La nueva entrega de 'La guerra de las galaxias' moviliza a millones de seguidores

A juzgar por la cola que espera pacientemente en Los Ángeles la llegada de la última entrega de La guerra de las galaxias, La venganza del Sith, la Fuerza sigue acompañando a George Lucas incluso cuando este visionario está a punto de poner fin a una de las sagas más taquilleras de la historia del cine.

Se trata de una relación de 28 años entre el realizador, de 61, y millones de espectadores por todo el mundo. Un grupo de seguidores que hasta la fecha se han dejado en la taquilla internacional 2.675 millones de euros para seguir las aventuras de Luke Skywalker y Obi-Wan Kenobi, han comprado más de 7.000 millones de euros en mercancía relacionada con los filmes y se han repartido más de 130 millones de copias en DVD de los cinco títulos disponibles hasta la fecha. Todos ellos esperan el próximo 19 de mayo el estreno mundial de La guerra de las galaxias, episodio III: La venganza del Sith con una frase que recuerda al título de la primera entrega de la saga: "Una nueva esperanza".

En Londres se agotaron las entradas para la única maratón de 'Star Wars'

La nueva y única esperanza es que Lucas no les decepcione, y a juzgar por las críticas difundidas en la prensa estadounidense tras los primeros pases de prensa, su deseo se verá cumplido. La revista Time, que en su último número dedica la portada al fenómeno Star Wars, asegura que el público podrá respirar con tranquilidad. "Lucas ha encontrado la destreza para hacer un espectáculo entretenido con vigor y seriedad, una película que recupera y mantiene la Fuerza fílmica con la que soñó en tiempos remotos".

The Hollywood Reporter asegura que tras ver esta entrega está claro que ha merecido la pena. "Y no hace falta añadir que la taquilla internacional se medirá en cientos de millones de dólares", agrega la crítica. En Variety, Brian Lowry le dedica un comentario mucho más personal al decir que se siente satisfecho con esta conclusión a un fanatismo que lleva en la sangre "desde que era un imberbe".

Sin necesidad de esperar a leer la opinión de la crítica, aunque sobreexcitados por una campaña promocional valorada en 74 millones de euros (cifra que se aproxima a los más de 90 millones de euros en los que está presupuestada la cinta), los seguidores de La guerra de las galaxias han demostrado su pasión. En Estados Unidos, la empresa Fandango, la principal compañía del país de venta de entradas de cine por anticipado, ha confirmado que La venganza del Sith está alcanzando cifras récord. En Londres, las entradas para el único maratón de Star Wars previa al estreno mundial de la última cinta, prevista para el 16 de mayo, y que incluye los seis títulos, quedaron agotadas a los pocos minutos de salir a la venta. Lo mismo ocurrió con los pases para la proyección benéfica de La venganza del Sith de ayer en el cine Mann Village de Westwood (California). Pese al exorbitante precio de 79.000 euros por persona (incluido el acceso a la fiesta privada Maestro Jedi, sólo reservado para 50 espectadores), las entradas se agotaron instantáneamente, lo mismo que las más baratas -a 800 y a 400 euros- para el mismo acto bautizadas Amigos de la Fuerza.

Finalmente, Lucas parece haber asumido que, haga lo que haga, siempre será el creador de La guerra de las galaxias. Incluso, en un inusual guiño a sus seguidores, se ha dado un minúsculo papel secundario en esta última entrega como el Barón Papanoida y aparece brevemente en una secuencia que transcurre en la ópera, con la cara pintada de azul.

Pero incluso ahora que ha aceptado su papel en el universo de Star Wars, Lucas sigue hablando de aprovechar su despedida para desempolvar proyectos pequeños y artísticos que lleva macerando desde hace años. Pero los únicos proyectos que están sobre la mesa siguen conectados con La guerra de las galaxias, entre ellos, las dos series que confirmó en la última convención Star Wars, en Indianápolis, una de ellas de animación digital y otra de imagen real, ambas transcurren entre el final del Episodio III y el comienzo del Episodio IV.