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Cristino de Vera pinta "la lentitud espiritual"

El artista canario exhibe los 15 lienzos y los 32 dibujos que ha donado al IVAM

Ferran Bono

Cristino de Vera (Santa Cruz de Tenerife, 1931) hace tiempo que ha renunciado a vender sus obras a través de galerías de arte. "He sido un francotirador que me he mantenido al margen del mundo mercantilista de las galerías", manifestó ayer en la presentación de la exposición Esencia y fugacidad, que reúne los 15 lienzos y 32 dibujos que ha donado al IVAM. De Vera busca en sus pinturas una "lentitud espiritual" que se compadece mal con la "velocidad del mercado".

Premio de las Artes Plásticas 1998 y considerado por algunos especialistas como un "anacoreta de la pintura", Cristino de Vera explicó que su obra persigue "el silencio, el trabajo oculto y la música secreta", para lo que necesita un "ritmo lento de trabajo". Busca en sus lienzos y dibujos "una lentitud espiritual" y "una capacidad de concentración" similar al trabajo que caracteriza al arte japonés, porque "la velocidad del mercado va en contra de la esencia del arte, del misterio", que ha de mantener.

Su estilo se ha ido depurando, despojándose de todo lo accesorio, hasta alcanzar formas cada vez más desnudas, reduciéndose las figuras a lo esencial, muy lejos de las grandes formas de sus primeros años. Una taza, dos velas, un cráneo, son algunos de los motivos de los cuadros que exhibe el IVAM hasta el 3 de julio. El dolor, la muerte, la soledad son los temas que han marcado la trayectoria del pintor, que prefiere donar sus obras al Monasterio de Silos, al Gobierno canario o al IVAM antes que venderlas en las galerías.

Fue Rafael Sierra, comisario de la exposición junto a Raquel Gutiérrez, quien interrogó a este "poliédrico artista" sobre los motivos por los que no trabaja desde hace unos años con galerías de arte. El pintor recordó que los marchantes ya no son como los de antes, como "Vollard", por ejemplo, el que fue también amigo de Picasso. "Al principio había más idealismo" en el mundo de las galerías, una condición que se ha ido perdiendo "porque se ha mercantilizado demasiado, aprovechando los medios de difusión". De modo que las galerías de arte desarrollan una actividad "que a veces sí incluye artistas que valen, pero otras muchas veces se trata de autores que desaparecen en el ritmo del mercado".

Cristino de Vera se ha mantenido al margen de los grupos y corrientes predominantes desde la posguerra. En sus creaciones se reconocen influencias de la tradición trágica barroca y en sus procesos creativos las prácticas de meditación de mística cristiana y oriental", apuntó Sierra.

"El arte es una forma de rezar y de expresar un sentimiento de religiosidad indefinido, sin un dios con nombre declarado", comentó De Vera. "Necesito pintar como un ejercicio espiritual. Los artistas de todas las épocas hablan de rapto de la inspiración, de momentos en que no son del todo conscientes de lo que hacen. Son momentos de éxtasis, en los que el artista es un médium", agregó.

Obra contradictoria

El comisario calificó de paradójica e incluso contradictoria la obra de un artista, amante del clasicismo, que, sin embargo, también asistía a las inauguraciones de la rompedora galería La Máquina Española. Se trata, no en vano, de un artista de "mil caras", en el que es posible percibir el aliento moderno, agregó Sierra. "Es un eslabón entre lo clásico y lo contemporáneo", concluyó.

Admirador de El Greco, Zurbarán, Monet, Cézanne, Rothko o Pollock, Cristino de Vera lamentó, por el contrario, los aspectos negativos, sobre todo en el "el campo humano", de artistas como Warhol, Dalí, "y no digamos Duchamp", a causa del "gran perjuicio" que han ocasionado "a la historia del arte".

Tras conocer la popularidad en la década de los sesenta, Cristino de Vera siguió una trayectoria discreta, una suerte de exilio interior, hasta que en 1998 le concedieron el Premio Nacional de Artes Plásticas. También la exposición de 1996 del Reina Sofía contribuyó a sacar de una especie de exilio interior a este artista cuyo "trabajo nace de la austeridad y la poesía, y se sostiene en una iconografía muy personal que siempre conduce a una reflexión espiritual", indicó la directora del IVAM, Consuelo Ciscar.

Con motivo de la exposición, el IVAM ha editado un catálogo que reproduce todas las obras y contiene varios artículos sobre Cristino de Vera.

Cristino de Vera, ayer en el IVAM de Valencia.
Cristino de Vera, ayer en el IVAM de Valencia.JOSÉ JORDÁN
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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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