Más científico que marino
Mutriku celebra el 200º aniversario del fallecimiento de Cosme de Churruca en la batalla de Trafalgar
A las tres de la tarde del 21 de octubre de 1805, una bala de cañón barre la cubierta del navío de la Armada Española San Juan de Nepomucemo y alcanza de lleno a su capitán, el almirante Cosme Damián de Churruca y Elorza, nacido en Mutriku en 1761. El guipuzcoano se mantiene en pie a duras penas, mientras grita "Esto no es nada, siga el fuego". Poco después, fallece desangrado, su barco se rinde ante la Armada británica y se cumple su famosa sentencia: "Si llegas a saber que mi navío ha sido hecho prisionero, dí que he muerto". Un fin heroico para un marino que fue más un científico que un militar y de quien ahora su localidad natal celebra el 200 aniversario de su muerte con un rosario de actos que convierten a Mutriku en la referencia turística de la costa vasca de este 2005.
Las investigaciones científicas se realizaban entonces desde la Armada
Por tradición familiar, Churruca estaba destinado a ser funcionario real, sí, pero en tierra. Su padre era escribano de Carlos III y se estableció en Mutriku, aunque provenía del interior. Sin embargo, quiso el azar que la familia adquiriera, pocos años después de nacer Cosme, la torre de Arrietakua, que había sido propiedad del insigne marino Antonio de Gastañeta, almirante y constructor naval. El pequeño Churruca se encontró con una interesante biblioteca, una buena colección de instrumentos de navegación, globos terráqueos... todo un mundo de aventuras que espolearía su inclinación por el mar y el estudio, además de afianzar su vinculación con Mutriku.
"Es cierto. Aunque se marchó muy joven a estudiar a la Academia de Guardamarinas de Cádiz, la ingente correspondencia que mantuvo con su familia muestra la permanente añoranza por su pueblo natal durante toda su vida". La historiadora Dolores González-Ripoll es una de las principales conocedoras de la vida del almirante guipuzcoano y ha tenido acceso al correo que envió a su familia desde sus diferentes destinos. Tal es el amor de Churruca por su pueblo que, en un periodo de descanso, llega a ser alcalde de Mutriku. "Estuvo poco tiempo, pero llevó a cabo medidas importantes en cuanto a la higiene del municipio: hasta estableció un sistema de recogida de basuras", recuerda esta investigadora del CSIC.
González-Ripoll ofreció el pasado martes una conferencia en Mutriku. Practicamente inauguraba el programa de actos que hasta el mes de octubre convertirán a Mutriku en la referencia imprescindible sobre Churruca en este 2005. Se observará al marino desde distintos enfoques. Por ejemplo, el próximo jueves 19 de mayo, la conferencia que dictará José Gregorio Fernández Cayuela, de la Universidad de Castilla La Mancha, tratará de llevar al terreno del ser humano que también era Churruca el comportamiento del capitán de la San Juan Nepomucemo durante la batalla de Trafalgar. Y el 26 de mayo, Jesús Astigarraga Goenaga, de la Universidad de Zaragoza disertará sobre Cosme de Churruca y la dimensión marítima de la Ilustración vasca.
Astigarraga es uno de los pocos estudiosos que trabajan en la reivindicación de los marinos vascos del XVIII en la ciencia de su tiempo. "Resulta imprescindible poner de relieve la contribución que realizó junto a otros marinos de origen vasco y miembros de la propia Sociedad Bascongada en la modernización de diferentes disciplinas científicas poco usuales en la España de su tiempo", recuerda el profesor de la Universidad de Zaragoza.
A diferencia de Francia o Inglaterra, la Corona española no tenía una Academia de las Ciencias. La investigación se realizaba desde la Armada. Y las colonias de ultramar requerían buenos expertos en el estudio de la cartografía, la construcción de barcos y otras artes navales. Churruca será uno de los principales, tanto que en un viaje a París es recibido por el emperador Napoleón que le entrega un estuche de sables que todavía conserva la familia en Arrietakua.
Estos aspectos y otros se podrán seguir en la exposición Cosme de Churruca, hijo del mar y de las luces, que se inaugurará el 1 de julio en el Palacio de Zabiel de Mutriku, donde se mostrarán retratos, documentos, mapas, libros, instrumentos de navegación etc., procedentes de colecciones tanto públicas como privadas. Muchos de estos objetos pertenecen a la familia Areilza Churruca, que los conservan en la torre familiar, auténtico museo que mantiene el espíritu mobiliario de aquel fin del XVIII. Ya en agosto, la cita será el curso Cursos de Verano de la UPV Cosme Damián Churruca y otros marinos vascos ilustrados en Trafalgar, dirigido por el Museo Naval de San Sebastián.
Churruca murió heroicamente, lejos de su Mutriku natal que tanto llevó en su memoria. La distancia y la crueldad de su muerte se compensa con el reconocimiento que le brindó la Armada inglesa (eran otras guerras) y la gloria literaria y artística que le ha inmortalizado en estos últimos dos siglos de la mano de los escritores Pérez Galdos y Pérez Reverte y el pintor Álvarez Dumont, autor de la trágica Muerte de Churrruca que se exhibe en el Museo del Prado. Más información en www.churruca2005.com.
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