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Reportaje:

Forzar la voz en una sociedad ruidosa

Uno de cada cuatro enseñantes sufre trastornos vocales a causa del sobreesfuerzo

La voz humana es el factor de comunicación por excelencia y, para muchos, también es un importante instrumento de trabajo. Sin embargo, según datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL), en torno al 5% de la población general de los países industrializados sufren algún tipo de patología vocal que requiere la atención del especialista. Los expertos sostienen que vivimos en sociedades ruidosas y vertiginosas, con gran contaminación acústica, que obliga a forzar la voz más allá de los límites y capacidades de cada persona.

"Los importantes avances de los últimos años en los métodos diagnósticos y en una cirugía mucho menos cruenta y más conservadora han sido dos logros trascendentales para que la población se preocupe y consulte mucho más por los problemas vocales o disfonías. La mayoría de éstos surgen porque no conocemos ni sabemos manejar nuestras limitaciones ni capacidades fonatorias y forzamos la voz muy por encima de nuestras posibilidades", explica Carlos Suárez, presidente de la SEORL.

El 5% de la población de los países industrializados sufre trastornos de la voz

Los niños son, según este especialista, uno de los grupos de edad más vulnerables, porque suelen emplear un tono de voz alto al hablar, además de gritar y forzar la voz de otras formas. "El 30-40% de los chavales padece alguna vez un trastorno vocal, sobre todo en la época de la pubertad y más en los niños que en las niñas. La patología más frecuente, que afecta hasta el 80% de los casos, son los nódulos en las cuerdas vocales", explica.

En la población adulta, sin embargo, la franja de edad de mayor prevalencia de los procesos vocales se sitúa entre los 25 y 45 años. Los profesores de colegios son el colectivo profesional más susceptible para sufrir disfonías o trastornos de la voz. Aproximadamente, el 22,5% de esos trabajadores sufre patología vocal, problema que en este grupo representa la primera causa de baja laboral. Cantantes, locutores, periodistas, presentadores y animadores la sufren en menor medida, fundamentalmente porque tienen la ayuda de expertos.

Ignacio Cobeta, secretario de la ASEORL y catedrático de otorrinolaringología de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), indica que la voz es un instrumento maravilloso de comunicación humana y de expresión artística, "pero tiene unas posibilidades limitadas de uso que dependen de cómo se sepa utilizar y de la capacidad de cada persona para el habla".

La mayoría de las veces las causas de las disfonías o trastornos se deben a un mal uso y abuso vocal, es decir, al sobreesfuerzo, indica Ignacio Cobeta, secretario de la ASEORL y catedrático de otorrinolaringología de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).

Cantantes, actores y otros profesionales educan la voz durante su formación para afrontar el esfuerzo que les exige su profesión. Para ellos la capacidad de resistencia es de dos horas diarias por término medio, mientras que para el resto de la población el margen se amplía hasta las cuatro horas diarias.

Las disfonías más frecuentes son las funcionales, por un mal uso de la voz, que se traducen en ronqueras y afonías, y las anatómicas, en las que se presupone una lesión en los órganos fonatorios, sobre todo nódulos y pólipos en la cuerdas vocales. También existen disfonías de origen traumático (accidentes, golpes, objetos punzantes, instrumentación médica) o psicógenas (producidas por impactos psicológicos, como neurosis, miedos o conductas hipocondriacas).

La voz es especialmente lábil a las emociones y sensible a agentes agresivos como la falta de sueño, el ruido ambiental, el tabaco, la contaminación o la sequedad del ambiente. Los expertos aconsejan un sueño restaurador de al menos seis horas diarias, mantener una buena hidratación mediante el aporte de litro y medio de líquidos al día, no fumar ni beber en exceso alcohol y cafeína, no hablar atropelladamente agotando el aire de los pulmones, no elevar innecesariamente el tono de voz y evitar los ambientes ruidosos, prevenir la tos y el carraspeo, evitar las tensiones emocionales y hablar lo mínimo ante cualquier trastorno vocal.

A juicio de Cobeta, el tratamiento de las disfonías se asienta sobre tres pilares: medicación, rehabilitación y cirugía: "Muy a menudo los problemas se pueden resolver corrigiendo los malos hábitos de emisión vocal mediante técnicas rehabilitadoras de relajación laríngea y de emisión de voz utilizando todos los recursos fonatorios".

La logopeda María Jesús Gomis, dirigiendo uno de los ejercicios destinados a fortalecer la voz.
La logopeda María Jesús Gomis, dirigiendo uno de los ejercicios destinados a fortalecer la voz.RICARDO GUTIÉRREZ

MARÍA JESÚS GOMIS - Logopeda: "No sabemos utilizar correctamente nuestros órganos fonatorios"

No sabemos utilizar correctamente nuestros órganos fonatorios, de ahí que forcemos la voz y aparezcan los problemas", asegura la logopeda María Jesús Gomis, coautora con Paloma Acero del Manual práctico de tratamiento de la voz. La logopedia es una disciplina que se ocupa de ciertos trastornos del lenguaje, el habla y la voz. "Con nuestro trabajo", explica Gomis, "pretendemos intervenir en el campo de los problemas vocales, lograr que el paciente aprenda a sacarle el máximo partido a la voz sin esfuerzo y sin dañarla. La gran mayoría de nuestros pacientes son personas que la fuerzan porque no saben cómo manejarla adecuadamente".

El mal uso degenera a menudo en complicaciones que, sin ser necesariamente patológicas, requieren la ayuda de un profesional. "A nosotros", dice, "acuden personas que les falta el aire y se cansan al hablar, que tienen sensación de cuerpo extraño y sequedad extrema de garganta. Una de nuestras estrategias es enseñar a relajarse, para así poder relajar cuello, hombros, mandíbula inferior, lengua y velo del paladar. Se trata de una serie de ejercicios encaminados a relajar la musculatura externa de órganos no fonatorios. Otro aspecto fundamental es aprender a controlar la respiración. El aire es el elemento energético de la voz y debemos saber controlarlo, para no quedarnos sin resuello y no terminar las oraciones gramaticales largas".

Existen también otros ejercicios que ayudan a aumentar la fuerza del soplo, y que se van complicando a medida que se avanza en el aprendizaje. "Hasta aquí trabajamos sin voz y luego empezamos a emplear la voz cantada, que nos exige más implicación. Hay ejercicios de impostura, para colocar correctamente la voz, esto es, que el sonido vibre fuera de la garganta con el menor esfuerzo y el respaldo de la respiración abdominal", dice.

"Nuestros tratamientos exigen tiempo, mucha disciplina y practicarlos también en casa. Los pacientes deben saber que, si son constantes, acabarán mejorando notablemente. Los niños, que siempre gritan, y los adolescentes y jóvenes, que trasnochan, beben, cantan y fuerza la voz, son especialmente vulnerables y frecuentemente, también indisciplinados". La indicación de rehabilitación de la voz mediante técnicas de logopedia debe realizarla, según Gomis, el otorrinolaringólogo.

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