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La ofensiva insurgente causa 130 muertos en cuatro días

Al menos 24 iraquíes perecieron ayer en seis ataques suicidas con coche bomba en Bagdad y Mosul. Se trata de la jornada más sangrienta desde la formación, el jueves, del nuevo Gobierno de Irak, dirigido por el primer ministro, Ibrahim al Yafari. En los últimos cuatro días han perdido la vida más de 130 personas en diversos atentados. Catorce murieron ayer en la capital en cuatro explosiones diferentes, una de ellas en Karrada, uno de los barrios más céntricos, comerciales y concurridos de Bagdad. En Mosul, otros dos atentados causaron la muerte de cuatro iraquíes, entre ellos un niño.

La ofensiva de la insurgencia se ha intensificado; el de ayer fue el peor día desde la presentación del nuevo Gobierno: 12 coches bomba han explotado en Bagdad desde el jueves, una media de tres al día. En abril han muerto en diversos ataques 567 iraquíes, un incremento del 48% respecto a marzo. Un soldado británico resultó muerto en Amara, en el sur de Irak, según confirmó el Reino Unido. Desde el inicio de la guerra, en marzo de 2003, han muerto 87 soldados de este país. No hay noticias del ciudadano australiano secuestrado el domingo, pero el Gobierno de su país ha anunciado que no cederá al chantaje y no retirará sus tropas.

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En el terreno político hay avances importantes tras semanas de empantanamiento. Al Yafari acordó ayer con los representantes de la comunidad árabe suní, que representa el 20% de la población iraquí, la entrega de seis ministerios, pacto que permitirá que la toma de posesión se celebre el jueves. El objetivo es conseguir su participación en el juego político tras su boicoteo de las elecciones del 30 de enero y lograr que dejen de alimentar, política o militarmente, la lucha armada.

Pasado baazista

Los líderes chiíes aceptan la incorporación de suníes en el Gobierno, pero exigen que sus candidatos carezcan de un pasado baazista. El ex primer ministro Ayad Alaui, chií y ex baazista, reincorporó a la Administración a numerosos funcionarios depurados en los primeros meses. EE UU apoyó esta política al considerar que podía ayudar a desmontar la insurgencia, que ha frenado todos los esfuerzos de reconstrucción.

Muchos en Irak piensan que la gran baza para acabar con la violencia -el jordano Abu Musab al Zarqaui, jefe de Al Qaeda en Irak, renovó ayer sus amenazas contra el primer ministro Al Yafari en un comunicado en Internet- es la retirada de las tropas extranjeras. El consejero de Seguridad Nacional iraquí, Muafaq al Rubai, sorprendió ayer en la CNN al anunciar que esas tropas "comenzarán a retirarse a gran escala probablemente a mediados del próximo año". El número de fuerzas implicadas en el repliegue dependerá, según Rubai, de la formación de las nuevas fuerzas iraquíes

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