años y hace circular desde este año nuevos billetes con seis ceros menos.
Recién llegado de Ankara para participar hoy en Madrid en la V Conferencia Anual UE-Turquía, Babacan concedió ayer una entrevista a EL PAÍS, en la que, de entrada, quiso dejar patentes los logros económicos del Gobierno dirigido por el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, quien le puso al frente de las reformas económicas en Turquía, donde, como el mismo admite, "no es exagerado hablar de un 50% de economía sumergida". "Después de una década de inestabilidad política y económica, con un crecimiento anual medio del 2% del PIB, estamos creciendo ahora por encima del 9%", asegura el ministro, que hasta su entrada en el Gobierno, en 2002, dirigió la empresa textil de su familia en Ankara. "Durante ese periodo, la inflación media anual era del 70%, y ahora se sitúa en el 9,3%". "El paro", sostiene, "apenas supera el 10%, a pesar de que cada año se incorporan entre 500.000 y 700.000 personas al mercado de trabajo".
"Desgraciadamente, Turquía es un asunto de política interna en Francia y otros países"
Babacan reconoce que aún queda mucho trabajo por hacer en el campo de la economía en Turquía. "Hasta ahora, nos hemos centrado en las reformas políticas para acercarnos a Europa. Ahora sabemos que nos queda un largo camino por recorrer. El proceso de transformación de nuestra economía llevará algún tiempo, pero la negociación va a servir para anclar nuestra economía en Europa y esperamos cumplir al final de la negociación con los criterios de convergencia de Maastricht", pronostica con optimismo.
Así, asegura que el turismo, con 20 millones de visitantes esperados este año, es más que una fuente de ingresos para Turquía: "Los europeos quieren saber más sobre Turquía, hay una creciente curiosidad sobre nuestro país. En realidad hay una gran brecha entre la percepción que se tiene sobre Turquía y su realidad. Una forma de cerrar esta brecha es mediante contactos más frecuentes, ya sean de turismo, de negocios... Necesitamos una buena estrategia de comunicación para poder contar las realidades de Turquía a la sociedad europea. El proceso de negociación no puede ser sólo de convergencia, de ajuste, sino también un proceso de comunicación para que los europeos nos conozcan".
Al ministro de Economía turco le preocupa el resultado del referéndum del próximo día 29 en Francia.
"Bueno, el panorama no parece tan malo ahora como hace algunos meses. Pero no es éste el referéndum que más nos preocupa, sino el que tiene previsto hacer en el futuro sobre Turquía. Desgraciadamente Turquía se ha convertido en un asunto de política interna en Francia y en muchos otros países. Tenemos que afrontar esa realidad. Pero ésa es una decisión que se tendrá que tomar dentro de 10 años, o más. Y de aquí a diez años puede haber diferentes líderes, una nueva generación de votantes en muchos países", advierte.
"Nosotros no tenemos nada que perder en este proceso, mientras Turquía completa su proceso de cambios. Una Turquía más estable va también en interés de la UE: de su estabilidad, de su seguridad. Después del 11-S existe una gran necesidad de cambios entre los vecinos de la UE: el norte de África, Oriente Próximo, Asia Central. Es algo crucial. Si podemos hacer de un país de población musulmana, aunque con un sistema laico, un país democrático, con los mismos niveles que los países occidentales, con una sociedad y una economía abiertas, estable, muchas cosas pueden cambiar en la región", reflexiona antes de predecir que con "Turquía no se trata de tomar una decisión sobre un nuevo país miembro, sino sobre el futuro de Europa. ¿Qué clase de Europa queremos? ¿Un club pequeño, cerrado y exclusivo? ¿O un lugar donde se produzca un encuentro entre culturas y etnias? Ésa es la cuestión".
Para Babacan, la situación sobre la partición de Chipre, donde hay 30.000 soldados turcos desplegados en el norte de la isla desde 1974, ha cambiado tras el referéndum de la ONU del año pasado: "Los turcochipriotas, que apoyaron el sí son la parte constructiva, mientras los grecochiopriotas rechazaron la reunificación".
"¿Un nuevo juicio para Ocalan?", se pregunta en voz alta al ser preguntado sobre la revisión del proceso contra el líder de la guerrilla separatista turca, Abdulá Ocalan, encarcelado a perpetuidad por terrorismo y traición al Estado. "Sin duda la apertura de un nuevo proceso va a generar algunos problemas internos. Pero el Gobierno turco tiene las ideas muy claras: Turquía va a cumplir sus compromisos internacionales con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La decisión de este tribunal cuestiona más el proceso formal que su contenido. No si esa persona es culpable o no del delito de terrorismo. Cumpliremos nuestros compromisos internacionales".
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